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JUAN vs. ELIAS

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Mensaje por Armisam Mar 04 Ago 2020, 7:32 am

Casi todos los cristianos, tarde o temprano, enfrentamos la polemica sobre Elías y Juan el bautista, es decir, si Elías vino antes del Mesías como se lee en Malaquías 4.5. Quienes no conocen el cristianismo piensan en una reencarnación como lo expresó una vez el cantante venezolano, José Luis Rodríguez, "El Puma". Esta es una creencia en el Induismo acerca del regreso de los muertos en otro cuerpo humano. Esto no tiene nada que ver ni con el Judaismo ni el Cristianismo ni mucho menos con la Biblia, además, Elías no murió.

  Es genuino preguntarse ¿Por qué Elías tendría qué venir de nuevo? ¿No podría Dios levantar a otro profeta para esa época? ¿Qué quiso decir Malaquías en su lenguaje profético? Malaquías fue muy claro y no contradijo al profeta Isaías (40.3), al decir, "He aquí yo envío mi mensajero, el cual preparará el camino delante de mí" (3.1). Esto es una clara referencia a Juan el bautista. Para tener una mejor perspectiva tanto de Elías como de Juan, es necesario saber sobre el ministerio de cada  uno de ellos para conocer las figuras de lencuaje de la profecía sobre Elías y Juan.

ACAB, REY DE ISRAEL. (874 aC-853 aC). (1R. 16.29; 2R. 2.11).  Una época en la cual la nación estaba dividida en el reino de Israel al norte y Samaria como capital; el reino de Juda al sur con la capital en Jerusalén. Acab fue el septimo rey del norte, hijo de Omri y reinó veintidos años. El matrimonio de Acab fue un arreglo de Omri para hacer una alianza con el rey de Tiro y Sidón llamado Et-Baal, sacerdote de la diosa Astarté. Jezabel y el rey Acab  tuvieron tres hijos, Ocozías, Joram y Atalía. Se habla de 'setenta hijos de Acab', pero es en el sentido hebreo del término, es decir, desendientes.

JEZABEL. Se desconoce su nacimiento pero murió en el 848 aC. Una princesa fenicia y perversa que dominó a su esposo el rey Acab y lo indujo a eliminar la adoración a Yahweh y juntos institucionalizaron a Baal como dios de Israel; juntos erradicaron la adoración al Dios vivo. Además, Ella mató a los profetas de Dios y sino es por el mayordomo del palacio, Abdías, quien salvó a cien profetas en cuevas diferentes, hubiesen muerto todos los profetas de Dios (1R. 16.13). Jezabel quiso matar a Elías y lo mando a amenazar muy fuertemente. Elías, asustado, huyó al desierto. El rey Acab murió y quien tomó el mando fue la reina Jezabel. La profecía dijo que a Jezabel se la comerían los perros y así fue; la tiraron por una ventana de la parte alta del palacio y murió; nadie quizo ocuparse de su cuerpo en la calle, y así fue como los perros hicieron fiesta.

¿Por qué Dios permitió la muerte de sus profetas? ¿Será que Dios tiene un concepto de la muerte diferente al nuestro? ¿pudieron pensar ellos que Dios estaba en su contra? Estas son las preguntas sin respuesta y nosotros muchas veces sino las expresamos, las pensamos ante una desgracia en la vida. Uno cree que por estar con Dios las cosas van a salir bien pero no siempre pasa eso. Algunos tiran la toalla de la fe ante el silencio de Dios; sentimos que Dios está en contra nuestra .

ELIAS, EL TISBITA.  Siglo 9 aC. Se sabe que nació en Tisbe, en Galaad, Galilea. Elías aparece de repente en la vida del rey Acab para anunciarle una sequía por años; por Jesús sabemos que fueron tres años y medio (Lc. 4.25; Sgo. 5.17). El mensaje de Elías era en contra del dios Baal, el cual era dios de la fertilidad, es decir, dios de la lluvia, pero por la palabra de Elías, Dios no enviaría lluvia hasta que Elías lo dijera. Elías fue un reformador para erradicar la idolatría institucionalizada y confrontó al rey Acab por su maldad; se enfrentó a ellos pero al mismo tiempo huyó de Jezabel a través del desierto. Elías mató a ochocientos cincuenta profetas tanto de Baal como de Astarté. Hay quienes critican esto como una matanza en la cual Dios no podía estar de acuerdo. Israel siempre estuvo y sigue estando en conflicto con pueblos vecinos. Si uno quería sobrevivir debía  matar, defender el territorio; la muerte era el pan de todos los días. Fue una época de conflicto político- religioso. Israel estaba siendo dominado por fenicios a través de la idolatria. Jezabel con su política estaba removiendo la Torá; la injusticia social los estaba matando como lo hicieron con Nabot, le quitaron su tierra y lo mataron ¿Por qué creer que fue un crimen matar tanta gente? Esto se conoce como guerra civil; o mataban los israelitas o los mataban a ellos en su propio pais.

JUAN EL BAUTISTA. (7 aC-27 dC?)  Es una idea tan popular pensar sobre Juan el bauitista como el último profeta de AT. Posiblemente esta idea surge "Porque todos los profetas y la ley profetizaron hasta Juan" (Mt. 11.13). Cristianismo es todo lo escrito en el NT, desde Mateo hasta Apocalipsis. El cristianismo tuvo su orígen en el movimiento de Juan dentro del Judaismo. Tan importante es Juan para el cristianismo que los cuatro evangelios lo mencionan, unos dando más información que otros. Ya por el año 50, hay una diferencia entre judaismo y cristianismo por lo conocido como el Concilio de Jerusalén,  Hechos 15, dirigido por Santiago hijo de José y María y medio hermano de Jesús.

  El judaismo nunca aceptó a Juan el bautista como profeta. Ellos cerraron el canon hebreo con Malaquías a finales del siglo 1, cuando el cristianismo estaba ya bien establecido, y Juan el bautista se quedó afuera. Esto fue notable en los días de Jesús. Los sacerdotes y ancianos en el templo mismo le pidieron una señal a Jesús acerca de su autoridad para ver si era divina o terrenal. Jesús no iba a hacer un show de poder. Jesús puso el dedo en la llaga, "El llegó al templo y, mientras estaba enseñando, se acercaron a él los principales sacerdotes y los ancianos del pueblo y le decían: — ¿Con qué autoridad haces estas cosas? ¿Quien te dio esta autoridad? Entonces respondió Jesús y les dijo: — Yo también les haré una pregunta y, si me responden, yo también les diré con qué autoridad hago estas cosas. ¿De dónde era el bautismo de Juan? ¿Del cielo o de los hombres? Entonces ellos razonaban entre sí, diciendo: —Si decimos "del cielo". nos dirá: Por qué, pues, no le creyeron?. Y si decimos "de los hombres...", tememos al pueblo, porque todos tienen a Juan por profeta. Respondieron a Jesús y dijeron: —No sabemos. Y él les dijo: —Tampoco yo les digo con qué autoridad hago estas cosas" (Mt. 21.23-27). ¡Jesús tenía una inteligencia tan aguda! Jesús planteaba verdades sencillas pero de un inmenso contenido.

  Juan inauguró la época mesianica al presentar a Jesús como Mesías a la nación de Israel. Juan fue el primer profeta del cristianismo y el primer martir antes de Esteban, "....No se ha levantado entre los nacidos de mujer ningún otro mayor que Juan el bautista" (Mt. 11.11). Hay quienes afirman que Jesús se unió al movimiento de Juan cuando fue bautizado por él pero desconocen las actividades de Jesús quien también bautizó mucho más seguidores que Juan (Jn. 4.1).

 Jesús identificó a Juan con Elías, "Pero yo les digo que Elías ya vino y no lo reconocieron" (Mt. 17.11). Cuando interrogaron a Juan, "Y le preguntaron : —¿Qué pues? ¿Eres tú Elías? Y dijo: —No lo soy" (Jn. 1.21). Juan no era Elías sino un profeta con el temple de Elías. ¿Por qué interrogaban a Juan sobre su identidad si ellos mismos sabían quien era él? Ellos no interrogaban a Juan para saber quien era porque a los hijos de los sacerdotes eran extrmadamente conocidos. Ellos sabían que su padre fue Zacarías; además, Zacarías fue tan conocido por haberse quedado mudo después de haber hecho el incienso.

 Los sacerdotes eran las autoridades más grandes y jamás eran cuestionadas; Juan no ejerció el sacerdocio, pero legalmente lo era; ¿Qué sentido tenía interrogar a Juan?  La cultura israelita es muy sagaz especialmente para los asuntos político-religiosos.  En la historia de los profetas hubo a quienes Dios les pidió hacer cosas extrañas y en contra de lo convencional; estas son ideas de Dios. El caso clásico fue Oseas; Dios le pidió al profeta que buscara una cortesana para casarse, esa es una idea bien descabellada para nosotros pero no para Dios. El mensaje del asunto fue que Dios estaba casado con una mujer infiel (Israel), pero él (Dios) la amaba con todo su corazón. En otras palabras, el interrogatorio a Juan iba en ese sentido, es decir, a quien Juan representaba.

  Juan tenía una figura, un carácter y una personalidad muy parecida a la de el profeta Elías.  El ángel quien habló con Zacarías mientras hacía el incienso, le habló del hijo que tendría, "El mismo irá delante del Señor con el espíritu y el poder de Elías..." (Lc. 1.17). ¿A qué podemos llegar con todo esto? es un ligero panorama para saber de Elías y Juan el bautista para conocer más al uno y al otro. Ahora es mejor conocer sobre sus similitudes para una identificación completa.

1. Elías vestía con un cinto de cuero a la cintura (1R. 1.8). Juan también vestía "con un cinto de cuero a la cintura" (Mc. 1.6)

2. Tanto Elías como Juan tenían una personalidad muy fuerte pero necesaria por la oposición. (1R. 1.9, 10; Mt. 3.7).

3. Elías enfrentó al rey Acab (1R. 17.1). Juan enfrentó a Herodes Antipas (Mt. 14.3, 4).

4. Elías anduvo por el desierto y el río Jordán (1R 17.3, 5; 19.4). Juan predicaba en el desierto y bautizaba en el río Jordán Mt. 3.1; Jn. 3.23).

4. Elías huyó de una mujer, Jezabel, quien quería matarlo (1R 9.2, 3); Una mujer, Herodías, odiaba a Juan y fue la autora de su muerte (Mt. 14.1-12).

5. Tanto Elías como Juan predicaron el arrepentimiento (1R. 18.21; Mt. 3.8, 11)

 El arrepentimiento es la palabra principal en el ministerio de Elías y en el bautismo de Juan. Dios perdonó a Acab porque se arrepintió de su inmensa maldad (1R. 21.29). Cuando hay arrepentimiento hay perdón y nunca es tarde para arrepentirse. Se comprende no esperar a estar postrado en una cama en los últimos días y arrepentirse por temor a la muerte;  sino estar lo más cuerdo posible para la gran decisión de la vida.

CONCLUSIÓN. Elías y Juan el bautista tuvieron ministerios similares. En esto consistía que Juan era el nuevo Elías. Es recomendable poner atención a las figuras de lenguaje no solo de los profetas, incluyendo a Jesús, sino en toda la Biblia para evitar malas interpretaciones. El arrepentimiento es la respuesta nuestra al Señor en un constante acercamiento a Dios.
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Mensaje por jalmado Mar 20 Oct 2020, 10:12 pm

Gracias Armisan por abrir este tema tan interesante e importante. Yo soy de los cristianos que sí creen en la reencarnación, porque no es solamente una creencia de los tibetanos,  los  hindús, o los  egipcios, sino que está en las Escrituras y el mismo  Jesús  conocía  y  aceptaba  la  reencarnación. 
Diréis  que  en  los  Evangelios  en  ningún momento  se encuentra  la  palabra «reencarnación».  Pero  os  contestaré  que  no  tiene nada de sorprendente el no mencionar explícitamente la reencarnación en una época en la que todos creían en ella. Los evangelistas no hablaron específicamente de la reencarnación porque no podían prever que más  tarde  la  gente  dejaría  de  creer  en  ella.  Relataron pocas cosas en sus escritos, y  era  ilógico  extenderse sobre  un  punto  que  formaba  parte  de  la  tradición. 
 Estudiemos  en  los  Evangelios  algunas  cuestiones propuestas  por  Jesús  a  sus  discípulos,  y  los comentarios  y  respuestas  dadas.  Un  día  Jesús preguntó a sus discípulos: «¿Quién dicen que soy ?» ¿Qué significa esta pregunta? ¿Sabéis de alguien que pregunte:  «Quién  dicen  que  soy»?  Saben perfectamente  quienes  son,  y  por  lo  tanto  no  se interesan  por  lo  que  dicen  los  demás.  Sólo  se  hace esta pregunta si se cree en la reencarnación. Y fijaos en la respuesta de los discípulos: «Algunos dicen que eres  Elías,  otros  que  Jeremías  o  alguno  de  los profetas.» ¿Cómo puede decirse de alguien que es ése o aquél mucho tiempo después de que haya muerto, si no se sobrentiende la idea de la reencarnación? 


En otra ocasión Jesús y sus discípulos encontraron a un ciego de nacimiento. Los discípulos preguntaron «Rabí,  ¿quién  pecó,  él  o  sus  padres  para  que  haya nacido  ciego?»  Aquí  comprobamos  lo  mismo.  Estas preguntas  son  absurdas  si  no  se  cree  en  la reencarnación.  ¿Cuándo  habría  podido  pecar  este hombre? ¿En el vientre de su madre? ¿A qué taberna iba, a qué bar? ¿Qué negocios sucios hacía? ¿A quién asesinó?  O  se  trata  de  una  cuestión  estúpida,  o  se sobrentiende la creencia en una vida anterior. Diréis:  «Los  discípulos  de  Jesús  no  eran  gente instruida,  se  dice  que  eran  pescadores,  entonces puede ser que hicieran preguntas un tanto extrañas.» De  ser  así,  Jesús  se  lo  hubiera  hecho  saber. Observamos claramente que  Jesús no  duda  algunas veces  en  corregir  a  sus  discípulos.  Sin  embargo  en esta pregunta concreta no les corrige, simplemente les responde:  «No  se  debe  a  que  él  o  sus  padres  hayan pecado...»  Este  también  es  un  punto  importante.  Si los  discípulos  preguntaron  si  los  padres  fueron quienes  pecaron  para  que  su  hijo  naciera  ciego,  fue porque  aprendieron  de  la  ley  hebraica  que  cada anomalía,  cada  dolencia,  cada  desgracia  es  debida  a una  infracción  de  las  leyes,  pero  también  es  posible que una persona pague por otra; por lo tanto al ver a alguien  en  desgracia  no  podemos  saber  si  expía  sus propias faltas o bien se sacrifica por otro. Era una creencia admitida entre los judíos que todo lo  malo  que  nos  ocurre  es  el  resultado  de  una trasgresión.  Así  pues,  los  discípulos  hicieron  esa pregunta  porque  sabían  que  un  hombre  no  puede nacer  ciego  sin  razón… o  porque  eso  complazca  al Señor,  como  a veces imaginamos  los  cristianos.  Jesús respondió:  «No  es  porque  é1  o  sus  padres  hayan pecado sino para que las obras de Dios se manifiesten en él», es decir, para que al pasar por aquí, yo le cure y  el  pueblo  crea  en  mí.  Y  les  explicó:  «Os  han enseñado que los hombres sufren por dos razones: o porque han cometido actos impuros y son castigados, o  porque  a  pesar  de  no  haber  cometido  ningún pecado,  aceptan  el  karma  de  los  demás, sacrificándose para evolucionar.  También existe una tercera  categoría  de  seres  que  ya  han  terminado  su evolución, que son libres y a quienes nada les obliga a descender  de  nuevo  sobre  la  tierra,  pero  que  a menudo  descienden  porque  aceptan  sufrir  cualquier enfermedad,  suplicio  o  martirio,  con  tal  de  poder ayudar  a  los  humanos.  Pues  bien,  este  ciego  forma parte  de  esta  tercera  categoría.  Ni  él  ni  sus  padres pecaron;  descendió  sobre  la  tierra  con  esta  dolencia para que yo le curase y para que todo el mundo crea en mí.» Y  de  este modo este  hombre  salvó  a  mucha gente.


Y respondiendo concretamente al tema propuesto por Armisan, este es mi argumento:  un  día  Jesús  supo  que  Juan  Bautista había sido encarcelado, y  el  texto dice simplemente: «Jesús  al  saber  que  Juan  fue  entregado,  se  retiró  a Galilea.»  Algún  tiempo  después  Juan  Bautista  fue decapitado  por  orden  de  Herodes.  Después  de  la transfiguración,  los  discípulos  preguntaron  a  Jesús: «¿Por  qué  los  escribas  dicen  que  Elías  debe  venir primero?» Y  Jesús  responde: «Ciertamente Elías ha de venir a restaurarlo todo, pero yo os digo que Elías ya ha venido, pero no le han reconocido, sino que han hecho con él lo que han querido. » Y el texto añade: «Los discípulos comprendieron que hablaba de Juan Bautista. » Entonces está claro que Juan Bautista fue la reencarnación de Elías. Y además, el Evangelio nos dice también que en el momento en que un ángel se le apareció  a  Zacarías,  padre  de  Juan  Bautista,  para anunciarle que su mujer Isabel daría a luz un hijo, le dijo: «Irá delante de Dios con el espíritu y el poder de Elías.» Veamos  ahora  la  vida  del  profeta  Elías  y busquemos  la  causa  por  la  cual  más  adelante  se  le decapitará bajo el nombre de Juan Bautista. Es una historia  muy  interesante.  Elías  vivió  en  tiempos  del rey  Acab.  Acab  desposó  a  Jezabel,  hija  del  rey  de Sidón, y a causa de ella rendía culto a Baal. Elías se presentó  delante  del  rey  Acab  para  reprocharle  su infidelidad al Dios de Israel, y le dijo: « Durante años no habrá ni lluvia ni rocío, hasta que yo lo diga.» Y partió  por  orden  de  Dios  a  las  montañas,  para escapar  de  la  persecución  del  rey.  AI  cabo  de  tres años la sequía causó grandes estragos en todo el país: el pueblo sufrió grandes necesidades y Dios envió de nuevo a Elías ante el rey Acab y este en cuanto le vio le  reprochó  violentamente  el  ser  el  causante  de  la sequía. «No,  dijo  el  profeta,  tú  eres  la  causa  porque abandonaste  al  Eterno  para  rendir  culto  a  Baal.  Y ahora  veremos  quién  es  el  verdadero  Dios. Ordena que todos los profetas de Baal se reúnan en el monte Carmelo...»  Se  reunieron  todos  los  profetas  y  Elías dijo: «Ahora,  traed  dos  toros  y  haremos  dos  altares, uno  para  el  Eterno  y  otro  para  Baal.  Los  profetas invocaran a Baal y yo invocaré al Eterno. El Dios que conteste con fuego será el verdadero Dios.» Los profetas empezaron desde la mañana  hasta el mediodía  a  invocar:  «Baal...  Baal...  Baal... contéstanos...»  Pero  no  obtuvieron  ninguna respuesta, y Elías se reía de ellos: «Gritadle un poco más fuerte para que os oiga, quizás esté ocupado en otras  cosas,  haya  salido  de  viaje  o  esté  durmiendo.» Los  profetas  gritaron  más  fuerte  e  incluso,  como practicaban la magia, se hicieron algunos cortes en el cuerpo esperando atraer, mediante el derramamiento de  sangre,  larvas  y  elementales  que  hiciesen  caer fuego  sobre  su  altar.  Pero  nada  de  esto  ocurrió. Entonces  Elías  dijo:  «Ya  basta,  que  traigan  doce piedras.» Y con esas piedras hizo un altar alrededor del cual ordenó cavar una zanja; puso maderas sobre las piedras, y sobre la madera el toro troceado. Hizo regarlo  todo  con  agua,  además  de  llenar  la  zanja. Todo  estaba  preparado,  y  entonces  Elías  invocó  al Señor:  «Eterno,  Dios  de  Abraham,  de  Isaac,  de Israel, que hoy sepamos que Tú eres Dios en Israel, que  soy  tu  siervo  y  que  digo  todas  esas  cosas mediante tu  palabra.»  Y  el  fuego  cayó  del  cielo  con tanta  fuerza  que  todo  fue  consumido:  no  quedó  ni víctima, ni madera, ni piedras, ni agua. Y así todo el pueblo,  aterrorizado,  reconoció  que  el  verdadero Dios  era  el  Dios  de  Elías.  Después,  sin  duda demasiado  orgulloso  de  su  victoria,  Elías  hizo conducir  a  los  cuatrocientos  cincuenta  profetas  de Baal junto a un torrente, y allí fueron degollados. Y  por  ello  era  natural  prever  que  a  su  vez  sería degollado. Porque  existe una ley  que  Jesús  enunció en  el  huerto  de  Getsemaní,  cuando  Pedro, precipitándose  sobre  el  siervo  de  Caifás,  le  cortó  la oreja: «Pedro, devuelve tu espada a su vaina, porque aquellos  que  tomen  la  espada,  perecerán  por  ella.» Pero  no  siempre  en  una  misma  existencia  podemos comprobar  la  veracidad  de  estas  palabras.  Y  Elías, ¿cómo murió? No sólo no fue masacrado sino que le fue  enviado  un  carro  de  fuego  con  el  que  fue trasportado al Cielo. Pero recibió el castigo en cuanto regresó  a  la  tierra  en  la  persona  de  Juan  Bautista. Jesús  sabía  quién  era  y  cuál  era  el  destino  que  le esperaba. Pero a pesar de ello, aún diciendo grandes alabanzas de  él:  «Entre  todos  los  nacidos  de  mujer, ninguno ha sido más grande que Juan Bautista», no hizo  nada  para  salvarle.  Y  no  hizo  nada  porque  la justicia  debía  seguir  su  curso.  Ahora  podemos comprender  por  qué  abandonó  el  país  cuando  supo del  encarcelamiento  de  Juan  Bautista:  porque  no debía salvarle. La ley es la ley. 
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Mensaje por Armisam Vie 30 Oct 2020, 6:02 am

jalmado escribió:[size=47]Gracias Armisan por abrir este tema tan interesante e importante. Yo soy de los cristianos que sí creen en la reencarnación, porque no es solamente una creencia de los tibetanos,  los  hindús, o los  egipcios, sino que está en las Escrituras y el mismo  Jesús  conocía  y  aceptaba  la  reencarnación. [/size]
[size=47]Diréis  que  en  los  Evangelios  en  ningún momento  se encuentra  la  palabra «reencarnación».  Pero  os  contestaré  que  no  tiene nada de sorprendente el no mencionar explícitamente la reencarnación en una época en la que todos creían en ella. Los evangelistas no hablaron específicamente de la reencarnación porque no podían prever que más  tarde  la  gente  dejaría  de  creer  en  ella.  Relataron pocas cosas en sus escritos, y  era  ilógico  extenderse sobre  un  punto  que  formaba  parte  de  la  tradición. [/size]
[size=47] Estudiemos  en  los  Evangelios  algunas  cuestiones propuestas  por  Jesús  a  sus  discípulos,  y  los comentarios  y  respuestas  dadas.  Un  día  Jesús preguntó a sus discípulos: «¿Quién dicen que soy ?» ¿Qué significa esta pregunta? ¿Sabéis de alguien que pregunte:  «Quién  dicen  que  soy»?  Saben perfectamente  quienes  son,  y  por  lo  tanto  no  se interesan  por  lo  que  dicen  los  demás.  Sólo  se  hace esta pregunta si se cree en la reencarnación. Y fijaos en la respuesta de los discípulos: «Algunos dicen que eres  Elías,  otros  que  Jeremías  o  alguno  de  los profetas.» ¿Cómo puede decirse de alguien que es ése o aquél mucho tiempo después de que haya muerto, si no se sobrentiende la idea de la reencarnación? [/size]


[size=47]En otra ocasión Jesús y sus discípulos encontraron a un ciego de nacimiento. Los discípulos preguntaron «Rabí,  ¿quién  pecó,  él  o  sus  padres  para  que  haya nacido  ciego?»  Aquí  comprobamos  lo  mismo.  Estas preguntas  son  absurdas  si  no  se  cree  en  la reencarnación.  ¿Cuándo  habría  podido  pecar  este hombre? ¿En el vientre de su madre? ¿A qué taberna iba, a qué bar? ¿Qué negocios sucios hacía? ¿A quién asesinó?  O  se  trata  de  una  cuestión  estúpida,  o  se sobrentiende la creencia en una vida anterior. Diréis:  «Los  discípulos  de  Jesús  no  eran  gente instruida,  se  dice  que  eran  pescadores,  entonces puede ser que hicieran preguntas un tanto extrañas.» De  ser  así,  Jesús  se  lo  hubiera  hecho  saber. Observamos claramente que  Jesús no  duda  algunas veces  en  corregir  a  sus  discípulos.  Sin  embargo  en esta pregunta concreta no les corrige, simplemente les responde:  «No  se  debe  a  que  él  o  sus  padres  hayan pecado...»  Este  también  es  un  punto  importante.  Si los  discípulos  preguntaron  si  los  padres  fueron quienes  pecaron  para  que  su  hijo  naciera  ciego,  fue porque  aprendieron  de  la  ley  hebraica  que  cada anomalía,  cada  dolencia,  cada  desgracia  es  debida  a una  infracción  de  las  leyes,  pero  también  es  posible que una persona pague por otra; por lo tanto al ver a alguien  en  desgracia  no  podemos  saber  si  expía  sus propias faltas o bien se sacrifica por otro. Era una creencia admitida entre los judíos que todo lo  malo  que  nos  ocurre  es  el  resultado  de  una trasgresión.  Así  pues,  los  discípulos  hicieron  esa pregunta  porque  sabían  que  un  hombre  no  puede nacer  ciego  sin  razón… o  porque  eso  complazca  al Señor,  como  a veces imaginamos  los  cristianos.  Jesús respondió:  «No  es  porque  é1  o  sus  padres  hayan pecado sino para que las obras de Dios se manifiesten en él», es decir, para que al pasar por aquí, yo le cure y  el  pueblo  crea  en  mí.  Y  les  explicó:  «Os  han enseñado que los hombres sufren por dos razones: o porque han cometido actos impuros y son castigados, o  porque  a  pesar  de  no  haber  cometido  ningún pecado,  aceptan  el  karma  de  los  demás, sacrificándose para evolucionar.  También existe una tercera  categoría  de  seres  que  ya  han  terminado  su evolución, que son libres y a quienes nada les obliga a descender  de  nuevo  sobre  la  tierra,  pero  que  a menudo  descienden  porque  aceptan  sufrir  cualquier enfermedad,  suplicio  o  martirio,  con  tal  de  poder ayudar  a  los  humanos.  Pues  bien,  este  ciego  forma parte  de  esta  tercera  categoría.  Ni  él  ni  sus  padres pecaron;  descendió  sobre  la  tierra  con  esta  dolencia para que yo le curase y para que todo el mundo crea en mí.» Y  de  este modo este  hombre  salvó  a  mucha gente.[/size]


[size=47]Y respondiendo concretamente al tema propuesto por Armisan, este es mi argumento:  un  día  Jesús  supo  que  Juan  Bautista había sido encarcelado, y  el  texto dice simplemente: «Jesús  al  saber  que  Juan  fue  entregado,  se  retiró  a Galilea.»  Algún  tiempo  después  Juan  Bautista  fue decapitado  por  orden  de  Herodes.  Después  de  la transfiguración,  los  discípulos  preguntaron  a  Jesús: «¿Por  qué  los  escribas  dicen  que  Elías  debe  venir primero?» Y  Jesús  responde: «Ciertamente Elías ha de venir a restaurarlo todo, pero yo os digo que Elías ya ha venido, pero no le han reconocido, sino que han hecho con él lo que han querido. » Y el texto añade: «Los discípulos comprendieron que hablaba de Juan Bautista. » Entonces está claro que Juan Bautista fue la reencarnación de Elías. Y además, el Evangelio nos dice también que en el momento en que un ángel se le apareció  a  Zacarías,  padre  de  Juan  Bautista,  para anunciarle que su mujer Isabel daría a luz un hijo, le dijo: «Irá delante de Dios con el espíritu y el poder de Elías.» Veamos  ahora  la  vida  del  profeta  Elías  y busquemos  la  causa  por  la  cual  más  adelante  se  le decapitará bajo el nombre de Juan Bautista. Es una historia  muy  interesante.  Elías  vivió  en  tiempos  del rey  Acab.  Acab  desposó  a  Jezabel,  hija  del  rey  de Sidón, y a causa de ella rendía culto a Baal. Elías se presentó  delante  del  rey  Acab  para  reprocharle  su infidelidad al Dios de Israel, y le dijo: « Durante años no habrá ni lluvia ni rocío, hasta que yo lo diga.» Y partió  por  orden  de  Dios  a  las  montañas,  para escapar  de  la  persecución  del  rey.  AI  cabo  de  tres años la sequía causó grandes estragos en todo el país: el pueblo sufrió grandes necesidades y Dios envió de nuevo a Elías ante el rey Acab y este en cuanto le vio le  reprochó  violentamente  el  ser  el  causante  de  la sequía. «No,  dijo  el  profeta,  tú  eres  la  causa  porque abandonaste  al  Eterno  para  rendir  culto  a  Baal.  Y ahora  veremos  quién  es  el  verdadero  Dios. Ordena que todos los profetas de Baal se reúnan en el monte Carmelo...»  Se  reunieron  todos  los  profetas  y  Elías dijo: «Ahora,  traed  dos  toros  y  haremos  dos  altares, uno  para  el  Eterno  y  otro  para  Baal.  Los  profetas invocaran a Baal y yo invocaré al Eterno. El Dios que conteste con fuego será el verdadero Dios.» Los profetas empezaron desde la mañana  hasta el mediodía  a  invocar:  «Baal...  Baal...  Baal... contéstanos...»  Pero  no  obtuvieron  ninguna respuesta, y Elías se reía de ellos: «Gritadle un poco más fuerte para que os oiga, quizás esté ocupado en otras  cosas,  haya  salido  de  viaje  o  esté  durmiendo.» Los  profetas  gritaron  más  fuerte  e  incluso,  como practicaban la magia, se hicieron algunos cortes en el cuerpo esperando atraer, mediante el derramamiento de  sangre,  larvas  y  elementales  que  hiciesen  caer fuego  sobre  su  altar.  Pero  nada  de  esto  ocurrió. Entonces  Elías  dijo:  «Ya  basta,  que  traigan  doce piedras.» Y con esas piedras hizo un altar alrededor del cual ordenó cavar una zanja; puso maderas sobre las piedras, y sobre la madera el toro troceado. Hizo regarlo  todo  con  agua,  además  de  llenar  la  zanja. Todo  estaba  preparado,  y  entonces  Elías  invocó  al Señor:  «Eterno,  Dios  de  Abraham,  de  Isaac,  de Israel, que hoy sepamos que Tú eres Dios en Israel, que  soy  tu  siervo  y  que  digo  todas  esas  cosas mediante tu  palabra.»  Y  el  fuego  cayó  del  cielo  con tanta  fuerza  que  todo  fue  consumido:  no  quedó  ni víctima, ni madera, ni piedras, ni agua. Y así todo el pueblo,  aterrorizado,  reconoció  que  el  verdadero Dios  era  el  Dios  de  Elías.  Después,  sin  duda demasiado  orgulloso  de  su  victoria,  Elías  hizo conducir  a  los  cuatrocientos  cincuenta  profetas  de Baal junto a un torrente, y allí fueron degollados. Y  por  ello  era  natural  prever  que  a  su  vez  sería degollado. Porque  existe una ley  que  Jesús  enunció en  el  huerto  de  Getsemaní,  cuando  Pedro, precipitándose  sobre  el  siervo  de  Caifás,  le  cortó  la oreja: «Pedro, devuelve tu espada a su vaina, porque aquellos  que  tomen  la  espada,  perecerán  por  ella.» Pero  no  siempre  en  una  misma  existencia  podemos comprobar  la  veracidad  de  estas  palabras.  Y  Elías, ¿cómo murió? No sólo no fue masacrado sino que le fue  enviado  un  carro  de  fuego  con  el  que  fue trasportado al Cielo. Pero recibió el castigo en cuanto regresó  a  la  tierra  en  la  persona  de  Juan  Bautista. Jesús  sabía  quién  era  y  cuál  era  el  destino  que  le esperaba. Pero a pesar de ello, aún diciendo grandes alabanzas de  él:  «Entre  todos  los  nacidos  de  mujer, ninguno ha sido más grande que Juan Bautista», no hizo  nada  para  salvarle.  Y  no  hizo  nada  porque  la justicia  debía  seguir  su  curso.  Ahora  podemos comprender  por  qué  abandonó  el  país  cuando  supo del  encarcelamiento  de  Juan  Bautista:  porque  no debía salvarle. La ley es la ley. [/size]


Jalmado.
Saludos.


     No es mi intención convencerte de lo que pienso sobre la reencarnación, pero sí es mi propósito dar  contenido bíblico acerca de estos dos profetas importantes. Con el título Juan Vs. Elías, expreso ya el rechazo de Juan de ser él mismo Elías propiamente. Por otro lado tenemos la afirmación de Jesús de que Elías era Juan. Jesús como profeta mantiene el lenguaje de Malaquías  para hacer más clara la referencia a Juan el bautista y la gente comprendió bien.

   Juan se identificó con las autoridades religiosas  quienes lo questionaron: "Y le  preguntaron:. —¿Qué, pués? ¿Eres tú Elías? Y dijo: —No lo soy" (Jn. 1.21). Juan se identifica con Malaquías 3.1, lo cual también lo dice Isaías 40.3. Ahora bien, Juan sí expresó el cumplimiento de la profecía de Malaquías 4.5, en su persona porque se vestía  como Elías (Mt. 3.4) y anduvo en el desierto. No se trata de un doble mensaje porque este tipo de actitud o nanera de ser la tuvieron profetas del pasado, es decir, Juan vestía así para poder expresar el cumplimiento a profecía al pueblo.
 

     Si Jesús preguntó a sus discípulos acerca de si mismo fue para buscar  en ellos una confesión acerca de su divinidad; Jesús quiso que por sí solos descubrieran quien verdaderamente era él, y Pedro habló por el grupo y confesó: "Nosotros hemos creído y conocido  que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios viviente" (Jn. 6.69. RV1995). Aun hoy en día, Jesucristo es asunto de investigation propia para conocerle como Señor y Salvador de nuestra vida b
de

   Jesús enfrentó un judaismo sin Biblia, es decir, un judaismo de Talmud y Jesús rechazó esa  tradición  (Mc. 7.8).  Ahora bien, tanto en el AT como en el NT no existe la idea de reencarnación porque entra en conflicto con los principios establecidos como, "El alma que peca, esa morirá" (Eze. 18.20).  
but El NT es más amplio todavía, porque dice: "Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después el juicio" (Heb. 9.7).

   Aun con todo esto, si todavía hubiese alguna manera de reencarnación en la Biblia, esto crearía un gran problema con las doctrinas de la justificación y la salvación. Ej.  si una persona llega a conocer a Jesús como su Salvador y muere, esta misma persona se ve en la condición de pecador y necesita perdón, pero esa alma ya había hecho eso en vida anterior; es un siclo de morir y pedir perdón en cada reencarnación, y eso no es posible teológicamente.

     Es muy cierto  la aparición de la reencarnación en el judaismo. Esto fue por los siglos 11 y 12, como un movimiento llamado la Kabbalah, luego fue una escuela de pensamiento filosófico, espiritual y esotérico  (Google). Lo cual dice ser una "Tradición Antigua judía de interpretación mystica de la Biblia" (Google).  Pero es evidente que nunca fue parte de la Escritura.

CONCLUSIÓN.  La reencarnación es una creencia completamente ajena de la Biblia porque contradice el contenido del AT y las doctrinas del Nuevo Testamento.
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Mensaje por jalmado Jue 19 Nov 2020, 6:53 pm

Hola de nuevo Armisan, hemos visto anteriormente cómo la idea de la reencarnación sí está tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, aunque la palabra en sí no es mencionada. En mi post anterior vimos cómo esta creencia estaba totalmente aceptada, incluso por el mismo Jesús.

Estoy de acuerdo con muchas de las afirmaciones que haces, pero otras pienso que no están totalmente acertadas. Por ejemplo, cuando mencionas “tanto en el AT como en el NT no existe la idea de reencarnación porque entra en conflicto con los principios establecidos como, "El alma que peca, esa morirá" (Eze. 18.20). Pero El NT es más amplio todavía, porque dice: "Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después el juicio" (Heb. 9.7).”

Todos sabemos que en la Biblia la muerte o el nacimiento no deben ser siempre entendidos físicamente. Si así fuera, ¿cómo entender, por ejemplo, el precepto de Jesús de “Dejad que los muertos entierren a sus muertos”?. Ningún muerto puede enterrar a otro muerto. Es pues de la muerte espiritual de la que se habla en estos pasajes que mencionas. El pasaje de Hebreos que mencionas está muy claro para mí: una vez que el hombre muere en su naturaleza inferior, pecadora, nace en su naturaleza superior, crística, (o en Cristo, es lo mismo) y esto sólo sucede una vez en todas sus existencias en la Tierra.

Más adelante, mencionas: “ esto (la reencarnación) crearía un gran problema con las doctrinas de la justificación y la salvación”. Efectivamente lo crea. Pero debemos entender que las doctrinas cristianas que han llegado hasta nosotros y la Enseñanza de Cristo no siempre son la misma cosa.

Los cristianos creían en la reencarnación hasta el siglo cuarto, así como los judíos, egipcios, indios, tibetanos, etc. Pero sin duda los Padres de la Iglesia se dijeron a sí mismos que esta creencia daría a las personas demasiado tiempo, estaban mejorando demasiado lento, y si la idea de reencarnación se eliminaba, harían un progreso más veloz, ¡pues pensarían que sólo hay una vida para hacerse perfectos! Gradualmente la Iglesia inventó más y más horrores a fin de asustar a las personas y conseguir que se volvieran obedientes, como consecuencia, ¡en la Edad Media todos creían que habia demonios, Infierno y condenación eterna! La creencia en la reencarnación fue abolida, de forma que el miedo forzara a las personas a vivir mejores vidas, pero el resultado fue que no sólo no mejoraron, sino que se volvieron peores y peores ¡y más encima ignorantes! Debemos volver a esta creencia. Sin ella nada es verdad, nada tiene sentido en la vida, y Dios se vuelve un monstruo de crueldad.

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Mensaje por Armisam Dom 27 Dic 2020, 1:56 pm

jalmado escribió:

Hola de nuevo Armisan, hemos visto anteriormente cómo la idea de la reencarnación sí está tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, aunque la palabra en sí no es mencionada. En mi post anterior vimos cómo esta creencia estaba totalmente aceptada, incluso por el mismo Jesús.

Estoy de acuerdo con muchas de las afirmaciones que haces, pero otras pienso que no están totalmente acertadas. Por ejemplo, cuando mencionas “tanto en el AT como en el NT no existe la idea de reencarnación porque entra en conflicto con los principios establecidos como, "El alma que peca, esa morirá" (Eze. 18.20). Pero El NT es más amplio todavía, porque dice: "Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después el juicio" (Heb. 9.7).”

Todos sabemos que en la Biblia la muerte o el nacimiento no deben ser siempre entendidos físicamente. Si así fuera, ¿cómo entender, por ejemplo, el precepto de Jesús de “Dejad que los muertos entierren a sus muertos”?. Ningún muerto puede enterrar a otro muerto. Es pues de la muerte espiritual de la que se habla en estos pasajes que mencionas. El pasaje de Hebreos que mencionas está muy claro para mí: una vez que el hombre muere en su naturaleza inferior, pecadora, nace en su naturaleza superior, crística, (o en Cristo, es lo mismo) y esto sólo sucede una vez en todas sus existencias en la Tierra.

Más adelante, mencionas: “ esto (la reencarnación) crearía un gran problema con las doctrinas de la justificación y la salvación”. Efectivamente lo crea. Pero debemos entender que las doctrinas cristianas que han llegado hasta nosotros y la Enseñanza de Cristo no siempre son la misma cosa.

Los cristianos creían en la reencarnación hasta el siglo cuarto, así como los judíos, egipcios, indios, tibetanos, etc. Pero sin duda los Padres de la Iglesia se dijeron a sí mismos que esta creencia daría a las personas demasiado tiempo, estaban mejorando demasiado lento, y si la idea de reencarnación se eliminaba, harían un progreso más veloz, ¡pues pensarían que sólo hay una vida para hacerse perfectos! Gradualmente la Iglesia inventó más y más horrores a fin de asustar a las personas y conseguir que se volvieran obedientes, como consecuencia, ¡en la Edad Media todos creían que habia demonios, Infierno y condenación eterna! La creencia en la reencarnación fue abolida, de forma que el miedo forzara a las personas a vivir mejores vidas, pero el resultado fue que no sólo no mejoraron, sino que se volvieron peores y peores ¡y más encima ignorantes! Debemos volver a esta creencia. Sin ella nada es verdad, nada tiene sentido en la vida, y Dios se vuelve un monstruo de crueldad.



















Jalmado.
Saludos

 No sé cómo están tus lecturas sobre el AT y en el NT testamento, es obvio que el término "reencarnación" no está en la Biblia, pero se trata de que ni el concepto tampoco; el hecho de Jesús conversar con sus apóstoles sobre el caso del ciego de nacimiento, Jesús da la razón de su enfermedad, además, la idea sobre los pecados de los padres a los hijos era incorrecta; la Biblia no apoya la idea de culpabilidad por pecados ajenos, o sea pecados de los padres a los hijos. La pregunta de Jesús acerca de su identiad, no permite pensar en la reencarnación, porque el propósito de la pregunta era otro.

   Supongamos la existencia de la reencarnación en el AT, ¿cómo reconocerla si no hay el concepto de "karma"? porque sin karma no hay reencarnación, y la ley de Moisés no regula  el karma. El karma no se puede regular porque es una ley que determina la reencarnación futura; por ejemplo, si las acciones del karma son buenas, la persona reencarna en otra persona buena. Si las acciones del karma son malas la reencarnación será en una mala persona, tanto así, que puede reencarnar en un animal; por ejemplo,  podría ser que el burro que tengamos en la finca sea el abuelo, sin determinar, si por papá o por mamá. La ley del AT no permite eso porque si las acciones son malas eso es pecado. El karma es contrario a la ley.

En en el NT el karma va en contra del perdón en la cruz. Está en contra de las palabras de Jesús: "Yo soy el camino" (Jn. 14.6). En la reencarnación el camino es el karma. Tú usas un concepto que no existe ni en el AT ni en el NT, y es la "naturaleza superior e inferior" ¿cómo se entiende que el pecado solo se comete con la naturaleza inferior?  ¿quiere decir que el perdón de la cruz solo es para la naturaleza inferior? lo que dices es que ni conoces la Biblia ni tampoco conoces la reencarnación.

La razón por  la cual Jesús pregunta por su identidad a los apóstoles es porque él quiere saber, aunque él lo sabe,  es si ellos han descubierto su divinidad. A Jesús se le descubre así como se descubre a Dios en el AT "¡Busquen al Señor mientras puede ser hallado!  ¡Llámenlo en tanto que está cercano!" (Is. 55.6. RVA-2015).  ¿Por qué a Dios se le descubre?  porque es asunto de la voluntad. Todos buscamos lo que nos interesa, y si Dios nos interesa, lo vamos a encontrar. A Jesús también se le descubre; la respuesta de Pedro en una ocasión es impresionante por que implica investigación, "Nosotros hemos creído y conocido que tú eres el Santo de Dios" (Jn. 6.69).

    CONCLUSIÓN.
 El karma es la base de la reencarnación. Sin karma no hay reencarnación. Por tanto, en la Biblia no hay karma, y si no hay karma en la Biblia, no hay reencarnación.
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Mensaje por jalmado Dom 27 Dic 2020, 7:37 pm

Hola de nuevo Armisan.
La cuestión del karma en la Biblia es la misma que respecto a la reencarnación. Es evidente que la palabra “karma” no está en las Escrituras, pero el concepto aparece por toda la Biblia. 


Veamos sólo algunos ejemplos:
Gálatas 6:7:  No os engañeis: Dios no puede ser burlado: que todo lo que el hombre sembrare, eso también segará.
Job 4:8: 8 Como yo he visto, los que aran iniquidad Y siembran injuria, la siegan.
2 Corintios 5:10:  Porque es menester que todos nosotros parezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que hubiere hecho por medio del cuerpo, ora sea bueno ó malo.
Gálatas 6:8-9:  Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción, mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna. 9 No nos cansemos, pues, de hacer bien, que á su tiempo segaremos, si no hubiéremos desmayado.
Ezequiel 18:20:  El alma que pecare, esa morirá: el hijo no llevará por el pecado del padre, ni el padre llevará por el pecado del hijo: la justicia del justo será sobre él, y la impiedad el impío será sobre él.
Romanos 3:23:  Por cuanto todos pecaron, y están destituídos de la gloria de Dios.
Mateo 7:12:  Así que, todas las cosas que quisierais que los hombres hiciesen con vosotros, así también haced vosotros con ellos, porque esta es la ley y los profetas.
Romanos 6:23:  Porque la paga del pecado es muerte: mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.


El karma es ciertamente una palabra del sánscrito, pero expresa la idea cristiana del pago por los pecados. Y este pago se puede producir en una misma existencia, o de una encarnación a otra, da igual, pero expresa la idea del pago por una transgresión de la ley. Es la ley de causa y efecto.


Consideremos estas palabras de Jesús a Pedro: “El que mata a espada, a espada perecerá”. El profeta Elías había matado a espada a 450 profetas de Baal, pero no sólo no pereció a espada, sino que subió al Cielo. Entonces, ¿esta ley formulada por Jesús no se cumplió con él? ¿No nos damos cuenta de que si negamos el karma, negamos esta ley de Jesús? Ciertamente que sí se cumplió, pero fue cuando vino más adelante como Juan Bautista que se cumplió, pues las palabras de Jesús son siempre verídicas.


Todo ser humano que viene a encarnarse a la tierra tiene necesariamente errores que corregir, deudas que pagar, y eso es lo que se llama karma. Así, ¡ cuántos santos y profetas han trabajado, sufrido, para reparar faltas que habían cometido en encarnaciones anteriores! Pero eso no impedía que su alma y su espíritu viviesen en el esplendor divino, porque, a pesar de los obstáculos, a pesar de la adversidad, se esforzaban por mantener el contacto con el mundo divino.
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Mensaje por iskonic Lun 28 Dic 2020, 2:26 am

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Mensaje por Armisam Lun 28 Dic 2020, 4:59 am

jalmado escribió:Hola de nuevo Armisan.
La cuestión del karma en la Biblia es la misma que respecto a la reencarnación. Es evidente que la palabra “karma” no está en las Escrituras, pero el concepto aparece por toda la Biblia. 


Veamos sólo algunos ejemplos:
Gálatas 6:7:  No os engañeis: Dios no puede ser burlado: que todo lo que el hombre sembrare, eso también segará.
Job 4:8: 8 Como yo he visto, los que aran iniquidad Y siembran injuria, la siegan.
2 Corintios 5:10:  Porque es menester que todos nosotros parezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que hubiere hecho por medio del cuerpo, ora sea bueno ó malo.
Gálatas 6:8-9:  Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción, mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna. 9 No nos cansemos, pues, de hacer bien, que á su tiempo segaremos, si no hubiéremos desmayado.
Ezequiel 18:20:  El alma que pecare, esa morirá: el hijo no llevará por el pecado del padre, ni el padre llevará por el pecado del hijo: la justicia del justo será sobre él, y la impiedad el impío será sobre él.
Romanos 3:23:  Por cuanto todos pecaron, y están destituídos de la gloria de Dios.
Mateo 7:12:  Así que, todas las cosas que quisierais que los hombres hiciesen con vosotros, así también haced vosotros con ellos, porque esta es la ley y los profetas.
Romanos 6:23:  Porque la paga del pecado es muerte: mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.


El karma es ciertamente una palabra del sánscrito, pero expresa la idea cristiana del pago por los pecados. Y este pago se puede producir en una misma existencia, o de una encarnación a otra, da igual, pero expresa la idea del pago por una transgresión de la ley. Es la ley de causa y efecto.


Consideremos estas palabras de Jesús a Pedro: “El que mata a espada, a espada perecerá”. El profeta Elías había matado a espada a 450 profetas de Baal, pero no sólo no pereció a espada, sino que subió al Cielo. Entonces, ¿esta ley formulada por Jesús no se cumplió con él? ¿No nos damos cuenta de que si negamos el karma, negamos esta ley de Jesús? Ciertamente que sí se cumplió, pero fue cuando vino más adelante como Juan Bautista que se cumplió, pues las palabras de Jesús son siempre verídicas.


Todo ser humano que viene a encarnarse a la tierra tiene necesariamente errores que corregir, deudas que pagar, y eso es lo que se llama karma. Así, ¡ cuántos santos y profetas han trabajado, sufrido, para reparar faltas que habían cometido en encarnaciones anteriores! Pero eso no impedía que su alma y su espíritu viviesen en el esplendor divino, porque, a pesar de los obstáculos, a pesar de la adversidad, se esforzaban por mantener el contacto con el mundo divino.
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Jalmado.
Saludos. 

Si tu no refutas no se puede hacer nada. Tú no argumentas.  Tú no conoces los conceptos que expresas. Tú solo insistes en lo que has dicho, eso se llama eixégesis. Gracias por el tiempo que invriste.
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Mensaje por jalmado Lun 28 Dic 2020, 12:14 pm

Armisan, es normal que cuando no podemos continuar una conversación en el terreno de las ideas, nos traspasemos al terreno personal de la descalificación, eso se ve por todas partes: en la política, en la ciencia, en la religión, ... 


Si analizas bien mi comentario, verás que no hay otra cosa sino la refutación de tu comentario anterior, y evidentemente, arrojando un poco más de luz sobre el tema. Un fraternal saludo.
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