LIBRE PARA PERDONAR: de nuestra hermanita Natalie

por **Evangelista** Mar 28 Oct 2014, 11:33 pm

LIBRE PARA PERDONAR

Por Natalie Gajardo | Coordinadora Desafío Global//

LIBRE PARA PERDONAR: de nuestra hermanita Natalie Dscf4863

Fue cuando hacíamos un programa en el Centro de Día para personas en situación de calle cuando él se acercó, un hombre que lucía firme, de unos 70 años. Comenzamos a conversar y él me contó que venía de un círculo de personas que estaban seguras de no necesitar a Dios porque lo tenían todo. Entonces comencé a contarle que el Reino de Dios no se trata de la autorrealización sino de arrepentimiento y perdón de pecados.

—Mire señorita…Sé de lo que está hablándome. Yo soy un teniente retirado del ejército, me jubilaron porque estuve involucrado en la violación de derechos humanos para el régimen militar en nuestro país —me dijo mientras me miraba fijamente.

Comenzó a contarme detalles específicos y crueles acerca de su pasado, él había estado a cargo de 30 militares, había asentido la muerte de muchos chilenos en su tiempo como teniente y había visto de cerca la tortura. “El perro” lo llamaban en sus tiempos, por su decisión y coraje.

—Debe ser difícil vivir con tanta culpa —le dije con la garganta un poco apretada.

Comenzó a contarme detalles específicos y crueles acerca de su pasado, él había estado a cargo de 30 militares, había asentido la muerte de muchos chilenos en su tiempo como teniente y había visto de cerca la tortura [...] —Debe ser difícil vivir con tanta culpa —le dije con la garganta un poco apretada.

—No, señorita, para nada… Dígame usted ¿Pude yo hacer algo? La situación fue muy complicada para todos —me dijo mientras comenzaba a justificarse.

—Crecí en una familia escuchando historias acerca de la tortura, la prisión y la clandestinidad, las despedidas forzadas y lo difícil que fue para todos —le dije— Mi abuelo fue un exonerado político y en más de una ocasión alguien cercano me contó una historia sobre el golpe llorando —continúe.

—No debí contarle esto, debe ser difícil para usted —me contestó— Y comenzó a justificarse de nuevo.

—Quiero…—lo interrumpí mientras se justificaba— Que usted sepa… —le dije mientras apoyaba mi mano en su hombro— que lo perdono, que no tengo rabia en contra suya, que lo perdono por haber encubierto tanta maldad, por haber sido testigo de la tortura, por haber causado tanto daño, lo perdono, no con mis fuerzas, porque no podría. Pero no puedo condenarlo, no después de haber conocido la Gracia de Dios. —Yo estaba a punto de llorar.

—No siga, que me emociona —me dijo mientras trataba de contenerse las lágrimas. —Voy a seguir, porque necesito decirle que lo que usted necesita no es mi perdón, es el perdón de Dios -le conteste y comencé a presentarle el evangelio.

Después de una larga conversación pudimos orar juntos. Me dio un abrazo, las gracias y se fue… Y al terminar el día, “el perro” me recordó a la historia de Jesús y la mujer adúltera en el libro de Juan capítulo 8:3- 9:

Entonces los escribas y los fariseos le trajeron una mujer sorprendida en adulterio; y poniéndola en medio, le dijeron: Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en el acto mismo de adulterio. Y en la ley nos mandó Moisés apedrear a tales mujeres. Tú, pues, ¿qué dices? (…) Y como insistieran en preguntarle, se enderezó y les dijo: El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella. Pero ellos, al oír esto, acusados por su conciencia, salían uno a uno.

¡He sido perdonada! ¿Cómo podía yo condenar a “el perro”; Estando en la misma condición de pecaminosidad y juicio que él antes? No podría haber hecho mi juicio moral, la Gracia del Señor me impide lanzar la piedra del juicio y la condenación moral; al verme libre de condenación solo puedo mirar a Jesús y dejarle esta situación a él…Él único justo. Mi oración es que “el perro” tenga un encuentro con la Gracia del Señor y liberándolo del juicio Jesús pueda decirle: Ni yo te condeno; vete, y no peques más.

Amén- P.D. Gracias mi hermanita Nataliee, por compartirnos tan bello mensaje- T.queremos