Contacto cero

Contacto cero
(La fórmula para alejarme de los que me dañan)
Por Alejandra Stamateas.

Mateo 21:21-22: "Les aseguro que si tienen fe y no dudan --les respondió Jesús--, no sólo harán lo que he hecho con la higuera, sino que podrán decirle a este monte: "¡Quítate de ahí y tírate al mar!", y así se hará. Si ustedes creen, recibirán todo lo que pidan en oración".

¿Alguna vez dañaste a alguien?, ¿alguna vez alguien te dañó a vos? Durante la vida establecemos relaciones con muchas personas, incluso nos relacionamos con personas que nos dañan. Lo cierto es que a veces sin darnos cuenta, otras veces por inmadurez, nosotros también dañamos a alguien en algún momento. Sin embargo, superado el daño, dejamos esa relación en el pasado y continuamos con nuestra vida. Por ejemplo, terminaste con esa pareja que te dañó, conseguiste un trabajo mejor y te alejaste de ese jefe te maltrataba todos los días, etc.
Hoy te quiero hablar de esas relaciones que aunque te lastiman nunca podés terminar. Por ejemplo, ese vínculo que tenés con un hombre que a pesar de que te daña, por una cosa o por la otra, seguís atada, sin poder cortar con esa relación adictiva que te hace vivir en un sube y baje emocional. Este es el caso de mujeres que se separaron de su pareja, pero que él las sigue llamando y ellas no pueden terminar de desengancharse. O también están las personas que se ven obligadas a mantener ciertas relaciones porque el que las daña es el jefe, y no pueden dejar su empleo, o una madre muy mayor que no pueden dejar sola. ¿Qué pasa con esas relaciones de las que no nos podemos desprender y nos llevan a vivir en un sube y baja emocional permanente?
El psiquiatra argentino Hugo Marietán trabaja sobre dos conceptos fundamentales que si entendés, van a permitir que tengas relaciones sanas y que te alejes de la gente que te daña, de la gente que te enferma.

Primer concepto: EL SOL NEGRO
¿Qué es un "sol negro"? El Dr. Marietán llama "sol negro" a esas personas que impiden que te desarrolles. Son personas que te opacan la vida, que te quitan las fuerzas y las ganas, que te consumen. ¿Conocés a alguien así? El Dr. Marietán explica que cuando llega a su consultorio una persona que ha estado con un sol negro, él la reconoce rápidamente, porque se la ve consumida, agotada, sin ganas de vivir, sin energía, sin alegría. Este sol negro puede ser un jefe psicópata, un marido psicópata, un hijo psicópata o una mamá controladora que te "chupó" la vida. Por ejemplo, una mujer proactiva, inteligente, capaz y perseverante, de pronto se relaciona con un sol negro y toda su vida termina consumida, porque él pasa a ser el centro de todo y sus sueños, los únicos que importan.


¿Qué características tienen estas personas?
Si bien todos tenemos algún rasgo psicopático, alguien con una personalidad psicopática tiene todos los rasgos, y exacerbados al máximo. Generalmente, los soles negros, los psicópatas son personas que trabajan para sí mismas, que no piensan nada más que en sí y en su propia conveniencia. Lo único que quieren es lograr sus metas, sus objetivos, sus sueños personales, y vos no existís. Ni siquiera pueden entender que tengas deseos, porque el único deseo que existe para ellos es el suyo. Cuando son generosos es porque están invirtiendo en vos para luego sacarte más de lo que te dieron. ¡Si te pagan un café, es porque después vos les vas a tener que dar la llave de la cafetería!

Hay mujeres que si un hombre les da un billete dos pesos, quedan en gran deuda con el hombre, sienten que le deben cien veces más, porque para ellas, ese billete de dos pesos representa todo el amor, el cariño, el cuidado que estaban necesitando. ¡Pero al hombre no le costó nada! Lamentablemente, a veces las mujeres nos enganchamos con esos soles negros sin darnos cuenta que ellos no hicieron el más mínimo esfuerzo para conquistarnos. Ellos saben que necesitamos afecto y que con cualquier pavada vamos a caer muertas de amor. Después, nos exigirán que depositemos en su cuenta muchísimo más. No te olvides, los soles negros trabajan para sí mismos.
Continuará...

Segundo concepto: LA COSIFICACIÓN
¿Qué significa "cosificar"? Que el psicópata no te ve como una persona, sino como un objeto. Para él sos una cosa y no una mujer con sueños, con ideas, con ganas, con capacidad. Le servís para sus fines o no le servís y te descarta. Al principio, apenas te conocen, sos bárbara, la mujer ideal, pero con el paso del tiempo te empiezan a quitar jerarquía, te desvalorizan, y poco a poco pasás a ser un desastre, no servís para nada. El psicópata te ve como si fueras un televisor y él un técnico. Empieza a desarmarte, a sacarte las piezas para estudiarte a fondo y así averiguar qué te gusta, qué te da miedo, para después manipularte a su antojo.
El hombre con esta personalidad no tiene afectividad. Si te muestra en algún momento comprensión, o si llora, tenés que tener la seguridad de que está actuando, porque los psicópatas no aman, no son afectivos.
El psicópata manipula a través de la seducción, es decir, usa a voluntad parte de tu libertad, esa libertad que vos le entregás de a poquito porque te conquistó. Él toma las debilidades que le vas contando y las usa en tu contra. Por ejemplo, si le confesás: "Ay, yo soy medio tonta para manejar dinero", él te va a decir: "Dame tu sueldo a mí, porque vos no sabés nada de cómo invertir el dinero. Yo te lo voy a manejar".

Otra característica del psicópata es que tiene una habilidad impresionante para mentir, hace de la mentira un arte. ¿Alguna vez estuviste delante de un psicópata? Yo también. Te miente en la cara, mirándote a los ojos, sin inmutarse. Arma mentiras sumamente convincentes. En una ocasión una mujer me contó que había conocido a un hombre que se había presentado como médico. El joven hablaba como médico e incluso debatía con otros doctores usando la jerga de los médicos, pero era un fraude, ¡jamás había estudiado medicina!
El psicópata tiene códigos propios, lo que significa que hace todo a su manera. Por ejemplo, viene a la iglesia y le decimos que necesita tener un pastor de área, pero él responde: "Mi relación con Dios es perfecta, yo no necesito ningún pastor de área". No entiende que espiritualmente debe ser así, que es una manera de organizarnos. Él tiene que hacer las cosas a su manera y no se va a poner debajo de ningún pastor, porque no entiende lo que es humillarse, ya que es grandilocuente y tiene un ego enorme. Si el semáforo está rojo, él no va a respetarlo, porque es tan buen conductor que no necesita seguir las normas de tránsito.

Tiene necesidades especiales, es decir, siempre sus necesidades son desproporcionadas, por eso necesita ocupar el primer lugar y tener poder. Quiere fama y dinero, e incluso su necesidad de sexo es desproporcionada. Vivir con una persona así es desconcertante.
Ser psicópata no es una enfermedad, sino una manera de ser. Es decir, una enfermedad se puede curar, pero cuando se trata de una manera de ser, si la persona no decide cambiar, no va a cambiar nunca. ¡No hay forma, ni aun con todo tu amor, que puedas cambiar a un psicópata!

¿Qué es lo que atrae de un psicópata? En primer lugar, su doble fachada. Es un hombre cambiante, seductor, y por momentos rígido, duro. No sabés con qué va a salir, y eso atrae porque te mantiene en una tensión constante. Para una mujer aburrida que siente que en su vida ya no pasa nada, un hombre que la mantenga en tensión y la saque del aburrimiento es algo maravilloso.
Otra de las características más atrayentes de un psicópata es la falsa sensación de seguridad que brinda. Este hombre parece todopoderoso, capaz de salvarte de cualquier situación. "Si estás conmigo, nada te va a pasar", "No te preocupes, dejá que yo me ocupo de ese problema que tenés", dice. Sentís que te da seguridad y eso te gusta, porque creés que te cuida, que si dejás de trabajar, no importa, porque él te va a mantener toda la vida. El psicópata sabe actuar de enamorado: te encanta, te fascina, te seduce. Y es que ya te estudió tan a fondo que sabe qué te gusta, qué te hace feliz. Por otra parte, también tiene la habilidad de crearte por momentos incertidumbre y por momentos esperanza, tensión que a muchas mujeres les gusta porque les falta ritmo en la vida, porque se sienten solas a pesar de tener familia, y entonces viene un hombre así, que les da vuelta la vida (en realidad se las arruina), y las sube a una montaña rusa que las despierta de su letargo.

Una mujer que pone a un psicópata como su único interés afectivo puede incluso olvidarse de atender a sus propios hijos con tal de irse a encontrar con él. Me han escrito mujeres contándome que sienten una enorme culpa, porque llegaron a sacarles dinero a sus hijos para dárselo a su psicópata. Es sorprendente la nueva manera que tienen de seducir estos hombres: te escriben desde la cárcel o desde cualquier lado un correo electrónico diciéndote que están en África, o en Uganda, y que forman parte de un grupo humanitario que ayuda a los niños más desprotegidos. Así, te piden que les mandes dinero para colaborar con su falsa causa, cosa que a vos te encanta, porque siempre le pediste a Dios la oportunidad de poder ayudar a los niños del planeta que se mueren de hambre.

¿Por qué a pesar de ser engañadas y estafadas estas mujeres vuelven con el psicópata? La regla de oro de estas mujeres es: "Con él estoy mal, pero sin él estoy peor". Estos hombres las lastiman, las hacen sentir mal, las humillan, las rebajan, las mantienen en la incertidumbre, se sienten una porquería, pero sin ellos se sienten solas, se sienten vacías, porque les falta esa montaña rusa emocional, la tensión de no saber qué va a pasar, de no saber si él tal vez pueda cambiar.

Hay dos errores que te mantienen atada a un psicópata:
Primer error: Intentar ayudarlo a que se sane. Como te dije, el psicópata no está enfermo, por lo tanto, mientras él no desee cambiar, no va a hacerlo. No creas en sus palabras si te dice que quiere cambiar, más bien, mirá qué es lo que hace para lograr el cambio. Estos hombres tienen una enorme habilidad para engancharte por medio de su discurso, así que prestá atención a sus acciones, no a sus palabras, y no intentes sanarlo, porque no está enfermo.

Segundo error: Buscar venganza. Hay mujeres que dicen: "Este hombre me dañó, me estafó, ¡voy a vengarme!", y no entienden que buscar venganza las mantiene atadas a él. Buscar venganza mantiene vivo al psicópata en la mente de la mujer, la herida sigue sangrando. No quieras vengarte, porque de esa manera solo conseguirás tenerlo todo el día en tu pensamiento y no podrás desprenderte de él. ¡Dejale la venganza a Dios!
Continuará...

Hoy te quiero enseñar tres actitudes que tenés que aplicar para liberarte de los que te dañan.

1  Contacto cero. Este término que acuñó el Dr. Hugo Marietán significa que no tenés que tener más contacto con esa persona que te daña. Contacto cero es no verlo, no conversar, no hablar por teléfono, no escuchar su voz, no preguntarle a nadie por él, no gustarlo, no tocarlo, no olerlo, porque cualquier contacto te puede activar otra vez el circuito de "lo necesito". No tenés que relacionarte más con él, porque cuanto más tiempo pases sin verlo, sin escucharlo, sin saber nada de él, más rápido sanarás.

2. Fortalecer la estima. Este hombre te aisló, te dejó sola, te anuló. Te quedaste sin amigas y sin círculo social, por eso, ahora tenés que volver a armar tu mundo social, porque eso te va a ayudar a salir adelante. Tenés que educarte para fortalecer tu estima. En este sentido, quiero felicitar a todas las mujeres que todos los martes y jueves vienen a mis charlas. ¡Es impresionante lo mucho que han crecido, aprendido y logrado! Tu vida tiene que avanzar y para eso tenés que educarte para fortalecer tu estima.

3. Contacto cero mental. Esto significa sacar de tu mente al psicópata, es no levantarte en la mañana pensando en él, no acostarte a la anoche pensando en él, no hacer las cosas imaginando qué pensaría él, no esperar su llamado, no pensar en lo que le vas a decir cuando lo veas. Cuando lográs el contacto cero mental es que realmente lograste sanarte.
Ahora bien, ¿qué pasa si tenés que vivir con el psicópata? Este sería el caso de las mujeres que tienen hijos con él y tienen que seguir en contacto o las mujeres que tienen un jefe psicópata, pero no pueden dejar su trabajo. En estos casos tenés que trabajar con la culpa. Tenés que tener presente que estos hombres se mueven en dos extremos o polos: se hacen las víctimas o se hacen los poderosos y te amenazan. Por ejemplo, se hace la víctima cuando te dice: "¿Qué voy a hacer sin vos? ¡Fuiste la única persona que realmente me amó, la única que puede guiarme y ponerme en vereda!". Entonces, te sentís culpable y pensás: "Es el padre de mis hijos, ¿cómo voy a abandonarlo en este momento?". ¡No caigas en esa manipulación! En el caso de hacerse el poderoso, el psicópata dice: "Sin mí no podés vivir. ¡Yo te hice mujer!", "Si no estás conmigo, no vas a estar con nadie" o "Voy a hablar con tus hijos para que se pongan en tu contra". Siempre está amenazándote para que sientas miedo y lo vuelvas a recibir, de ese modo, el círculo volverá a empezar una y otra vez.

Tenés que saber que estos hombres no tienen culpa, no tienen angustia ni empatía. Les digas lo que les digas, él se va a hacer el ofendido, el "pobrecito" o el poderoso amenazador. Estos hombres no sienten culpa, no sufren por vos. Si en algún momento lloran, ¡están actuando! Descubrile el juego, ¡no le tengas lástima! ¡El psicópata no tiene sentimientos, culpa ni angustia!
Supongamos que David hubiese sido mujer. ¿Te imaginás la escena cuando tuvo que enfrentar a Goliat? ¿Qué hubiese dicho David si hubiese sido mujer? Lo primero que hubiera dicho es: "Este hombre no me gusta para nada", porque cuando ves a un psicópata por primera vez no te agrada. Pero al rato hubiera dicho: "Ah, ¡qué músculos tiene! Ese hombre debe poder cuidar muy bien a una mujer como yo...". Probablemente también le hubiera dicho a los israelitas: "¡No lo traten mal, porque no es malo! No lo juzguen antes de tiempo. ¿Acaso no ven que seguramente su mamá no le dio el amor que él necesitaba?, ¿no piensan que ha vivido en un ambiente feo, con drogas y maltratos? Él es un gigante que también tiene un corazón gigante". Si hubiera sido mujer, David seguramente no se hubiese animado a atacarlo y hubiese dicho: "No. Yo no voy a tirarle ninguna piedra. ¿Y si Dios quiere que lo convierta? Con mi amor voy a lograr que él se ablande. ¡Hay que perdonar!". Si David hubiese sido mujer, hoy todos los judíos hubiesen estado debajo de los filisteos, porque las mujeres somos así, vemos un desgraciado y le ofrecemos todo.
Continuará...

Cuando ya no te puede sacar nada más, cuando ya no le servís más, cuando ya descubriste que es un psicópata, el hombre va a querer que sientas culpa, entonces, tenés que decirle: "Ya te descubrí el juego, no tengo más culpa, ya me sacaste todo lo que me podías sacar, ¡andá a buscar a otra si es que la encontrás!". Tal vez pienses: "Ah, pastora, ¿y si Dios lo cambia? ¡A cuántas personas cambió el Señor!". Recordá que Dios puede cambiarlo, pero si él no quiere cambiar, ¡no va a cambiar! Y si te dice que quiere cambiar, fijate si está yendo a terapia, si viene a la iglesia, si se contiene. ¿Qué está haciendo para cambiar? ¡No le creas a las palabras, sino a los hechos!
Contacto cero, culpa cero y por último, ¡maltrato cero! No tenés que dejar que nadie te maltrate. Ningún hombre, mujer, pastor, amigo, jefe, ¡nadie te tiene que maltratar! Del mismo modo, tampoco vos tenés que maltratar a nadie. ¡Esto es maltrato cero!

Ha llegado el momento de que te abras al cambio, a lo nuevo de Dios. Decile al Señor: "Me voy a abrir a tu cambio, ¡no me voy a resistir!". Cuando Dios remueve cosas o personas de nuestra vida, no es para dejarte sola, sino porque Él sabe que si no cerrás esa puerta, no vas a poder entrar al nuevo nivel al que quiere llevarte. ¡No te pierdas todo lo nuevo y bueno que Él tiene para darte!
No te resistas, dejá que Dios remueva de tu vida lo que no sirve. Si no te resistís al cambio, vas a entrar en la plenitud de Dios. Tenés que levantarte de la silla donde estás sentada, aguantando. Ya hace demasiado tiempo que la montaña te ha estado hablando, ¡es hora de que vos empieces a hablarle a la montaña! ¿Hay algo más fuerte, más imponente y señorial que una montaña? El Señor usó la montaña para representar eso que parece que nunca se va a ir de tu vida. Él dijo: "Si tenés fe y le decís a la montaña que se mueva, se va a tener que mover". Si creés, entonces levantate, dejá de escuchar lo que la montaña te dice ("Sin mí no vas a llegar a ningún lado", "No servís para nada", "No te da la cabeza", etc.), y empezale a hablar vos. ¡Decretá, declará que se va a mover de tu vida, porque tenés que seguir avanzando!

Estuviste mucho tiempo con culpa, con pena, con lástima por ese hombre que sabías que debías abandonar. Ya son demasiados años de recibir insultos. Es hora de que te pongas de pie y digas: "¡A mí nadie me va a hacer sentir culpable! Yo tengo una vida y nadie me va a mantener en un estado de postración". Cuando te levantes Dios enviará un ejército de ángeles, una fuerza espiritual a tu favor y te va a ayudar a salir adelante.

Hay un tiempo para orar y hay un tiempo para declarar. Hay un momento para decirle a Dios: "Señor, dame fuerzas" y también hay un momento en el que Dios espera que te levantes de la silla y que empieces a cambiar. ¡Hablale vos a las montañas de tu vida, enfrentá los obstáculos que se interpongan! No naciste para ser humillada, no merecés ser maltratada, golpeada o tratada como un objeto. Sos una persona de valor, ¡Dios te ve como un ser humano digno! Tenés que honrar Su amor, ¡Él te hizo libre! Cuando te levantes, una fuerza espiritual se va a levantar con vos. No pierdas más tiempo, ¡ponete de pie, que Dios tiene grandes sueños para vos!". Amén.