LA SEGURIDAD DE QUE DIOS OYE

Los que están bajo la dirección y el poder del Espíritu Santo, llevan una vida de fe en Cristo, y abundan en la gracia, cosecharan vida eterna del Espíritu Santo, todos somos muy proclives a cansarnos del deber, debemos velar con gran cuidado y guardarnos al respecto, la promesa se promete sólo a la perseverancia en hacer el bien.
Siempre abundando en la obra del señor, sabiendo que nuestro trabajo en el señor no es en vano, el señor nos invita a ir a El en todas las circunstancias, con nuestras súplicas y peticiones.

Nuestras oraciones deben ser ofrecidas siempre sometidas a la voluntad de Dios, debemos orar por el prójimo y por nosotros mismos, pues hay pecado que batallan contra la vida espiritual en el alma y contra la vida de lo alto, debemos orar rogando al señor que perdone y recupere al caído y alivie al tentado y afligido.
Por el perdón de pecado es quitado lo que nos impedía tener lo bueno, y somos restaurados al favor de Dios, que nos concede las cosas buenas, cuando Dios, por la gracia y consolación de su Espíritu, restaura a su pueblo de sus corrupciones, y lo llena de nuevo con vida y gozo, lo cual es para ellos una primicia de la vida y gozo eterno, se puede entonces decir que regresan a los Días de su juventud.

Los sufrimientos de los santos golpean, pero no más hondo que las cosas del tiempo, sólo duran el tiempo actual, son aflicciones leves y sólo pasajeras;
¡ Cuán diferentes son la sentencia de la palabra y el sentimiento del mundo respecto de los sufrimientos de este tiempo presente !
Que nosotros hayamos recibido las primicias del Espíritu, vivifica nuestros deseos, anima nuestras esperanzas y eleva nuestra expectativa, necesitamos paciencia, nuestro camino es áspero y largo, pero el que ha de venir, vendrá aunque parezca que tarda.

La mente Santa discierne las bellezas verdaderas de la santidad, pero no pierde el poder de discernir y juzgar las cosas comunes y naturales, sólo el hombre espiritual es una persona a quien Dios da el conocimiento de su voluntad;
¡ Qué poco han conocido la mente de Dios por el poder natural !
El gran privilegio de los cristianos es que tienen la mente de Cristo, revelada a ellos por su Espíritu, ellos experimentan su poder santificador en sus corazones y dan buen fruto en sus vidas.

La bendición de José es muy plena, Jacob le recuerda las dificultades y fieros dardos de las tentaciones con que luchó, pero su fe no fallo, y en medio de sus pruebas llevó todas sus cargas con firmeza, toda nuestra fortaleza para resistir las tentaciones y soportar las aflicciones viene de Dios, su gracia es suficiente, se dice de Benjamín que arrebatara como lobo, que será una tribu guerrera, fuerte, osada, y que se enriquecera con los despojos de sus enemigos, que serán activos, Pablo era de esa tribu, y en el amanecer de su día, devoró la presa como perseguidor, pero en el ocaso repartió el botín como predicador, él compartió las bendiciones del León de Juda y participó en sus victorias.

Los que vieron el día de Cristo de lejos, vieron motivo para alabar a Dios por la esperanza, que mi alma prospere y sea sana, en esa paz y justicia que su reino trae, los sacrificios que debemos ofrecer a Dios en gratitud por su amor redentor, somos nosotros mismos para ser atados al altar, sacrificios espirituales de oración y alabanza en que deben comprometerse nuestros corazones. SHALOM