PRIMEROS AÑOS EN EL MATRIMONIO Fundamentos del matrimonio: Comunicación

por **ZARGOTEAM** Jue 18 Jul 2013, 10:28 pm

Fundamentos del matrimonio: Comunicación

Crear el mejor matrimonio posible a partir de la unión de materias primas aportadas por dos seres humanos imperfectos, con dos personalidades claramente únicas.

Comunicación

Como se comentó en el artículo preliminar a éste, (Fundamentos del matrimonio: amor comprometido), en un esfuerzo por aprovechar las experiencias de aquellos que han tenido éxito viviendo juntos como marido y mujer, hace unos años le solicitamos a varias parejas casadas participar en un estudio informal. Más de seiscientas personas colaboraron para hablar con franqueza acerca de este tema.

Una de las recomendaciones expuestas por este panel de seiscientas personas, tiene que ver con un aspecto que representa un ingrediente básico de los matrimonios perdurables y exitosos: la buena comunicación.

A pesar de que este tema ha sido golpeado a muerte, o bien, comentado exhaustivamente por algunos escritores de libros sobre matrimonio; me gustaría ofrecer algunos pensamientos menos tratados en exceso, los cuales tienen que ver sobre la comunicación conyugal, especialmente dirigidos a los matrimonios jóvenes.

En primer lugar, hay que entender que los hombres y las mujeres difieren en un aspecto que no se menciona comúnmente. La investigación pone de manifiesto que la mayoría de las niñas son bendecidas con una mayor capacidad lingüística que los niños más pequeños, y sigue siendo un talento permanente. En pocas palabras, ella habla más que él.

Como adulto, generalmente la mujer expresa sus sentimientos y pensamientos mucho mejor que su marido y a menudo se irrita por la reticencia de éste. Probablemente Dios le ha dado 50 mil palabras al día y a su marido sólo 25.000. Él llega a casa con 24.975 palabras gastadas, por eso es que a veces parece que sólo “gruñe” el resto de la tarde. Por su lado, su esposa se muere por gastar las 25.000 palabras que le quedan.

La complejidad de la personalidad humana garantiza excepciones para cada generalización. Sin embargo, cualquier consejero matrimonial que conozca acerca del tema, sabe que la incapacidad o la falta de voluntad de los esposos por revelar sus sentimientos a las esposas es una de las quejas más comunes de las mujeres. Es más, casi se puede afirmar como un absoluto: muéstrame un esposo tranquilo, reservado, y yo te mostraré una esposa frustrada. Ella quiere saber lo que él piensa, lo que ocurrió en la oficina o lugar de trabajo, cómo ve a los niños, y especialmente, cómo se siente con ella. El marido, por el contrario, puede pensar que algunas cosas es mejor no decirlas. Es una lucha clásica.

La paradoja es que muchas veces una mujer muy emocional y verbal es atraída por el tipo de hombre fuerte y silencioso. Parecía tan seguro y "en control" antes de casarse...Ella admiraba su naturaleza imperturbable y su sangre fría durante la crisis. Luego se casaron, y la otra cara de su gran fuerza se hizo evidente. ¡El no hablaba! Así que por los próximos cuarenta años, ella rechinó los dientes porque su marido no le podía dar lo que ella necesitaba. Simplemente no estaba en él.

Ahora bien, ¿cuál es la solución a estos problemas de comunicación? Como siempre, involucra compromiso. Un hombre tiene una clara responsabilidad de "alegrar a la mujer que él ha tomado como esposa" (Deuteronomio 24:5). Él no se debe declarar a sí mismo como "una roca" que nunca se permitirá experimentar vulnerabilidad de nuevo. Por el contrario, es preciso que se esfuerce por abrir su corazón y compartir sus sentimientos más profundos con su esposa. Así, se debe de reservar tiempo para tener conversaciones significativas: pasear, ir a desayunar, o andar en bicicleta un sábado por la mañana, son nuevas oportunidades para conversar; todo esto puede ayudar a mantener vivo el amor.

Algunas mujeres, sin embargo, están casadas con hombres que nunca serán capaces de expresarse completamente o de entender las necesidades femeninas descritas anteriormente. Su estructura emocional hace que sea imposible para ellos comprender los sentimientos y frustraciones del otro - en particular aquellos sentimientos que ocurren en el sexo opuesto. Estos hombres no van a leer un libro como: “Amor para toda la vida” y es probable que lo resientan si lo hicieran. Ellos nunca se han visto obligados a "dar" y no tienen idea de cómo se hace. Entonces, ¿cuál es la reacción de sus esposas? ¿Qué haría usted si su marido carece de la perspicacia de ser lo que usted necesita que él sea?

Mi consejo es que usted cambie lo que pueda ser modificado, explique lo que pueda ser entendido, enseñe lo que pueda ser aprendido, revise lo que puede ser mejorado, resuelva lo que pueda solucionar, y procure negociar lo que está abierto al compromiso. Es decir: crear la mejor unión posible de las materias primas aportadas por dos seres humanos imperfectos, con dos personalidades claramente únicas. Además, a pesar de las asperezas que nunca podrán ser suavizadas, y las faltas que nunca podrán ser erradicadas, deben tratar de desarrollar la mejor perspectiva posible y determinarse para aceptar en su mente la realidad tal y como es.
El primer principio de la salud mental es aceptar lo que no se puede cambiar. Usted se puede desmoronar fácilmente debido a las circunstancias adversas que están fuera de su control. Puede mantenerse firme o ceder a la cobardía. La depresión es a menudo la evidencia de la renuncia emocional.

Alguien escribió:
La vida no me puede dar alegría y paz,

depende de mi aceptarlo.

La vida sólo me da tiempo y espacio,
depende de mí llenarlo.

¿Puede usted aceptar el hecho de que su esposo nunca podrá satisfacer todas sus necesidades y aspiraciones? Rara vez un ser humano puede satisfacer cada deseo y esperanza en otro. Obviamente, esta moneda tiene dos caras: la mujer tampoco puede ser la esposa perfecta. Él no está equipado para resolver su paquete completo de necesidades emocionales, y tampoco usted puede convertirse en su máquina sexual de ensueño cada veinticuatro horas. Ambos socios tienen que conformarse con debilidades humanas, fallas, irritabilidad, cansancio y noches ocasionales de "dolores de cabeza." Un buen matrimonio no es aquel en el que reina la perfección, es una relación en la que una perspectiva saludable pasa por alto una multitud de aspectos que no se pueden resolver. ¡Gracias a Dios mi esposa, Shirley, ha adoptado esta actitud hacia mí!

Estoy especialmente preocupado por la madre de niños pequeños que elige permanecer en el hogar como ama de casa a tiempo completo. Si mira a su marido como el proveedor de todas las conversaciones adultas, y el que satisface todas las necesidades emocionales, su matrimonio podría rápidamente encallar. Él regresa a casa en la tarde-noche después del trabajo, un poco agotado y con la necesidad de tener tranquilidad, como hemos comentado anteriormente. No obstante, en lugar de tranquilidad, se encuentra con una mujer continuamente hambrienta de atención y apoyo. Cuando ella ve en sus ojos que él no tiene ya más nada que dar, se deprime o se enoja (o ambos), y él no tiene idea de cómo puede ayudarla.

Yo entiendo esta necesidad femenina y he tratado de articularle esto a los hombres. Sin embargo, la total dependencia que pueda tener una mujer en un hombre coloca demasiada presión en la relación conyugal. A veces causa grietas a raíz de la tensión. ¿Qué se puede hacer, entonces? Una mujer, con un rango normal de necesidades emocionales no puede simplemente ignorar sus necesidades – las cuales gritan por ser satisfechas.

Por mucho tiempo he recomendado que las mujeres en esta situación traten de complementar lo que sus maridos no pueden, a través del cultivo de relaciones de amistad significativas con otras mujeres.

Tener amigas con las cuales se pueda hablar de corazón a corazón, estudiar las Escrituras, y compartir técnicas de cuidado de niños puede ser vital para la salud mental. Sin este apoyo adicional, la soledad y baja autoestima pueden crecer y empezar a estrangular el matrimonio.

Lamentablemente, esto no siempre es fácil de implementar. En los últimos años hemos sido testigos de una ruptura de las relaciones entre mujeres. Hace cien años, las esposas y madres no tenían que buscar amistades femeninas. Estaba programado en la cultura. Las mujeres solían preparar alimentos juntas, lavaban la ropa en el arroyo juntas, y cooperaban en la obra de caridad iglesia juntas. Cuando los bebés nacían, la nueva madre era visitada por tías, hermanas, vecinas y monjas que venían a ayudar a cambiar el pañal, alimentar y cuidar al niño. Un sistema automático de apoyo, rodeaba a la mujer y hacía la vida más fácil. La ausencia de este sistema se traduce rápidamente en un conflicto marital que incluso puede llevar al divorcio.

Para las mujeres jóvenes que están leyendo estas palabras, les pido que no dejen que esto le suceda. Invierta tiempo en sus amigas - aun cuando usted está ocupada. Resista la tentación de esperar a que su marido sea todo para usted. Manténgase involucrados como familia en una iglesia que se adapte a sus necesidades y predique la Palabra. Recuerde que usted está rodeada de muchas mujeres con sentimientos similares. Encuéntrelas y fortalezca esas relaciones. Y en el proceso, su propia autoestima se elevará. Luego, en este contentamiento, su matrimonio va a florecer. Suena simplista, pero esa es la forma en la que fuimos diseñados por un Dios infinitamente sabio y amoroso.

Por James Dobson, Ph.D.
Traducción y adaptación: Guiselle Jiménez