Como construir un buen presente economico

COMO CONSTRUIR UN BUEN PRESENTE ECONOMICO
Por: Alejandra Stamateas.

Génesis 39: 1-3: "Cuando José fue llevado a Egipto, los ismaelitas que lo habían trasladado allá lo vendieron a Potifar, un egipcio que era funcionario del faraón y capitán de su guardia. Ahora bien, el Señor estaba con José y las cosas le salían muy bien. Mientras José vivía en la casa de su patrón egipcio, éste se dio cuenta de que el Señor estaba con José y lo hacía prosperar en todo".

¿Qué significa para vos estar bien económicamente? Hice una pequeña encuesta para averiguar qué significa para las personas estar bien económicamente. Algunas de las respuestas que obtuve son: "No tener deudas", "tener dinero para salir a pasear", "poder dormir tranquilo", "que me alcance para darme los gustos", "ser capaz de dejarle una buena herencia a mis hijos", "poder comprarle a mis nietos todo lo que me pidan", "que me alcance para viajar", "lograr ahorrar", etc. Para cada uno de nosotros estar bien económicamente significa algo distinto porque todos tenemos distintas metas, distintos sueños.
¿Querés estar mejor económicamente? Necesitás saber que para lograr el nivel de vida que querés, es imprescindible que modifiques algunos hábitos. Si no modificás hábitos, vas a seguir en la misma situación económica en la que estás ahora. Veamos algunos hábitos mentales que las personas tenemos con respecto a nuestra vida financiera:
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1. Mentalidad de crítica.
Esta es la primera mentalidad que tenemos que cambiar. Criticar a los que tienen más es un mal hábito. La crítica aleja, y si querés prosperidad, tenés que acercarte a ella, no alejarte. Cuando criticás a otro estás maldiciendo tu economía. ¡No critiques!
Tengo una amiga que desde que empezó a venir a la iglesia prosperó muchísimo. Un día me dijo: "Alejandra, a mí me da vergüenza decirle a mi hermana o a mi mamá las cosas que me compró. A mí me gusta comprarme cosas de marca, cosas buenas... Mi mamá toda la vida nos compró las bombachas al por mayor, esas que son enormes, sin forma y completamente blancas. Ahora yo compro mis bombachas en los negocios top de los shoppings...". Yo le aconsejé: "Tal vez a tu mamá no puedas cambiarle el hábito, pero a tu hermana sí. Llevala al negocio donde vos comprás y mostrale las bombachas. Decile que si vos pudiste empezar a comprar esas bombachas hermosas, ella también va a poder lograrlo. Intentá que entienda que puede subir de nivel, que no te tiene que tener envidia porque ella también lo puede hacer.
No envidies, por el contrario, bendecí, admirá a la persona que tiene más, porque te está mostrando el camino para que vos también llegues
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2. Mentalidad de dependencia.
Hay personas que creen que tienen que depender económicamente de alguien. Estas personas dicen: "A mí me tienen que conseguir trabajo", "A mí el estado me tiene que proporcionar lo que necesito". Son personas que viven creyendo que la gente les tiene que hacer favores económicos, y cuando tienen dinero no lo saben administrar y lo malgastan.
Las mujeres con mentalidad de dependencia sienten que no pueden ganar más que sus parejas y entonces se boicotean. Los hombres con esta mentalidad creen que sus esposas no pueden ganar más que ellos, entonces las boicotean a ellas. La mentalidad de dependencia lleva a las personas a hacer sociedades y terminar estafadas ya que no investigan, no averiguan, porque sienten que el dinero tiene que venir de alguien más. Hay mujeres que dicen: "Yo tengo un trabajito para colaborar en casa con unos pesitos". Ellas creen que el trabajo importante es el del esposo de quien dependen. Dios no quiere que dependas de nadie excepto de Él. ¡El Señor te ha hecho independiente!
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3. Mentalidad de "no hay".
¿Te pasó alguna vez cuando eras niña que le pediste a tu mamá que te comprara algo y ella te contestó: "No hay dinero"? La mentalidad de "no hay" siempre te hace decir que no hay dinero, aunque sí haya. Los padres con esta mentalidad educan a sus hijos para la escasez. Cuando éramos chicas, a muchas mujeres nos dijeron: "¡Ay, nena, casate con un hombre que tenga dinero!". No nos enseñaban que el dinero lo podíamos generar nosotras. Incluso en la actualidad, lo primero que muchas mamás le preguntan a su hija cuando presenta un novio es: "¿Trabaja?, ¿cuánto gana?". Tenés que enseñarles a tus hijas que ellas tienen la habilidad y la capacidad de hacer finanzas. ¡Somos las mujeres las que vamos a dejarles herencia a nuestros hijos!
No digas "no hay" porque en Dios siempre hay. Él es un Dios generoso que tiene para darte en abundancia. Muchos dicen que los recursos de la Tierra se están acabando: ¡eso es mentira! Los estamos usando mal, sí, pero no se van a acabar nunca porque esos son recursos de Dios, y al Señor los recursos nunca se le acaban.
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4. Mentalidad de "algún día".
Las personas con mentalidad de "algún día" dicen: "Algún día seré millonario", "Algún día me voy a poder comprar todo lo que quiera", "Algún día voy a viajar", y siguen en su misma rutina económica, no hacen nada más que soñar. Podés soñar muchas cosas, orar, declarar con fe que lo vas a lograr y que Dios te lo va a dar, pero si no cambiás algunas cosas, si no te ponés en acción, solo estás alimentando una falsa esperanza y basándote en una falsa fe. La Biblia dice: "La fe sin obras es muerta". ¡Dios no te va a bendecir si vos no te empezás a mover en tu vida económica!
La Palabra dice que todo lo que pise la planta de tus pies será tuyo. Esto significa que tenés que caminas, tenés que moverte. Dios no quiere verte detenido, dependiendo de un pesito que te presten, tirado en la cama con depresión; el Señor quiere que uses la capacidad que Él te dio para ir a buscar los recursos inagotables que vienen de Su mano. ¡Si vas a buscarlos, Él te los va a dar!
Mentalidad de crítica, mentalidad de dependencia, mentalidad de "no hay", mentalidad de "algún día", ¡fuera de nuestra vida!
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Recuperar hábitos positivos.
1. Poné prioridades en tu vida económica.
Cuando decís: "El dinero no me alcanza", ¿para qué no te alcanza? Pensá para qué cosas sí te alcanza el dinero porque esas son tus prioridades. ¿Qué es prioritario en tu vida? Para algunos será el alquiler, para otros será el colegio de los chicos; cada uno tiene sus prioridades y nadie tiene que juzgar la prioridad del otro.
Un gran problema se presenta cuando queremos aparentar lo que no somos. Cuando era chica mi mamá nos mandaba a un colegio alemán carísimo porque todo el barrio mandaba a sus hijos a ese colegio. Pasamos años de angustia por atrasarnos en el pago de las cuotas o por no poder pagar ni el uniforme. Finalmente mamá dijo: "¡Basta!", y nos inscribió en un colegio del estado. ¡Gracias a Dios por esa decisión! Ese día fuimos todos felices porque ya no estaba mi mamá angustiada ni mi papá preocupado constantemente por el dinero.
¡Tenés que priorizar! Elegí cuál va a ser tu prioridad, porque cuando elegís no te ponés mal por lo que dejás de lado. Si te hacés cargo de lo que elegís, no vas a andar llorando por lo que no podés adquirir, por el contrario, ¡vas a estar contenta por lo que sí podés!
Cuando era joven alquilé con mi hermano un departamento y nos mudamos juntos. En esa época trabajaba de maestra y cobraba muy poco. A principio de mes separaba el dinero para pagar el alquiler y los impuestos del departamento, y con lo que me quedaba compraba un fiambre barato y un paquete de galletitas para comer. Mi prioridad era pagar el departamento y los impuestos. No me alcanzaba para comprarme ropa o para comer comidas elaboradas, pero no le debía nada a nadie y era feliz.
Recordá que no debés gastar más dinero del que ganás, tampoco dejes tu trabajo hasta no conseguir otro. Estos son principios bien prácticos que tenés que tener en cuenta. ¡Usá la sabiduría que Dios te ha dado!
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2. Podá gastos.
Eliminá los gastos que están de más, que son innecesarios. La poda, es decir, recortar gastos, trae dolor, pero no daña y es algo que hay que hacer cada tanto. Por ejemplo, cuando se poda un rosal, este crece más fuerte y las rosas son más hermosas. Cuando empieces a podar gastos, la economía de tu casa también estará más fuerte.
Preguntate qué gastos te impiden crecer económicamente. Tal vez descubras que aunque no estás gastando en nada malo, hay gastos que no ayudan a que tu economía crezca. Un ejemplo puede ser la tarjeta de crédito. Muchas mujeres no se saben controlar y tienen deudas por la tarjeta de crédito. ¡Podá la tarjeta! Animate, probá vivir un mes sin tarjeta de crédito. Otros gastos que podés podar son los productos de marca, por ejemplo, el champú para el cabello. Todos los champús son más o menos iguales, ¡podá los productos de marcas caras!
Existen otro tipo de gastos que enferman tu economía y que tenés que podar. ¿Cuánto gastás en vicios? ¿Cuántos gastás en esa picadita del fin de semana para tus vecinos y amigos? ¿Sabés lo que invertís ahí económicamente? Quizás digas: "Y bueno, ¡pero son como mi familia! ¿Cómo no voy a armar una buena picada? Es una costumbre que tenemos todos los sábados a la noche". Lo anterior no quiere decir que cada tanto no te des un gusto, pero si estás con la soga al cuello, económicamente hablando, algo tenés que hacer para modificar esa situación. De lo contrario, te vas a ilusionar creyendo que vas a ser millonaria cuando en realidad hoy no tenés ni un centavo. Muchas veces por querer mostrarle algo a los demás uno se termina endeudando más de lo que puede. Esa fiesta de quince de tu hija o ese cumpleaños de lujo son gastos que muchas veces terminan enfermando tu economía.
Otros gastos que podés podar son los "gastos muertos". Una joven me contó que su madre pagaba mensualmente una fortuna para mantener los nichos de todos los muertos de la familia. Si te alcanza y te sobra el dinero, y para vos eso es una prioridad, hacelo. Vos sos la persona que tiene que decidir si vas a pagar un nicho, una bóveda o quizás no quieras pagar nada. Sin embargo, si estás pasando una situación económica difícil, este gasto es inútil. Probablemente tus seres queridos preferirían que destinaras ese dinero a algo más productivo como estudiar algo o comprar la ropa que necesitás. Otro ejemplo de gastos muertos son esos productos que viste en la publicidad de la televisión y no pudiste contener el impulso de comprarlos. La máquina de ejercicio, la juguera que procesa fruta con cáscara o la procesadora son algunos de los tantos aparatos que una vez que lo comprás rara vez le das alguna utilidad.
Otra cosa que tenés que podar son los aprovechadores que van a tu lado. Abraham se tuvo que desprender de Lot porque su sobrino era un aprovechador. Le dijo: "La bendición y la prosperidad está en mí, no en vos. Elegí a dónde querés ir porque donde yo vaya a mí me va a ir bien". Si sos hija de Dios entonces estás más que bendecida. Soltá a los aprovechadores que siempre te piden dinero, porque si los podás, tu economía se va a poner fuerte. ¡Aprendé a podar!
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3. Analizá qué tenés que ver vos con los problemas económicos que hay en tu casa.
¿Qué tenés que ver vos con el manejo de las finanzas hogareñas? Quizás me respondas: "Yo no fui la que contraje esas deudas: ¡fue mi esposo!". Si ese fuera el caso, te vuelvo a preguntar: "¿Qué tenés que ver vos?". Esta pregunta no te la hago para culparte sino para hacerte responsable de tu vida. Al hacerte cargo no vas a ser tratada más como un objeto, sino que vas a ser un sujeto que actúa, decide, crece, prospera y va para adelante. Tal vez digas: "Con mi esposo no se puede hablar, ¿cómo le voy a hablar de dejar los vicios? Y con mis hijos, ni le cuento... ¡Si les llego a hablar de hacer recortes, me matan!". Si no podés hablar con tu familia, no solo tenés un problema económico sino que además existe otro tipo de conflicto. Hasta que no lo resuelvas este último no vas a poder solucionar el conflicto económico. Si tu esposo tiene el vicio del alcohol, es fundamental que primero resuelvan ese conflicto en la pareja para así solucionar luego el área económica.
No pongas las culpas en los demás. Salí a trabajar, ganá tu dinero. Todos en tu casa, incluso lo más chiquitos tienen que saber que tienen una responsabilidad económica. ¡Todos tienen que aportar algo para que tu casa pueda crecer financieramente!

El pasaje Génesis narra que Potifar se dio cuenta de que el Señor estaba con José y lo hacía prosperar en todo. Otra versión de La Biblia dice que todo lo que hacía José, Jehová lo hacía prosperar en su mano. José tenía la unción de prosperar. Dios también te ha ungido, ¡todo lo que llega a tu mano tiene que prosperar!
La Palabra también relata la historia de Rut. Esta mujer era una viuda moabita que no tenía a nadie más que a Noemí, su suegra. Cuando Noemí decidió partir hacia Judá, le dijo a Rut: "No vengas conmigo. Volvé a tu tierra, quedate con tus dioses y buscate un marido". Noemí tenía ese concepto de que una mujer si no tenía un marido, no tenía nada. Pero Rut se negó a separarse de su suegra. Cuando las dos mujeres llegan a Belén, Rut se puso a trabajar levantando la cosecha. Esto es maravilloso: ¡ella cosechó donde nunca había sembrado! Vos también tenés que pedirle a Dios que te permita cosechar incluso en lugares donde no hayas sembrado aún.
"Cosechar" significa "ver la oportunidad". "Cosechar" no es: "¡Ay, ustedes me tienen que mantener!". Tenés que entrar a tierra de la cosecha, a la tierra de la oportunidad. Cuando veas esa oportunidad de trabajo, esa conexión con Dios, ¡aprovechala!

--Madre --dijo la pequeña camella-- ¿por qué tenemos patas grandes con tres dedos?
-Para poder caminar por el desierto sin hundirnos en la arena, querida --respondió la mamá.
La camellita pensó un momento y volvió a preguntar:
--¿Y por qué tenemos pestañas largas y tupidas?
--Para poder ir por el por el desierto sin lastimarnos los ojos durante las tormentas de arena, cariño --aclaró la madre.
--Mami, ¿por qué tenemos jorobas?
--Para poder caminar por el desierto y no tener sed, corazón --le contestó la mamá con dulzura.
La camellita meditó un momento y le dijo a su mamá:
--Mamá, si nuestras patas están preparadas para el desierto, si nuestras pestañas son para protegernos de la arena del desierto, si nuestras jorobas nos permiten no morir de sed en el desierto, ¿¡qué estamos haciendo en el zoológico!?
Este es el lugar correcto para que prosperes. Esta es tu oportunidad para que escuches La Palabra de Dios y la pongas en práctica. El Señor ha dicho que Él va a abrir la ventana de los cielos para bendecirte, así que ¡estás en el lugar correcto!
¿Sabés hasta qué punto pueden crecer tus finanzas? Hasta donde vos te lo permitas. El Señor no tiene ningún tipo de problema en dar. ¡El que busca encuentra! ¡Todo lo que pises será tuyo; solo depende de cuánto quieras pisar! Amén.