¿QUIEN SE LLEVA "EL HIJO"?

por **ZARGOTEAM** Vie 16 Mar 2012, 9:24 pm

Propósito: Evangelismo.
Personajes: José Pichucho, padre, soldado, rematador.
Escenografía: En la sala de un palacio real.
Entra José Pichucho: Muy buenas, les habla José Pichucho, el narrador oficial del teatro de títeres. Hoy les voy a presentar una obra extraordinaria de la vida real, así que cierren la boca y escuchen…
(Música)
José Pichucho: Había una vez en un pueblo, una familia muy conocida por todos los pobladores, los Achaval. Los Achaval eran de las familias más antiguas y más acaudaladas del lugar. Acaudaladas quiere decir que tenían mucho dinero, dinero a montones. Como les decía, eran de las familias más antiguas, pero no eran una gran familia, pues en la mansión de los Achaval vivían solo el padre, don Jacinto Achaval, y su hijo, Manuel Achaval. La mamá de Manuel se había ido hace mucho tiempo a comprar el pan a la panadería y cuando pasó por la estación de trenes se compro un pasaje y se fue quién sabe a dónde. El caso es que nunca volvió. Muy tristes su esposo y su hijo, se dieron cuenta que se tenían solamente el uno al otro y claro si no había nadie más, bueno sin hacer a un lado a sus doscientos mayordomos, damas de compañía profesores particulares de piano, francés, ingles, arte y esgrima, jardineros , cocineros, choferes yyyy… perros, ah y un loro. Todo esto porque tenían dinero a montones. Su soledad los unió más y más, por lo tanto padre e hijo disfrutaban de la vida juntos, en forma inseparable. Los Achaval eran buenas personas; hacían donativos importantes, ayudaban a hospitales, o a personas que no tenían donde vivir. En fin los Achaval eran casi el sostén del pueblo y por eso entre otras cosas las personas los querían, aparte de que tenían dinero de a montones.
Como dije anteriormente tenían muchos profesores y uno de estos era el profesor Le Cler, famoso conocedor de arte pictórico, pictórico quiere decir de pinturas, esteeeee… cuadros ¿va? En verdad los Achaval tenían gran pasión por el arte, tenían en su colección de cuadros pinturas de todos los artistas mundialmente famosos. Muy a menudo, padre e hijo se sentaban juntos a admirar las grandes obras de arte. El cuadro de la Gioconda, el cuadro de la señora desnuda, los cuadros de Van Gogh y por sobre todo el cuadro de El huerto blanco. Si, es genial. De verdad tenían muchas pinturas los Achaval. ¿Y saben por qué? Porque tenían plata a montones, pero como todas las cosas en la vida no son eternas, esta supuesta paz y alegría de los Achaval terminó cuando la guerra llego a su país y los jóvenes debían defenderlos. No me pregunten qué guerra porque de eso no pienso acordarme. Los Achaval eran muy patriotas, patriotas quiere decir que daban la vida por su país, por lo tanto el joven Manuel tuvo que participar y fue a la guerra. Él fue muy valiente, pero murió en la batalla mientras rescataba a otro soldado. Hoy es el día en el que su padre se entera por medio de una carta. Y aquí comienza la historia…
(Sale)
(Entra el padre)
Voz José Pichucho: El padre recibió la dolorosa noticia y sufrió profundamente por la muerte de su único hijo. Un mes más tarde, justo antes de navidad, alguien golpeo la puerta.
(Puerta que golpea)
Voz de Mayordomo: Señor, un soldado quiere hablar con usted, ¿Qué le digo?
Padre: Que pase por favor. ¡Debe ser importante!
(Entra el soldado)
Soldado: Señor, usted no me conoce, pero yo soy el soldado por quien su hijo dio la vida. Él salvó muchas vidas ese día, y me estaba llevando a un lugar seguro cuando una bala le atravesó el pecho. Muriendo al lado mío; él hablaba mucho de usted y de su amor por el arte. Yo sé que esto no es mucho, pero creo que a su hijo le hubiera gustado que usted recibiera esto: Es un autorretrato que hizo su hijo, para que usted recuerde cuanto lo amaba y todo lo que aprendió de usted.
Voz de José Pichucho: El padre abrió el paquete, y contempló con profunda admiración la manera en que el cuadro mostraba la esencia de su hijo, el padre estaba tan atraído por la expresión de los ojos de su hijo que los suyos propios se llenaron de lagrimas.
Padre: Muchacho, ¿cómo podré pagarle, el haberme traído esto?
Soldado: ¡Oh! No, señor, yo nunca podría pagarle lo que su hijo hizo por mí. Traerle esto era lo menos que podía hacer por él, y con su permiso tengo que irme. El capitán me dio poco tiempo de permiso… (Salen los dos)
Voz José Pichucho: Todo fue dolor en la casa y don Jacinto Achaval. Murió unos meses más tarde y se anunció la venta de todas las posesiones de la familia Achaval, incluidas todas las pinturas que ellos poseían.
(Entra el vendedor y se coloca mirando hacia atrás, como si hubiera público)
Voz José Pichucho: Mucha gente rica acudió con la idea de comprar un famoso cuadro de la colección Achaval.
(Sonido de gente)
Vendedor: Empezaremos el remate con este retrato del hijo de don Jacinto Achaval… La pintura se llama “El hijo”. ¿Cuánto ofrecen por este cuadro?
Público: (Silencio) (murmullos) ¡Queremos ver las pinturas famosas! ¡Olvídese de esa!
Vendedor: ¿Alguien ofrece algo por esta pintura? ¿100? ¿200?
Público: ¡No venimos por esa pintura, venimos a ver las ofertas de las pinturas famosas!
Vendedor: El hijo, El hijo, ¿quién se lleva el hijo?
Jardinero: Yo solo tengo diez pesos para ofrecer por la pintura.
Público: Risas… Véndasela de una vez es mucho por esa basura…
Voz José Pichucho: Era el jardinero de los Achaval, y siendo este tan pobre, era lo único que podía ofrecer porque más no tenia, pero la pintura tenía mucho valor.
Vendedor: El señor ofrece 10 ¿Quién da 20?
Público: Désela por 10 pesos y muéstrenos de una vez todas las obras maestras.
Vendedor: ¿10 pesos es la oferta? ¿Dará alguien 20? ¿Alguien da 20?
Público: Gritan…
Voz José Pichucho: La multitud se estaba poniendo furiosa. Querían las pinturas que representaban una valiosa inversión para sus propias colecciones.
Vendedor: Muy bien, como nadie da más, ¡vendida al señor jardinero por 10 pesos!
Público: Mientras todos se reían, un hombre dijo: ¡Ahora empecemos con la colección!
Vendedor: Lo siento mucho damas y caballeros, pero la venta llegó a su fin.
Público: Pero, ¿y las pinturas?
Vendedor: Lo siento. Cuando me llamaron para conducir esta venta, se me dio una orden de don Jacinto Achaval, pero yo no podía hablar con ustedes acerca de eso, hasta este preciso momento. La orden fue que solamente la pintura de “El hijo” sería vendida y aquel que la comprara heredaría absolutamente todas las posesiones de don Jacinto Achaval, incluyendo las famosas pinturas. El jardinero que tiene “El hijo”. ¡¡¡Se queda con todo!!!
Público: (Gritos)
(Sale el vendedor)
(Entra José Pichucho)
José Pichucho: Dios nos ha entregado a su hijo quien murió en una cruz hace 2000 años, y así como el vendedor, quería mostrar el valor de ese cuadro y no estaba preocupado por los demás… Dios no está ocupado en que conozcamos otro valor que no sea el sacrificio de Jesús en la cruz. Por eso su mensaje hoy es; “El Hijo, El Hijo, ¿quién cree en el hijo?” Quien cree en el hijo tiene vida eterna, por eso busca primero el reino de Dios y todas las demás cosas te serán dadas.
Fin