INTERPRETACION DE HEBREOS 10:14

[Maikol]

ANALISIS DE HEBEOS 10:14

     Uno de los argumentos más sólidos con que cuentan los defensores de la doctrina: Salvo, siempre salvo, es el verso 14 del cap. 10 de Hebreos: “porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados”. Se argumenta que con el sacrificio de Cristo se consiguió borrar total y absolutamente todos los pecados que el creyente cometió y cometerá en su vida, y por esa razón, éste no puede perder la salvación pues ya fue justificado y hecho perfecto para siempre. ¿Eso es lo que este versículo realmente enseña? En primer lugar debemos averiguar qué significa la palabra “perfecto” en este versículo; ya sabemos que los “santificados” son aquellos cuyos pecados fueron justificados por la sangre de Cristo.

La pregunta siguiente es ¿Cómo se puede hacer perfectos a los santificados? Para ello debemos escudriñar minuciosamente los capítulos 9 y 10 del libro de Hebreos y prestar mucha atención a la palabra “PERFECTO”.

8 dando el Espíritu Santo a entender con esto que aún no se había manifestado el camino al Lugar Santísimo, entre tanto que la primera parte del tabernáculo estuviese en pie. 
9 Lo cual es símbolo para el tiempo presente, según el cual se presentan ofrendas y sacrificios que no pueden hacer perfecto, en cuanto a la conciencia, al que practica ese culto, 
10 ya que consiste sólo de comidas y bebidas, de diversas abluciones, y ordenanzas acerca de la carne, impuestas hasta el tiempo de reformar las cosas. (Heb 9)

1 Porque la ley, teniendo la sombra de los bienes venideros, no la imagen misma de las cosas, nunca puede, por los mismos sacrificios que se ofrecen continuamente cada año, hacer perfectos a los que se acercan. 
2 De otra manera cesarían de ofrecerse, pues los que tributan este culto, limpios una vez, no tendrían ya más conciencia de pecado. 
3 Pero en estos sacrificios cada año se hace memoria de los pecados; 
4 porque la sangre de los toros y de los machos cabríos no puede quitar los pecados. (Heb 10)

12 pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios, 
13 de ahí en adelante esperando hasta que sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies;
14 porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados. 
15 Y nos atestigua lo mismo el Espíritu Santo; porque después de haber dicho: 
16 Este es el pacto que haré con ellos 
Después de aquellos días, dice el Señor: 
Pondré mis leyes en sus corazones, 
Y en sus mentes las escribiré,
17 añade: 
Y nunca más me acordaré de sus pecados y transgresiones.
18 Pues donde hay remisión de éstos, no hay más ofrenda por el pecado

    Lo primero que se debe reconocer es la incapacidad de la ley para hacer perfecto al hombre porque los ritos mosaicos: “…no pueden hacer perfecto, en cuanto a la conciencia, al que practica ese culto,” (heb 9:9) no pueden perfeccionarlo porque con los sacrificios: “…se hace memoria de los pecados; porque la sangre de los toros y de los machos cabríos no puede quitar los pecados” (heb 10:3-4) ya que el hombre, después de practicar esos ritos, continuaba siendo el mismo pecador de siempre y su vida no evidenciaba cambios hacia la santidad.

 ¿A qué se refiere la biblia cuando emplea la palabra conciencia? Según el diccionario, conciencia es una facultad interna que posee el hombre y que le permite discernir el bien y el mal; ésta facultad es importantísima pues nos ayuda a tomar las decisiones en la vida.

   El propósito de Dios es hacer perfecto al hombre, hacerlo una criatura santa como El lo es, ¿De qué manera Dios lograría ese propósito?: “¿cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo?” (heb 9:14) Esta era la única manera de hacer perfecto al hombre pues el poder de Dios es lo único que puede limpiar la conciencia humana de obras carnales para que pueda santificarse y de ésta manera, servir a Dios. Este es el propósito principal del nuevo pacto, quitar el pecado de la vida del hombre (heb 9:26); la ley mosaica era incapaz de ministrar la conciencia porque sus ritos era de carácter externos; mientras que la conciencia, es interna: “Porque la ley, teniendo la sombra de los bienes venideros, no la imagen misma de las cosas, nunca puede, por los mismos sacrificios que se ofrecen continuamente cada año, hacer perfectos a los que se acercan. De otra manera cesarían de ofrecerse, pues los que tributan este culto, limpios una vez, no tendrían ya más conciencia de pecado” (heb 10:1-2) ¿Están entendiendo?

    Posteriormente, y a partir de Heb 10:5, la palabra comienza a revelarnos el plan divino para perfeccionar al hombre; éste se confirma en el verso 9: “…quita lo primero, para establecer esto último”. En el verso 11 se reconoce nuevamente la incapacidad de la ley para quitar el pecado de la vida del hombre; y por fin, llegamos al verso 14: “porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados”;  este verso nos enseña como Cristo hizo lo que la ley no pudo “hacer perfecto al hombre para siempre”.

   La “Perfección” del creyente es el tema del cual está hablando Heb 10:14; y precisamente esa es la voluntad del Padre. ¿De qué le sirve a Dios perdonarte todos los pecados si luego tú vas a seguir cometiéndolos? (Rom 6:2).  Cristo, con una sola ofrenda consiguió; en primer lugar, borrarnos los pecados y santificarnos; y en segundo lugar, hacernos perfectos; o sea, nos hizo capaces de llevar una vida en santidad gracias al Espíritu Santo que nos ha dado, ventaja con la cual el hombre del pacto mosaico no podía contar.

   Por lo tanto, es un error creer que Heb 10:14 está enseñando que el creyente está totalmente justificado de todos los pecados que cometerá en su vida; es un error creer que independientemente de la vida que lleve, el creyente goza de una incondicional justificación, y que por esa razón, él no puede perder jamás su  salvación. Esa no es una enseñanza bíblica. Heb 10.14  está enseñando todo lo contrario, está hablando de la perfección del hombre, la nueva vida que el creyente en Cristo necesariamente debe tener:  ”Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna”  (Rom 6:22). Esta verdad es confirmada también en los versículos siguientes:  ”Y nos atestigua lo mismo el Espíritu Santo; porque después de haber dicho: Este es el pacto que haré con ellos, Después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en sus corazones, Y en sus mentes las escribiré” (heb 10:15-16), la palabra está poniendo como testigo al E. Santo de que realmente la santificación es la meta; pues el E. Santo es quien pone las leyes de Dios en nuestros corazones y  en nuestras mentes (Rom 8:14)

 

   Asimismo, el E. Santo es el que nos hace perfectos día a día llevándonos a la santificación: “Pero nosotros debemos dar siempre gracias a Dios respecto a vosotros, hermanos amados por el Señor, de que Dios os haya escogido desde el principio para salvación, mediante la santificación por el Espíritu y la fe en la verdad” (2 Tes 2:13); ser hechos conforme a imagen y semejanza de su Hijo es propósito que el Padre tiene para con los hombres; hacernos partícipes de su naturaleza santa; por esa razón la palabra nos hace una dura advertencia si no perseveramos en nuestra santificación: “Porque si pecáremos voluntariamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda más sacrificio por los pecados, sino una horrenda expectación de juicio, y de hervor de fuego que ha de devorar a los adversarios” (heb 10:26-27) ¿Es necesario explicar éstos pasajes? Estos pasajes demuestran categóricamente que la perfección del hombre es el tema principal en éstos capítulos de Hebreos; por esa razón la palabra considera al pecado como un enemigo contra el cual hay que combatir (Heb 12:4).

 

    Ahora ya podemos comprender el verdadero mensaje de Hebreos 10:14; y esto nos debe llevar a auto examinarnos para ver si estamos produciendo frutos dignos de un hijo de Dios; si nuestra conciencia fue lavada por la sangre de Cristo para que sea el Señor quien determine lo que es bueno o no y si realmente somos guiados por el E. Santo; pues no en vano Jesús dijo: “No todo el que me dice: Señor, Señor, entrara en el Reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi padre, que está en los cielos” (Mat 7:21). Amén.-

 

Bendiciones

[Evangelista]

ANALISIS DE HEBEOS 10:14

     Uno de los argumentos más sólidos con que cuentan los defensores de la doctrina: Salvo, siempre salvo, es el verso 14 del cap. 10 de Hebreos: “porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados”. Se argumenta que con el sacrificio de Cristo se consiguió borrar total y absolutamente todos los pecados que el creyente cometió y cometerá en su vida, y por esa razón, éste no puede perder la salvación pues ya fue justificado y hecho perfecto para siempre. ¿Eso es lo que este versículo realmente enseña? En primer lugar debemos averiguar qué significa la palabra “perfecto” en este versículo; ya sabemos que los “santificados” son aquellos cuyos pecados fueron justificados por la sangre de Cristo.

La pregunta siguiente es ¿Cómo se puede hacer perfectos a los santificados? Para ello debemos escudriñar minuciosamente los capítulos 9 y 10 del libro de Hebreos y prestar mucha atención a la palabra “PERFECTO”.

8 dando el Espíritu Santo a entender con esto que aún no se había manifestado el camino al Lugar Santísimo, entre tanto que la primera parte del tabernáculo estuviese en pie. 
9 Lo cual es símbolo para el tiempo presente, según el cual se presentan ofrendas y sacrificios que no pueden hacer perfecto, en cuanto a la conciencia, al que practica ese culto, 
10 ya que consiste sólo de comidas y bebidas, de diversas abluciones, y ordenanzas acerca de la carne, impuestas hasta el tiempo de reformar las cosas. (Heb 9)

1 Porque la ley, teniendo la sombra de los bienes venideros, no la imagen misma de las cosas, nunca puede, por los mismos sacrificios que se ofrecen continuamente cada año, hacer perfectos a los que se acercan. 
2 De otra manera cesarían de ofrecerse, pues los que tributan este culto, limpios una vez, no tendrían ya más conciencia de pecado. 
3 Pero en estos sacrificios cada año se hace memoria de los pecados; 
4 porque la sangre de los toros y de los machos cabríos no puede quitar los pecados. (Heb 10)

12 pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios, 
13 de ahí en adelante esperando hasta que sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies;
14 porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados. 
15 Y nos atestigua lo mismo el Espíritu Santo; porque después de haber dicho: 
16 Este es el pacto que haré con ellos 
Después de aquellos días, dice el Señor: 
Pondré mis leyes en sus corazones, 
Y en sus mentes las escribiré,
17 añade: 
Y nunca más me acordaré de sus pecados y transgresiones.
18 Pues donde hay remisión de éstos, no hay más ofrenda por el pecado

    Lo primero que se debe reconocer es la incapacidad de la ley para hacer perfecto al hombre porque los ritos mosaicos: “…no pueden hacer perfecto, en cuanto a la conciencia, al que practica ese culto,” (heb 9:9) no pueden perfeccionarlo porque con los sacrificios: “…se hace memoria de los pecados; porque la sangre de los toros y de los machos cabríos no puede quitar los pecados” (heb 10:3-4) ya que el hombre, después de practicar esos ritos, continuaba siendo el mismo pecador de siempre y su vida no evidenciaba cambios hacia la santidad.

 ¿A qué se refiere la biblia cuando emplea la palabra conciencia? Según el diccionario, conciencia es una facultad interna que posee el hombre y que le permite discernir el bien y el mal; ésta facultad es importantísima pues nos ayuda a tomar las decisiones en la vida.

   El propósito de Dios es hacer perfecto al hombre, hacerlo una criatura santa como El lo es, ¿De qué manera Dios lograría ese propósito?: “¿cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo?” (heb 9:14) Esta era la única manera de hacer perfecto al hombre pues el poder de Dios es lo único que puede limpiar la conciencia humana de obras carnales para que pueda santificarse y de ésta manera, servir a Dios. Este es el propósito principal del nuevo pacto, quitar el pecado de la vida del hombre (heb 9:26); la ley mosaica era incapaz de ministrar la conciencia porque sus ritos era de carácter externos; mientras que la conciencia, es interna: “Porque la ley, teniendo la sombra de los bienes venideros, no la imagen misma de las cosas, nunca puede, por los mismos sacrificios que se ofrecen continuamente cada año, hacer perfectos a los que se acercan. De otra manera cesarían de ofrecerse, pues los que tributan este culto, limpios una vez, no tendrían ya más conciencia de pecado” (heb 10:1-2) ¿Están entendiendo?

    Posteriormente, y a partir de Heb 10:5, la palabra comienza a revelarnos el plan divino para perfeccionar al hombre; éste se confirma en el verso 9: “…quita lo primero, para establecer esto último”. En el verso 11 se reconoce nuevamente la incapacidad de la ley para quitar el pecado de la vida del hombre; y por fin, llegamos al verso 14: “porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados”;  este verso nos enseña como Cristo hizo lo que la ley no pudo “hacer perfecto al hombre para siempre”.

   La “Perfección” del creyente es el tema del cual está hablando Heb 10:14; y precisamente esa es la voluntad del Padre. ¿De qué le sirve a Dios perdonarte todos los pecados si luego tú vas a seguir cometiéndolos? (Rom 6:2).  Cristo, con una sola ofrenda consiguió; en primer lugar, borrarnos los pecados y santificarnos; y en segundo lugar, hacernos perfectos; o sea, nos hizo capaces de llevar una vida en santidad gracias al Espíritu Santo que nos ha dado, ventaja con la cual el hombre del pacto mosaico no podía contar.

   Por lo tanto, es un error creer que Heb 10:14 está enseñando que el creyente está totalmente justificado de todos los pecados que cometerá en su vida; es un error creer que independientemente de la vida que lleve, el creyente goza de una incondicional justificación, y que por esa razón, él no puede perder jamás su  salvación. Esa no es una enseñanza bíblica. Heb 10.14  está enseñando todo lo contrario, está hablando de la perfección del hombre, la nueva vida que el creyente en Cristo necesariamente debe tener:  ”Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna”  (Rom 6:22). Esta verdad es confirmada también en los versículos siguientes:  ”Y nos atestigua lo mismo el Espíritu Santo; porque después de haber dicho: Este es el pacto que haré con ellos, Después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en sus corazones, Y en sus mentes las escribiré” (heb 10:15-16), la palabra está poniendo como testigo al E. Santo de que realmente la santificación es la meta; pues el E. Santo es quien pone las leyes de Dios en nuestros corazones y  en nuestras mentes (Rom 8:14)

 

   Asimismo, el E. Santo es el que nos hace perfectos día a día llevándonos a la santificación: “Pero nosotros debemos dar siempre gracias a Dios respecto a vosotros, hermanos amados por el Señor, de que Dios os haya escogido desde el principio para salvación, mediante la santificación por el Espíritu y la fe en la verdad” (2 Tes 2:13); ser hechos conforme a imagen y semejanza de su Hijo es propósito que el Padre tiene para con los hombres; hacernos partícipes de su naturaleza santa; por esa razón la palabra nos hace una dura advertencia si no perseveramos en nuestra santificación: “Porque si pecáremos voluntariamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda más sacrificio por los pecados, sino una horrenda expectación de juicio, y de hervor de fuego que ha de devorar a los adversarios” (heb 10:26-27) ¿Es necesario explicar éstos pasajes? Estos pasajes demuestran categóricamente que la perfección del hombre es el tema principal en éstos capítulos de Hebreos; por esa razón la palabra considera al pecado como un enemigo contra el cual hay que combatir (Heb 12:4).

 

    Ahora ya podemos comprender el verdadero mensaje de Hebreos 10:14; y esto nos debe llevar a auto examinarnos para ver si estamos produciendo frutos dignos de un hijo de Dios; si nuestra conciencia fue lavada por la sangre de Cristo para que sea el Señor quien determine lo que es bueno o no y si realmente somos guiados por el E. Santo; pues no en vano Jesús dijo: “No todo el que me dice: Señor, Señor, entrara en el Reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi padre, que está en los cielos” (Mat 7:21). Amén.-

 

Bendiciones

ADMINISTRADORA:

NOTA : redacta el tema, resumiendolo, abrevialo lo suficiente como para debatir el tema, si dentro de una hora no lo resumes y lo redacta sera borrado-

Bendiciones

[Carlos Misionero]

El tema es muy interesante y se podría seccionar para poderlo discutir, ya que lo largo del texto da lugar a muchos puntos de partida y no se sabe por donde empezar.

[Armisam]

Montero.
Saludos en fin de año.

Yo sé que investigaste pero no inquieta a leer.

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