Porqué me dicen que soy problemática.

por **EBEN-EZER** Vie 09 Ago 2013, 3:30 am

Por alejandra Stamateas
Génesis 15:5: "Luego el señor lo llevo afuera y le dijo: Mira hacia el cielo y cuenta las estrellas, a ver si puedes. ¡Así de numerosa será tu descendencia!".
¿Alguna vez te dijeron que eras problemática? Tal vez en algún momento de tu vida hayas recibido comentarios como: "¡Te haces problema por todo!" o "¡te ahogas en un vaso con agua!". Varias investigaciones realizadas al respecto arrojaron como resultado que las mujeres nos hacemos más problema que los hombres. Esto se debe a que las mujeres creemos que las experiencias pasadas pueden predecir el futuro con exactitud. En otras palabras, estamos convencidas de que lo que vivimos en nuestro pasado se va a repetir de la misma manera en el futuro. Por ejemplo, si el año pasado a tu hijo le subió fiebre y como consecuencia de ello tuvo una convulsión, este año, apenas vuelva a estar afiebrado, vas a pensar que va a tener una convulsión. Cuando creemos que nuestras experiencias del pasado van a volver a repetirse exactamente igual en el futuro, comenzamos a preocuparnos.

¿Por qué las mujeres solemos preocuparnos más? En principio, porque somos más sensibles a todo lo emocional y eso incluye a las actitudes de los demás. Por ejemplo, desde muy chicas nosotras aprendemos a leer los rostros, es decir, tendemos a predecir el tiempo emocional de lo que vamos a vivir o lo que van a vivir otros. Además, solemos registrar más detalles, guardamos más palabras y hasta incluso podemos interpretar lo que al otro le pasa incluso cuando no diga nada. Creemos que tenemos la opinión correcta, y esa sobreestimación de nosotras mismas nos hace pensar que no nos equivocamos.

Las mujeres podemos trasformar cualquier hecho en un problema. Tal vez una situación que para un hombre no es un problema, nosotras sí la convertimos en algo conflictivo. ¿Cómo lo hacemos? Atándonos al pasado. Existen dos formas de ver el pasado: podemos mirarlo con optimismo o podemos mirarlo con pesimismo. La visión que tengamos del pasado no va a depender de las circunstancias, sino de cómo leemos e interpretamos nuestra historia pasada. Por ejemplo, podes comentarle a una amiga recuerdos tristes o situaciones de dolor, pero estar contenta, incluso entusiasmada por haber vivido lo que viviste. Eso sería tener una mirada optimista del pasado. Pero también podes mirar tu pasado con pesimismo, es decir, con una visión negativa. De esta manera, te lamentas por los momentos perdidos, tal vez por algo que no hubieras deseado que sucediera o un error que no hubieras querido cometer. Si este es el caso, esa visión pesimista te lleva a vivir atada a un pasado totalmente negativo para tu vida, ya que con esa mirada vas a perder la esperanza al creer que en tu presente y tu futuro necesariamente se va a volver a repetir ese pasado de desdicha.
:leyendo:

por **EBEN-EZER** Vie 09 Ago 2013, 3:33 am

Soltá tu pasado negativo.
La Biblia cuenta que la familia de Lot tenía que salir rápidamente de la ciudad donde estaba, porque Dios la destruiría a causa de la perversión de sus habitantes. Al referirse a la esposa de Lot, La Palabra no menciona su nombre porque ella no tenía una identidad, sino que estaba aferrada a su esposo. Cuando esa mujer estaba por salir, el ángel le dio la instrucción muy clara que ella no obedeció: "¡No mires atrás!". Esta mujer estaba atada al pasado y miró hacia atrás por los recuerdos, los miedos y el dolor que había vivido en esa ciudad. Ella no miró hacia atrás por lo bueno que dejaba, sino porque estaba atada al dolor de su pasado, a una tierra negativa en la cual había vivido experiencias terroríficas. En ese lugar de maldición quisieron violar a sus hijas y por dicho motivo, al mirar atrás creyó que ese escenario espeluznante se iba a repetir en cualquier lugar al que fuera en el futuro. El dolor y el recuerdo de haber pasado por situaciones negativas le quitaron a esa mujer el interés por el futuro. La esposa de Lot era una mujer sin identidad que no podía construir una vida porque se aferraba a su pasado de tristeza. Ella no creía en su capacidad y pensaba: "Voy a volver a repetir mi pasado a donde vaya". Esta forma de pensar es la que tienen muchas veces algunas mujeres cuando dicen: "Mi pasado me persigue, voy a volver a tener una pareja y me va a ir mal"; "mis hijos van a seguir tratándome mal"; "mi salud va empeorar"; "¿para qué voy a intentarlo si siempre me va a ir mal?"; "justo a mí me tocó la fila más larga del supermercado, ¡siempre me pasa lo mismo!". ¿Alguna vez pronunciaste algunas de estas frases? Eso se debe a que estás atada a un pasado de dolor, fracaso, traiciones, angustias y mentiras, y por eso decís: "¡Siempre me va a pasar lo mismo!". La fórmula de tu vida quizás te haya mostrado en tu pasado que A más B da como resultado C, razón por la cual la próxima vez que intentes sumar A más B, vas a estar segura de que obtendrás el mismo resultado. Cuando creés que lo único que se va a repetir en tu vida es el dolor, basta con que veas un atisbo de lo malo para que te comiences a preocupar. Tu preocupación precisamente radica en que no querés volver a vivir eso, pero no sabés cómo hacer para impedirlo.
:leyendo:

por **EBEN-EZER** Vie 09 Ago 2013, 3:36 am

Atarte al pasado construye desdicha.
La Biblia cuenta que la familia de Lot tenía que salir rápidamente de la ciudad donde estaba, porque Dios la destruiría a causa de la perversión de sus habitantes. Al referirse a la esposa de Lot, La Palabra no menciona su nombre porque ella no tenía una identidad, sino que estaba aferrada a su esposo. Cuando esa mujer estaba por salir, el ángel le dio la instrucción muy clara que ella no obedeció: "¡No mires atrás!". Esta mujer estaba atada al pasado y miró hacia atrás por los recuerdos, los miedos y el dolor que había vivido en esa ciudad. Ella no miró hacia atrás por lo bueno que dejaba, sino porque estaba atada al dolor de su pasado, a una tierra negativa en la cual había vivido experiencias terroríficas. En ese lugar de maldición quisieron violar a sus hijas y por dicho motivo, al mirar atrás creyó que ese escenario espeluznante se iba a repetir en cualquier lugar al que fuera en el futuro. El dolor y el recuerdo de haber pasado por situaciones negativas le quitaron a esa mujer el interés por el futuro. La esposa de Lot era una mujer sin identidad que no podía construir una vida porque se aferraba a su pasado de tristeza. Ella no creía en su capacidad y pensaba: "Voy a volver a repetir mi pasado a donde vaya". Esta forma de pensar es la que tienen muchas veces algunas mujeres cuando dicen: "Mi pasado me persigue, voy a volver a tener una pareja y me va a ir mal"; "mis hijos van a seguir tratándome mal"; "mi salud va empeorar"; "¿para qué voy a intentarlo si siempre me va a ir mal?"; "justo a mí me tocó la fila más larga del supermercado, ¡siempre me pasa lo mismo!". ¿Alguna vez pronunciaste algunas de estas frases? Eso se debe a que estás atada a un pasado de dolor, fracaso, traiciones, angustias y mentiras, y por eso decís: "¡Siempre me va a pasar lo mismo!". La fórmula de tu vida quizás te haya mostrado en tu pasado que A más B da como resultado C, razón por la cual la próxima vez que intentes sumar A más B, vas a estar segura de que obtendrás el mismo resultado. Cuando creés que lo único que se va a repetir en tu vida es el dolor, basta con que veas un atisbo de lo malo para que te comiences a preocupar. Tu preocupación precisamente radica en que no querés volver a vivir eso, pero no sabés cómo hacer para impedirlo.
:leyendo:

por **EBEN-EZER** Vie 09 Ago 2013, 3:40 am

Atarte al pasado significa que no querés perder tu rol.
Hay personas que manipulan a otras personas fingiendo que están mal. Por ejemplo, dicen que les duele la cabeza cuando en realidad no sienten ninguna molestia. ¿Conocés personas que actúan así? Ponen excusas como: "No puedo caminar"; "a mí nunca me enseñaron"; "no tengo auto"; "nadie me da dinero". La realidad es que sí poseen capacidad para realizar lo que deben hacer, pero fingen para manipular al otro y que este haga lo que le piden. Sin embargo, existe algo peor que consiste en manipular no fingiendo sino experimentando dolor verdaderamente. En estos casos, la persona no simula que le duele la cabeza, sino que efectivamente tiene dolor. Este es un gran problema que le suele ocurrir a muchas mujeres.
Supongamos que después de treinta años de matrimonio un hombre abandona a su esposa para irse con una mujer más joven. La esposa no puede resistir el abandono y se cuestiona: "¿Por qué me dejó?, ¿por qué no pudimos arreglar las cosas? ¡Quiero que vuelva y tener todo como estaba antes!". En esta situación cabe preguntarse qué es lo que en realidad quiere recuperar esta mujer. ¿El marido?, ¿la unión de la familia?, ¿los momentos vividos con él? La respuesta es que no quiere recuperar nada de lo anterior, ni siquiera su pasado. Lo que verdaderamente desea recuperar es el rol de controladora, porque ahora que el marido se fue no puede dominar a nadie más. Probablemente, esta mujer diga: "¡Cómo me gustaba decirle que viniera a cierta hora para comer, que sacara el perro, que me lleve a pasear o que me compre eso que tanto quería!".
A veces nos gusta quedarnos en el pasado porque aunque este haya sido doloroso, al menos ahí teníamos un rol protagónico. Si una mujer es la única que ayuda económicamente a su familia, no va a querer que las finanzas de los demás familiares mejoren, o si está enferma, no va a buscar sanarse, ya que de ser así, ella perdería el protagonismo. Mientras se sienta mal, los demás no dejarán de pensar en ella, y de este modo domina a todos a su alrededor. Muchas veces las mujeres nos victimizamos y acusamos al otro de querer dominarnos cuando en realidad no es así. Estas mujeres tienen que cambiar de rol, y como esta tarea no es nada fácil, prefieren mantenerte en la posición de víctimas a valerse por sus propios medios y perder el poder.
El pasaje de Génesis dice: "Cuenta las estrellas, a ver si las puedes contar". Si Dios le pidió a Abraham que contara las estrellas fue porque Él sabía exactamente cuántas había. Dios le puso límite a todo, incluso a las estrellas y a los granitos de arena del mar. Ciertamente, quienes no sabemos qué cantidad de estrellas hay somos nosotros. ¿Por qué Dios lo desafió a Abraham a contar las estrellas? Él quería mostrarle que era incapaz de averiguar cuántas estrellas había en el cielo: "Por más que lo intentes, no lo vas a poder hacer". Dios le puso un límite a Abraham diciéndole: "Hay un límite para tu capacidad de contar. Hasta ahora contaste los años que cumpliste, las ovejas de tu rebaño e incluso las relaciones sexuales que tuviste con tu esposa Sara sin que haya quedado embarazada. Sin embargo, ahora te pido que salgas a contar las estrellas, si podés". Abraham aprendió que tenía un límite. Hay cosas que uno nunca va a saber cómo van a ocurrir. Por más que quieras repetir el pasado, hay situaciones que no sabés cómo se van a resolver. Por más que tengas capacidad para solucionar algunas, habrá otras que no podrás controlar jamás. Dios te dice: "Quiero que veas ese límite. No me voy a manejar en tu ámbito, con tus parámetros, tus valores, tus opiniones y conclusiones; yo me voy a manejar con lo que vos no podés para darte lo que querés". Tal vez le digas a Dios: "Señor, sé que cuando mi hijo tenga fiebre va a terminar en una convulsión. Esto ya pasó antes y por eso me preocupo cada vez que ocurre". Entonces Dios te dirá: "Contá las estrellas, si las podés contar. Hay algo que no sabés, pero que yo si sé. Te pido que entres en mi mundo, ya que haré algo nuevo para darte lo que estás esperando". Hay algo nuevo que no conocés y que no podés contar. Aunque hayas vivido la misma situación mil veces, ¡Dios hará algo nuevo! Dejá de buscar que se repita tu pasado conocido, no vuelvas a decir cosas como: "Fallé con todas mis parejas anteriores, así que si me vuelvo a enamorar, voy a fracasar otra vez". Dejá de retener el pasado, cambiá tu rol y decí: "Señor, quiero contar las estrellas, pero no puedo. ¡Ayudame!". La fe siempre señala el futuro y te hace mirar hacia adelante. ¿Estás dispuesta a ir un poquito más allá? ¿Estás dispuesta a decirle a Dios que no vas a recibir ni hacer más de lo mismo? No vas a poder contar las estrellas, pero por fe te vas a tomar de un Dios que sí puede hacerlo. Tu pasado te puede dar sabiduría para no repetir ciertas cosas, pero tu presente y tu futuro están atados a la sabiduría de Dios. Su sabiduría dice que en esta oportunidad no se va a repetir más la frustración, el dolor ni el fracaso, porque aunque parezca igual que las veces anteriores, Él hará algo nuevo. ¡No importa lo que pasó, sino hasta dónde estás dispuesta a creerle a Dios!

Abraham dudaba de la capacidad de Dios de darle algo mejor. Él decía: "Si vuelve a ocurrir A más B, entonces obtendré C". Quizás digas: "Si vuelvo a hacer esto, me va a pasar lo que me pasa siempre". ¡Usá tu fe! Cuando empieces a preocuparte por algo usá la fe y decí: "¿Por qué me preocupo pensando que esto va a terminar mal? ¡Dios va a traer una nueva solución!".
El Señor le dijo a Abraham que saliera de su tienda. Del mismo modo, tenés que salir de ese lugar cuadrado que te hace pensar y ver las mismas cosas siempre para observar el firmamento: ¡hay tantas estrellas como milagros de Dios para tu vida!
Ante una dificultad, tenés que activar la fe y la esperanza. Cada vez que venga un problema, pensá en todo lo que podría pasar como consecuencia de esa situación. Por ejemplo, si te salió un lunar, pensá: "Me van a tener que operar"; "me va a quedar una marca"; "me voy a morir en el quirófano"; "mi esposo se va a separar de mí porque por dos semanas no voy a querer tener sexo"; "nunca me voy a sanar"; "el lunar se va a trasladar a otra parte del cuerpo". ¡Agotá esos pensamientos porque nada de eso te va a ocurrir! Todo eso que pensaste es tu historia del pasado, lo conocido, pero Dios te dice: "Voy a hacer algo nuevo. Contá las estrellas, a ver si las podés contar, y te darás cuenta que tengo cosas que ni te imaginás". Las situaciones transcurrirán de manera diferente y el milagro vendrá a tu vida.

Pensá cuál es el problema que hoy viene a tu mente, esa situación problemática que te atormenta. Tal vez digas: "Si no pagamos el alquiler, nos vamos a quedar sin casa"; "mi marido va a volver ebrio y nos va a terminar golpeando"; "me voy a quedar sin plata porque me van a echar del trabajo". Una vez que identifiques el conflicto, imaginá todas las consecuencias negativas que podés experimentar: morirte, enfermarte, sufrir robos, violencia, quedarte sin trabajo, perder tu casa y tus hijos, quedarte paralítica, que te tengan que hacer una operación y que salga mal, etc. Luego de pensar en eso, levantá las manos al cielo y decí: "No puedo contar las estrellas, ¡solo Dios lo sabe! Me tomo de Su mano, sé que vendrá sabiduría del cielo y todo lo que haga me va a salir bien, en el nombre de Jesús". Lo que pensaste no va a ocurrir porque lo pudiste contar, y Dios va a hacer lo que no podés contar. El Señor te dice: "No es lo que podés, sino lo que no podés lo que traeré a tu vida, porque eso depende de mí: ¡ese es el milagro que te voy a dar!".
No insistas con tu pensamiento basado en las formulas del pasado. Por el contrario, hablá bendición, porque hay algo que todavía no pudiste contar y nunca lo harás, porque es algo que solo Dios puede hacer. No permitas que el pasado suprima tu esperanza ni maldiga tu fe. Recordá que es la sabiduría del Señor la que va a resolver tu situación.
Dios va a hacer un milagro para mostrarte Su gloria. Vendrán directamente de Dios cosas que vos nunca podrías hacer, contar o imaginar, porque solo Él tiene la sabiduría de lo que ha creado. Mantené tu fe en lo que no sabés, pero decile a Dios: "Señor, vos vas a hacer lo que yo no sé hacer. En lo que ignoro estarás vos para obrar tu milagro, porque sos mi Dios creador de cosas completamente nuevas". Amén
final

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