"Voltea a la derecha".

jorgehijodelazaro escribió:Escribo este testimonio para dar fe que más allá del tiempo en que la Biblia se escribió; el Señor no a acortado su brazo para rescatar de manera milagrosa:

Cuando mi padre tenia dieciocho años, se encontraba estudiando en el Heroico Colegio Militar en la ciudad de México.

Me cuenta que un compañero que era cristiano de denominación presbiteriana, lo invito a su congregación y allí mi papá se convirtió al Señor Jesucristo.

Después en una ocasión fueron a una playa cercana a Acapulco en el estado de Guerrero.

Eran muchos cadetes los que se metieron a nadar. Y aunque el mar estaba muy picado, todos eran tan seguros como leones debido a su formación castrense.

Pero el mar picado es mar embravecido, y pronto los más alejados comenzaron a dar gritos de auxilio a los que estaban cercanos a ellos.

Los cadetes pronto se organizaron y formaron una cadena humana para rescatar a sus compañeros.

Mi papá se coloco al último y quedo en tierra firme.

Sin embargo, el oleaje era tan violento que constantemente rompía la cadena, y los que regresaban a la playa se unían de nuevo a la cadena en tierra firme.

Así que mi papá término en la punta de la cadena y termino soltándose por la fuerza de las olas.

El ya no veía ni la punta de la cadena humana ni la playa, ya que el mar estaba muy picado o embravecido.

Por lo tanto, comenzó a nadar sin rumbo fijo y sin saberlo se estaba alejando hacia mar abierto.

Lo malo es que pronto llego al limite de su fuerza y pensó que ya no había nada más que hacer. 

Así que se detuvo y cuando estaba a punto de dejarse llevar por el mar, escucho una voz que le dijo; "voltea a la derecha".

Entonces mi padre volteó y a lo lejos vio al último hombre de la cadena.

Sacando fuerzas de flaqueza nado hasta la punta de la cadena y fue rescatado de las aguas.

Lo interesante es que la voz que escucho fue a un lado suyo y era una voz muy serena, que no correspondía a un hombre luchando por mantenerse a flote.

Lo interesante también, es que mi padre fue de los últimos en salir del agua.

Y por eso fue fácil esperar a los compañeros restantes para buscar a su salvador entre ellos, ya que junto con el no había salido nadie.

Pero no encontró a quién agradecer, ni siquiera preguntando entre todos los que antes de él llegaron y estaban tirados en la playa sofocados, ni tampoco entre los que estaban dando primeros auxilios, ni tampoco entre los mejores nadadores que habían salido mejor librados.

Al final mi papá tuvo que reconocer que su rescate no fue obra humana.

Pero lo mejor es que al pasar lista no falto ningún cadete.

Saludos y paz.

Jorge Hijo de Lázaro.