Estructura Familiar

El rol del hombre

Actualmente, en su mayoría, vemos familias descompuestas y afectadas por los vicios, pleitos y traiciones; hogares en los que no existe el respeto de los hijos hacia sus padres, que a su vez no se hacen respetar, no sirviendo como ejemplo, generando así, conflictos familiares.

Sin embargo, la familia no es una institución fracasada, por el contrario, ella es la base de una sociedad donde el ser humano encuentra apoyo en las adversidades y de donde se forman los ciudadanos de una nación. Por ende, es extremadamente necesario que cada individuo sepa su posición, derechos y deberes dentro de esta institución para su desarrollo y bienestar, como en una empresa donde cada uno trabaja para su desenvolvimiento; como el cuerpo humano donde cada miembro tiene su importancia y función específica.

Analizando la posición, derechos y deberes de cada uno, es fundamental saber que, una familia de acuerdo a los patrones bíblicos se compone de: el hombre (marido), la mujer (esposa) y los hijos. Los demás como: abuelos, hermanos, tíos, entre otros, son parientes (Marcos 10:7).

Veamos primero la posición del hombre como esposo y padre:

1. Es la cabeza de la familia, es decir, el proveedor físico de alimentos, vivienda, educación y protección (1Corintios 11:3).

2. El proveedor emocional de afecto, disciplina y fortaleza.

3. El proveedor espiritual de oración, lectura bíblica, ejemplo y guía espiritual.

4. El proveedor de amor para su esposa, tratándola como a su propio cuerpo (Efesios 5:28) concediéndole intimidad y sexualidad completa en un lecho sin macha (Hebreos 13:4).

4. Enseña a sus hijos respetar la jerarquía para que sepan que una larga vida depende de la obediencia, poniendo en práctica los valores espirituales (Éxodo 20:12), teniendo cuidado con la severidad excesiva (Colosenses 3:21).

Por Alfredo Paulo

El rol de la mujer

Hemos analizado la posición de cada uno dentro del seno familiar, pero sabemos que vivimos en una época donde el deseo de independencia financiera y consumismo, de una forma u otra afecta al núcleo familiar, pues las mujeres en su mayoría están dejando, sin darse cuenta, su papel como esposa y madre, regla establecida por Dios.

Algunas de ellas lo hacen en la búsqueda de esa independencia financiera, mientras otras lo hacen para cooperar con el mantenimiento del hogar. En realidad, las familias están siendo mutiladas por la opresión económica, aunado a eso, los valores morales están invertidos, principalmente aquellos basados en la palabra de Dios.

Veamos la posición de la mujer en la estructura familiar:

- Dios la ha creado para auxiliar al hombre, que tenía la misión de multiplicarse y poblar la tierra. Entonces, el matrimonio sería una unión donde el hombre y la mujer se ayudarían mutuamente, pero, lo que vemos hoy es cada uno viviendo su propia vida, haciendo las cosas a su manera y los resultados son uniones inestables.

- No es fácil hablar de sumisión, porque siempre hay quienes la distorsionan, principalmente aquellos que no tienen su vida basada en las enseñanzas bíblicas. Sin embargo, dicha sumisión no significa ser inferior ni superior a su pareja, aunque la mujer normalmente se muestra mas fuerte en la estructura familiar.

- En una sociedad disciplinada y con leyes, no existe uno mejor que el otro, no obstante, existe diferencia de autoridad (Romanos 7:2), sabiendo que no puede existir sumisión ciega, porque el hombre no es perfecto y si tiene mas autoridad, tendrá también mas responsabilidad.

- La mujer debe cumplir su función de madre, pues es de suma importancia en la crianza de los hijos. Es lamentable el desdén que reciben las mujeres que se dedican a los hijos y el cuidado del hogar, en una sociedad contemporánea que valora mas a las mujeres que se dedican a sus carreras.

- Mujer, ame a Dios con todo su entendimiento y a su esposo, un poco menos. Use su boca para bendecir a su familia, procure mantener un corazón alegre sin excusas, cuidado con el egoísmo y los celos, no compare a su esposo con otros hombres, sea su fan numero uno, mantenga su hogar y así misma de forma atrayente, sabiendo que no es solamente ganar el amor de su esposo sino mantenerlo.

- Bien, se que su función no es fácil, por eso Dios le hizo tan fuerte, sepa que el hecho de ser mujer no le hace una persona diferente, mas ser nacida de Dios le hace ser una mujer distinta.

Por Alfredo Paulo

El rol de los hijos

¿Por qué la interacción entre padres e hijos ha desencadenado tantos conflictos? Desde la óptica espiritual, el ser humano fue creado con la expectativa de relacionarse entre sí. No obstante, los jóvenes, principalmente los adolescentes, no logran conceptualizar que sus padres son su mejor compañía. Sin temor a equivocarme, puedo afirmar que la correlación marido y esposa, padres e hijos, refleja o es el termómetro de la condición espiritual de la familia, porque la distorsión de los valores basados con vehemencia en la Palabra de Dios, aflora rebeldía y una gran apatía entre los congéneres.

Para lidiar con la situación y solventarla es necesario que los hijos obedezcan a sus padres, honrándolos, porque además es un mandamiento con promesa de larga vida “Hijos, obedezcan en el Señor a sus padres, porque esto es justo. Honra a tu padre y a tu madre —que es el primer mandamiento con promesa—para que te vaya bien y disfrutes de una larga vida en la tierra” (Efesios 6:1-3).

¿No será por esto que muchos jóvenes han experimentado una vida amarga en la casa, madres solteras y muchos que mueren prematuramente? De nada sirve criar a los hijos con rigidez, restricciones, condiciones o inhibirlos, tampoco con halagos, un abanico de regalos, sin la ayuda del Espíritu Santo “Él hará que los padres se reconcilien con sus hijos y los hijos con sus padres…” (Malaquías 4:6), pues la fuerza de los padres se desvanecerá, perderán el autodominio y emergerán las decepciones.

Para los padres que temen a Dios, el cauce es confiarlos en Sus manos, pidiéndole que tengan un encuentro con Él, como está escrito: “Dichosos todos los que temen al Señor, los que van por sus caminos. Lo que ganes con tus manos, eso comerás; gozarás de dicha y prosperidad. En el seno de tu hogar, tu esposa será como vid llena de uvas; alrededor de tu mesa, tus hijos serán como vástagos de olivo. Tales son las bendiciones de los que temen al Señor” (Salmos 128:1-4).

Por Alfredo Paulo

La construcción de una familia

Desde los inicios de la civilización, la mujer se ha dejado usar como un instrumento de placer y lujuria del hombre. Infelizmente, las excepciones han sido insignificantes, si no fuese así, el mundo sería otro. El pecado original cegó el entendimiento del hombre y lo hizo perder la visión del enorme potencial de la mujer como su auxiliar. La mujer no puede ser considerada como un objeto. Al contrario, ella es parte de la vida del hombre. Sin ella, no hay felicidad, así como sin él, no hay motivos para ser feliz.

Hoy en día, es más notoria la participación de la mujer en el mercado de trabajo. Sin embargo, a pesar de tanta inteligencia y capacidad profesional, la minoría de ellas ha sido sabia en la construcción de un mundo mejor para sí. Lo que hemos visto es un aumento de mujeres que no son amadas. Es decir, por un lado, consiguen conquistar su tan soñada libertad, pero por otro continúan siendo infelices. Tienen dinero, tienen hombres, tienen éxito, tienen todo, pero no tienen el amor puro y sincero de un esposo, padre, amante, compañero y amigo para compartir la alegría de un matrimonio feliz todos los días que le quedan en la tierra.

El mundo está lleno de hombres y mujeres infelices, a pesar de que muchos tienen el mundo a sus pies. El motivo es que ellos no se entienden, fueron hechos el uno para el otro, pero no logran completarse. No existe la mínima posibilidad de felicidad sin la perfecta armonía entre marido/mujer, cabeza/cuerpo.

La construcción de esa relación perfecta está justamente a cargo de la mujer sabia. Dios le dio al hombre, la autoridad sobre toda Su creación. A la mujer le dio la capacidad de edificar su casa. La mujer no recibió la autoridad del hombre ni el hombre recibió la capacidad de la mujer para edificar su casa. Cada uno tiene un papel importante en la construcción de una sociedad perfecta.

La cabeza (el hombre) no pude dar ni un paso sin el cuerpo (la mujer). En contraparte, el cuerpo no tiene vida sin la cabeza. Dios es magnífico en su Creación. Él los hizo a los dos para que viviesen en comunión y perfecta armonía. Obligatoriamente, cada uno dependiente de otro, no existe otra forma. Si hay algún desorden en la relación, si no hay consideración mutua, entonces, la consecuencia es la infelicidad.

Que el Señor os siga bendiciendo, un saludo.