El Señor no está diciendo que nunca se debe juzgar

EL JUZGAR A LOS DEMÁS A LA LUZ DE LA ESCRITURA


Mat 7:1 No juzguéis, para que no seáis juzgados.
Mat 7:2  Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido

1. Una intimación contra el juicio presuntuoso (vers. 1-2)

Es obvio que el Señor está advirtiendo contra el juicio duro.

“No juzguéis, para que no seáis juzgados”.

Es un mandato negativo, así como varios otros en el Sermón –por ejemplo, “no uséis vanas repeticiones”, 6:7; “no seáis como los hipócritas”, 6:16; “no os hagáis tesoros en la tierra”, 6:19; “no os afanéis por vuestra vida”, 6:25.

Ahora el Señor dice: “No juzguéis”.

A menudo se nos dice que todo ministerio debe ser positivo.

Bueno, una buena parte del ministerio del Señor Jesús fue negativo, y hay una cantidad considerable de ministerio negativo en este Sermón.

¿Qué clase de juicio se prohíbe aquí?

El Señor no está diciendo que nunca se debe juzgar.

Este versículo se ha citado de una manera absolutamente incorrecta en muchas ocasiones, aun para tratar de comprobar que no se debe llevar a cabo la disciplina en la asamblea.

Anteriormente, cuando Él dijo:

“No juréis en ninguna manera”, observamos que no estaba prohibiendo tomar un juramento en un tribunal; de la misma manera Él no está prohibiendo hacer juicio cuando es necesario y del cual se habla en otras partes de la Escritura.

Lo que se está considerando aquí es la crítica excesiva; es condenada.

2. Una ilustración de juicio farisaico:

Mat 7:3  ¿Y por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo?  
Mat 7:4  ¿O cómo dirás a tu hermano: Déjame sacar la paja de tu ojo, y he aquí la viga en el ojo tuyo?  
Mat 7:5  !!Hipócrita! saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano.


COMENTARIO:

Aquí hay dos hermanos, uno con un tablón de madera en su ojo, y el otro con un puntito en su ojo, y se enfatiza la hipocresía del primero en querer juzgar al segundo.

Es ridículo, por decir lo menos, pensar en un hombre con una tremenda viga saliendo de su cabeza, y casi ciego, emprendiendo la delicada operación de remover la pajita del ojo del otro hombre.

Sería risible, si no fuera tan serio.

Así, el Señor ilustra las cosas ridículas e inconsecuentes que hermanos intentan hacer.

3. La indiscreción de un juicio pobre, leemos:

Mat 7:6  No deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas delante de los cerdos, no sea que las pisoteen, y se vuelvan y os despedacen.


Esta es otro imperativo negativo –“No deis lo santo a los perros…"

El Señor quiere que pensemos en la indiscreción que existe cuando no hay ningún juicio. Esto es para equilibrar el v. 1. Si no hacemos ningún juicio estaremos echando nuestras perlas y cosas santas a aquellos que no tienen ningún apetito ni aprecio por ellas.

Habrá dos resultados:

a. Primero, habrá un desperdicio, porque los cerdos simplemente las van a pisotear.

b. Entonces, en segundo lugar, habrá una herida.

Se pueden volver y herir al que le da tales cosas.

De modo que puedes sufrir si no utilizas tu discreción para decidir el uso apropiado de ciertas cosas preciosas.

4. La intercesión por un juicio perfecto (v. 7-11)

¿Por qué se introduce aquí esta sección sobre la oración?

El significado de los 5 versículos es relativamente claro, pero es más difícil ver su propósito en este contexto.

El Señor ha estado hablando acerca de no juzgar, acerca de situaciones entre hermanos, y acerca de tener que decidir cuándo es apropiado abstenerse de hacer ciertas cosas, y luego Él comienza a hablar acerca de la oración.

Cuando es un asunto de decidir qué hacer en las situaciones difíciles de la vida, debemos recurrir a la oración.

Necesitamos sabiduría divina para tener discreción y refrenamiento, y el único lugar donde podemos recibir ayuda para esto está en orar a nuestro Padre que está en los cielos.   


La promesa para los que oran, y la persistencia en la oración, y el paralelo de un padre y sus hijos, se presentan en estos versículos.

Así como un padre terrenal sabe cómo dar buenas dádivas a sus hijos, así nuestro Padre celestial sabe cómo darnos buenas dádivas cuando las necesitamos. Ese puede ser el vínculo con la sección anterior: en el v. 6 les dijo que no dieran todo indiscriminadamente, y aquí Él dice que Su Padre sabe cómo dar buenas dádivas.

5. La interpretación del juicio positivo, leemos:

Mat 7:12  Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas.


Esto es todo lo que quiere decir la ley y los profetas.

Él se los interpretó en una pequeña frase:

“Todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos”.

Esta es la interpretación final de todo el asunto.

Este texto frecuentemente es malentendido y mal citado.

No está diciendo: “No hagáis a otros lo que no quisieras que te hagan a ti”.
Pero no es una declaración negativa; es una declaración positiva.

El Señor está diciendo: “Haga todo lo que quisieras que te hicieran a ti”.

No es que no debemos herir a una persona, porque no quisiéramos que esa persona nos hiera a nosotros. Más bien, debo hacer todo bien positivo a otras personas, que yo quisiera que me hicieran a mí, si estuviera yo en el lugar de ellos.

De modo que no es un punto de vista negativo de la vida, por ejemplo:

 “Yo no hice nada malo”. 

No es suficiente no hacer daño a las personas. Para cumplir este mandato tenemos que hacer todo bien positivo y posible a la gente.
Justicia y misericordia.

Desde el principio del sermón hemos estado notando que el orden de “justicia” y luego “misericordia” lo atraviesa.

Todavía es cierto aquí. Al final del cap. 6 observamos el versículo “Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia”.

El principio del capítulo 7 comienza con misericordia: “No juzguéis, para que no seáis juzgados”. De modo que el Señor mantiene ese orden a través de todo el cuerpo del sermón.

EL TRIBUNAL DE CRISTO

¡Un día cada uno de nosotros se presentará delante del Tribunal!

Mt. 7:2 parece referirse a esto.

Es como Rom. 14:10,12,13. “Pero tú, ¿por qué juzgas a tu hermano? O tú también, ¿por qué menosprecias a tu hermano? Porque todos compareceremos ante el tribunal de Cristo…De manera que cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí. Así que, ya no nos juzguemos más los unos a los otros, sino más bien decidid no poner tropiezo u ocasión de caer al hermano.”

Esta es la enseñanza equivalente en una epístola.

Siempre debemos recordar este principio: si somos severos ahora en nuestro juicio, tendremos que enfrentarnos con esa severidad allá. Tal vez el ejemplo más adecuado del Antiguo Testamento es el de David en 2 Sam. 12.

Cuando escuchó del hombre que había robado el cordero, exclamó:

“¡Eso es terrible! Tiene que pagar cuatro tantos”.

¡Y el Señor respondió, y David perdió 4 de sus hijos (no ovejas) por su pecado con Betsabé!

Además, siempre debemos cuidarnos de ser muy duros con otros, aun cuando hacen algo incorrecto. Podría venir el día cuando nosotros mismos cometemos una falta, ¡y entonces tengamos que soportar la crítica severa de otros!

Y cuando una persona muy crítica cae, rara vez recibe algo de simpatía ¡porque nunca la ha mostrado para otros!

Esta prohibición de juzgar a otros también puede incluir el asunto de imputar motivos equivocados a lo que hacen los creyentes.

¡Cualquiera que juzga los motivos se está colocando en el lugar de Dios!
Solamente Él puede juzgar motivos.

En todo esto tenemos que mantenernos en contacto con Dios para que nuestras mentes no se suavicen en cuanto a la seriedad del pecado.
Y este pasaje no está enseñando que nosotros tenemos que ser perfectos para poder discernir o decidir asuntos.