¿ PODEMOS ESTAR SEGUROS ?

[Invitado]

Ha transcurrido ya algún tiempo desde que tuvo lugar el gran acontecimiento de tu conversión, y el gozo de tu salvación ha empezado a verse ensombrecido por las primeras nubes de la duda.
La alegría que siguió a tu decisión por Cristo ha menguado; el calor del entusiasmo que produjo en ti la perspectiva cristiana ha sufrido un pequeño enfriamiento; el cambio en tu conducta no ha sido quizá tan radical como esperabas y, por el contrario, sientes como si resucitarán en ti impulsos y tendencias que considerabas muertos para siempre.

Todo esto te lleva a dudar, te preguntas: " ¿ Puedo estar seguro de que realmente soy salvo ? ".

Un examen de nuestra fe puede ser muy saludable, el mismo apóstol lo recomienda ( 1 Corintios 13:5 ).
Pero debemos hacerlo siempre a la luz de la palabra de Dios y no guiados por nuestros prejuicios o sentimientos; de otro modo, puede sernos perjudicial.

Muchas personas, eminentemente religiosas, pero imbuidas de prejuicios sin base bíblica, consideran que es arrogancia y soberbia afirmar que podemos estar seguro de nuestra salvación.
Tal idea esta en pugna con las Sagradas Escrituras, las cuales nos enseñan que es posible no solo ser salvos, sino saber que lo somos.
El apóstol Juan declara enfáticamente en uno de sus escritos: " Este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna y esta vida esta en su hijo, el que tiene al hijo tiene la vida; el que no tiene al hijo de Dios, no tiene la vida, estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del hijo de Dios para que sepáis que tenéis vida eterna " ( 1 Juan5:12-13 ).

El apóstol Pablo, después de hacer una exposición maravillosa de la salvación cristiana, declara con tono de triunfante seguridad: " Ahora, pues, ninguna condenación hay para los  que están en Cristo Jesús " ( Romanos 8:1 ).

Si tú has empezado a dudar de tu salvación es porque quizás miras demasiado a ti mismo y demasiado poco a tu salvador, o porque da mas atención a tus sentimientos que a su palabra.
Pedro camino con firmeza sobre las aguas del mar de Galilea mientras se mantuvo mirando a Jesús, tan pronto como volvió sus ojos hacia las olas, empezó a hundirse.
Shalom

[Invitado]

CIMIENTOS INCONMOVIBLES

La salvación del cristiano, desde el principio hasta el fin, es obra de Cristo.
Por nuestros méritos y esfuerzos no podemos ni obtenerla ni retenerla.
El fundamento hondo y estable de nuestra seguridad no radica en lo que nosotros hacemos a nuestro favor.
Y del mismo modo que nos convertimos por la fe en Cristo, así por la misma fe nos mantenemos, nuestros sentimientos relativos a la salvación pueden variar y, sin duda, varían.
Hay momentos cuando sentimos muy intensamente el gozo del señor, en otras ocasiones nos sentimos deprimidos y tristes, unas veces parece que volamos en alas de la fe, otras diríamos que nos arrastramos bajo el peso de dudas y temores, estos altibajos, esas oscilaciones, ese flujo y reflujo de los sentimientos no son, por lo general, experiencia que deba alarmarnos.
Si la depresión no es consecuencia de algún pecado conocido y encubierto, no es grave, y no debe preocuparnos excesivamente, no hay nada mas voluble e inconstante que los sentimientos del corazón humano, bien dijo el señor por boca de Jeremías: " Engañoso es el corazón " ( Jeremías 17:9 ).

Afortunadamente no son los cambiantes sentimientos de nuestra alma los que salvan, sino Cristo, y El es inmutable, " el mismo ayer, hoy y por los siglos " ( Hebreos 13:8 ).
Nuestra misma fe puede debilitarse, pero El, " habiendo amado a los suyos, los amo hasta el fin " ( Juan 13:1 ).
Nuestras palabras y nuestras promesas de lealtad pueden fallar, como fallaron las de Pedro ( Mateo 26:35, 69-75 ), pero la palabra del señor permanece para siempre, " El cielo y la tierra pasaran dijo El, mas mis palabras no pasaran " ( Mateo 24:35 ).

¿ Y que nos enseña sus palabras ? ¿ Que debemos seguir incondicionalmente a un salvador que no asegura nuestra salvación ? En modo alguno.
He aquí una de sus declaraciones mas rotundas: " De cierto, de cierto os digo, el que oye mis palabras y cree al que me ha enviado tiene vida eterna " ( Juan 5:24 ).
No dice " El que cree en mí podrá llegar a tener vida eterna ", sino " tiene ", ni dice " pasara ", sino " paso " de muerte a vida.
Desde el momento en que creemos, nuestra salvación es un hecho consumado, aunque a partir de ese momento deba ir desarrollándose.
Dudarlo, ¿ que significaría ? Tildar a Jesús de mentiroso ¿ quien se atreverá a ello ?.

Quizás objetaras que el temor tuyo nace precisamente de que, aunque crees, tu fe es vacilante y débil, ¡ pero crees ! Pues basta para tener la seguridad de que eres salvo, el señor Jesucristo nunca enseño que aceptaría solo al que creyera mucho o tuviera gran fe en El.
A un padre atribulado dijo: " si crees - a secas, al que cree todo es posible ", el hombre, cargado de dudas, exclamo: " ¡ creo, ayuda mi incredulidad ! " ( Marcos 9:23-24 ), y Jesús atendió a su suplica.

A las palabras de Cristo debemos añadir las consecuencias de algunos hechos que ya expusimos en el primer capitulo.
Dijimos que Dios nos ha regenerado, " siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre " ( 1 Pedro 1:23 ).
Si la semilla es incorruptible y eterna, así debe serio la vida que produce.
" Todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos son dadas de su divina potencia, por el conocimiento de Aquel que nos ha llamado por su gloria y virtud, por las cuales nos son dadas preciosas y grandisimas promesas para que por ellas fueseis hechos participantes de la naturaleza divina "
( 2 Pedro 1:3-4 ).

En el fenómeno espiritual de nuestra conversión, no solo nos infunde Dios una nueva vida, sino que nos dota de una naturaleza nueva.
Todo esto es mucho mas permanente de lo que nosotros mismos nos podemos imaginar, una vida y una naturaleza que procede de Dios y que Dios mismo sostiene por " su divina potencia " no pueden desvanecerse así como así, y por lo tanto no deben depender de las azarosas fluctuaciones sentimentales de nuestro corazón.

También dijimos que Dios nos ha hecho hijos suyos y, sin duda, creemos que mientras somos sus hijos somos salvos.
Bien, ello equivale a decir que dudar de nuestra salvación es dudar de que somos hijos de Dios.
Y esta duda, ¿ no revelaría por nuestra parte un concepto muy pobre del padre celestial ? Cuando Dios nos adopta en calidad de hijos, no juega, lo hace con carácter definitivo.
Seria anomalía mental creer que solo somos hijos de nuestros padres cuando nos " sentimos " hijos de ellos y cuando nos gozamos intensamente en su paternidad.
De este modo seriamos hijos y dejaríamos de serio muchas veces en el transcurso del tiempo.
¡ Absurdo !, dirás, y estas en lo cierto.
Pues no menos absurdo es subordinar nuestra filiación divina y, en consecuencia, la seguridad de nuestra salvación, a la intensidad de nuestra fe, de nuestro gozo o de cualquier otro sentimiento, como hijos, Dios nos disciplinara si somos desobedientes, pero nunca nos excluirá de su familia.

Si este argumento lógico fuera poco, el Espíritu Santo mismo " da testimonio a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios " ( Romanos 8:16 ).
¡ Bendito testimonio ! Nos consta, sin embargo, que incluso este texto precioso ha sido mal entendido por algunos creyentes que esperaban " sentir " algo así como una voz misteriosa del Espíritu Santo en su alma.
Pero Pablo no menciona en absoluto el verbo " sentir ", sino la expresión " da testimonio ".

Si nos hace " entender " que somos hijos de Dios y si crea en nosotros una conciencia intima de esta realidad, su testimonio ya es suficientemente efectivo.
" El hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque le son locura " ( 1 Corintios 2:14 ).
" Mas nosotros hemos recibido el Espíritu que es de Dios, para que conozcamos - no para que sintamos - lo que Dios nos ha dado " ( 1 Corintios 2:12 ).
Si conocemos y entendemos que Dios nos ha hecho hijos suyos por la fe en Cristo es porque el Espíritu de Dios ha dado testimonio de ello a nuestro espíritu.

Se cuenta de Abraham Lincoln que cuando era joven se hospedo en casa de un amigo, por la noche, el amigo irrumpió súbitamente en la habitación del huésped llamándole con gran excitación para que saliera a ver una lluvia de estrellas.
" ¡ Ha llegado el fin del mundo ! " exclamaba, Lincoln se levanto y miro por la ventana, en efecto, el espacio se veía surcado por infinidad de cuerpos luminosos.
Pero cuando miro hacia las alturas mas remotas vio las grandes constelaciones que permanecían tan inconmovibles como las había visto desde su infancia, no había por que temer.

Así tampoco deben inquietarnos las " estrellas fugaces" de nuestros sentimientos.
Las palabras y las obras de Dios que se refieren a nuestra salvación permanecen firmes. Shalom

[Invitado]

EL LUGAR DE LOS SENTIMIENTOS

Lo que llevamos apuntado no significa que el corazón del cristiano haya de ser insensible como una losa de mármol.
Cuando el cristiano posee la seguridad de la salvación se goza en ella, tiene paz, y todas las potencias emocionales de su alma responden a los grandes estímulos de la experiencia cristiana.
La perdida del gozo y de la paz pueden ser síntoma de desarreglos en la vida espiritual, quizá de pecado, lo cual debería alarmarnos y llevarnos al arrepentimiento.
Lo que queremos decir es que el gozo de la salvación es efecto y no causa de la seguridad de la salvación .
Anteponer el gozo a la seguridad seria, como alguien ha dicho, poner el carro delante del caballo. Shalom

[Invitado]

DUDO DE MI CONVERSIÓN 

Algunos creyentes entienden bien que, si realmente hubo en ellos una auténtica conversión, son salvos.
Comprenden y aceptan todo lo anteriormente expuesto.
Pero les queda una duda: ¿ Fue real su conversión o fue ilusión superficial, faltada de un conocimiento claro del Evangelio?

Es muy probable que la conversión fuera real, aunque naturalmente faltara gran parte de conocimientos del Evangelio o una robustez de fe que se han ido adquiriendo después.
No debe confundirse el nacimiento con el crecimiento.

Admitamos, no obstante, que aquella primera experiencia espiritual no fue una auténtica conversión, que no hubo sincero arrepentimiento ni fe verdadera.
Pero tu alma aborrece el pecado ( actitud y espiritu de arrepentido ), confías de todo corazón en los méritos de Cristo para tu salvación y procuras obedecerle y servirle.

Entonces, no te preocupes, aunque no puedas precisar ni el modo, ni el momento de tu conversión, está ha tenido lugar.
Además, siempre estas a tiempo de hacer lo que yo misma hice en una ocasión.
Varios meses después de haber creído en Cristo, el diablo me atormentaba tratando de convencerme de que yo nunca había pasado por la experiencia de una conversión clara y definida.
No pudiendo resistir más la angustia de aquella lucha, dije a Dios: Si acaso fuera verdad que nunca me he convertido, ahora me convierto a ti, perdona todos mis pecados, creo con toda mi alma que Jesucristo es mi Salvador, ayúdame a vivir para El.
Las dudas se desvanecieron y la paz renacio en mí.

Contra todas las dudas, contra los peligros de una introspección exagerada, el mejor remedio es mirar a Cristo.
Puestos los ojos en el autor y consumador de la fe, en Jesús ( Hebreos 12:2 ) es un magnífico lema para todo cristiano.
El gran predicador inglés C.H Spurgeon, decía: << Miré al señor y la paloma de la paz espiritual vino a mi pecho, miré a la paloma y está se escapó volando >>.

Sirva de broche final a este capítulo un consejo que leí hace tiempo.
" Cree tus creencias y duda de tus dudas; pero nunca creas tus dudas ni dudes de tus creencias ".
Si lo sigues, pronto cantaras: " Grata certeza, soy de Jesús". Shalom

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