El Rincón del Predicador: Dios es Dios de resurrección

El Rincón del Predicador: Dios es Dios de resurrección
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Por Ricardo Gondim
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predicación, ministerio,



Bosquejo de sermón

Compartido por: Ricardo Gondim, pastor de la Iglesia Betesda, en Sao Paulo, Brasil

Texto bíblico: Los Hechos de los Apóstoles 5.30–42

Mensaje central:

Algunos principios que revelan los movimientos de Dios en medio de la furia que ciertos religiosos desatan contra él

Título del sermón: Dios es Dios de resurrección


Introducción

Una verdad bíblica suele pasarnos desapercibida en este pasaje:

Jesús no pertenecía a ningún clero sacerdotal.

Él pertenecía a las zonas marginales.

Su mensaje y enseñanza irritaba a los religiosos.

De hecho, su ministerio se aproximaba muchísimo más a la tradición profética de Israel que a la tradición sacerdotal.


Él confrontó la religiosidad.

Tiró mesas en el templo con látigo en mano; llamó a los religiosos «sepulcros blanqueados» y les advirtió que eran hijos del Diablo.

Pero para la gente pecadora él siempre les concedió su amistad, la cual le correspondieron.

Ahora se entiende por qué, en el capítulo 5 de los Hechos, los religiosos sienten tanta furia contra Pedro, Juan y Felipe, porque le dan continuidad al movimiento que Jesús inició.

¡Ellos se habían esforzado tanto para eliminar a Jesús y ¡no acaba! ¡Continúa!

«¡No conseguimos limpiar a Israel de esa peste llamada Jesús y cristianismo!»

Desarrollo

1. Dios interviene en los procesos destructivos para dar resurrección

¿Cuál es el mensaje de los apóstoles? Lo declara el versículo 30.

«Que quede bien claro, el que mató a Jesús no fue Dios, ¡fueron ustedes!» (paráfrasis del predicador).

Primer principio:

El autor de un proceso destructivo que deja víctimas ¡no es Dios!, es la maldad de la gente.

Puede ser el mercado, la esclavitud, un capitalismo, un comunismo, un cristianismo.

Si deja víctimas, ¡no procede de Dios!

¿Y cuál es la participación de Dios en este proceso?

«¡Dios es el autor de la resurrección! —afirma Pedro— Los que mataron a Jesús fueron ustedes» (paráfrasis del autor).

Pedro es bastante claro pues lo ha repetido desde el capítulo 3:

«¡Ustedes mataron al autor de la vida!

Ustedes son los responsables de lo que sucedió en el Gólgota.

¿Cuál es la participación de Dios? ¡Pues Dios está interesado en resucitar.

Ustedes lo mataron, mas Dios resucitó a Jesús, para hacerlo príncipe y salvador» (paráfrasis del autor). Ese es el mensaje de Pedro.

El Dios de la Biblia es el Dios de la resurrección.

Inclusive la narración de la creación en Génesis no buscaba explicar que Dios es creador.

El cronista la incluye en su relato para explicar que Dios es el libertador de Israel de Egipto; porque el libro de Génesis se escribió para explicar el éxodo, después de que Dios había liberado a Israel de la esclavitud de Egipto.

En ese evento, antes de ser creador, es libertador. Antes de crear, él resucita. Porque resucitar es más difícil que crear. ¡Es dar vida a lo que está muerto!

La Alianza Pascual es el texto principal del Antiguo Testamento (Éxodo 12).

Y es a partir de él que todos los demás pasajes de la Biblia encuentran sentido.

Y el texto fundamental del Nuevo Testamento es precisamente este versículo:

«ustedes cometieron un crimen mayor al de Egipto que oprimió al pueblo de Israel.

¡Ustedes mataron a Dios! ¡Ustedes mataron a Jesús!, pero ¡Dios lo resucitó!» (paráfrasis del predicador).

¡Eh aquí el mensaje principal!: ¿De qué lado está Dios? Dios nunca está del lado de aquel que produce víctimas. Dios siempre está del lado de aquel que se involucra en el proceso de proveer resurrección.




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2. Dios se ha comprometido con la resurrección de nuestra vida

Versículos 31–33 ¿Por qué están furiosos? ¿Qué es lo que acaba de declararles Pedro?

«Que ustedes mataron a Jesús, lo colgaron de un madero, y Dios lo resucitó y lo hizo príncipe y salvador, con el propósito de que les perdone a ustedes sus pecados» (paráfrasis del predicador).

¿Y por eso están furiosos?

Acá el segundo principio: Siempre que exista duda sobre de qué lado se encuentra Dios, basta con preguntarse si el mensaje que él ofrece causa rabia.

Dios está del lado de aquellas personas que quieren recibir de él la oportunidad de resucitar.

¿Por qué los religiosos se enfurecieron?, ¿porque Jesús resucitó?, ¿eso provocó su furor?, ¿o porque Dios colocó a Jesús en la posición de príncipe y salvador?, ¿eso los dejó con tanta furia?, ¿o porque Jesús fue exaltado a fin de que Israel pueda pasar por el arrepentimiento y recibir el perdón de sus pecados?, ¿eso les despertó semejante ira? Explíquemelo a mí.

¿Cómo decide moverse Dios en medio de tal exacerbación?

Le muestra a Israel que el más despreciable de todos los pecados es matar a Dios.

Los religiosos mataron a Dios, que se encarnó y vivió entre nosotros.

Este es peor que fumar, que consumir cocaína o traficarla, peor que la pedofilia; es el crimen de los crímenes.

Ese pecado de estos religiosos, que es de lo peor, Dios puede revertirlo.

El mensaje de Cristo es que es posible comenzar de nuevo, que Dios se ha comprometido con la resurrección de su vida.

La buenas noticias que le traigo:

es la segunda vida; esta segunda vida la obtiene resucitando.

3. Dios mantiene una causa solo para proveer resurrección

¿Cómo saber si una causa pertenece o no a Dios?

Ahora estos religiosos procuran matar a los apóstoles.

Ellos quieren matarlos porque de lo contrario van a continuar expandiendo sus ideas, continuar y continuar.

Gamaliel toma la palabra y los exhorta: «Despacio, no maten a esos hombres» (paráfrasis de predicador).

¿Por qué razón la causa de Teudas no triunfó? Porque Teudas pensaba que era alguien.

Un proverbio en la Biblia reza así: «La soberbia precede a la caída».

Y el tal Judas, ¿por qué fracasó? Porque ninguna causa de rebelión por la rebelión va a prevalecer.

Aquí hallamos dos principios bíblicos:

Primero: las causas que Dios persigue no suscitan rebelión por la rebelión.

Segundo: Son bienaventurados los que luchan por la justicia; porque han formado criterios para discernir dónde existe injusticia para proveer resurrección.

4. Dios provee resurrección para transformar a la persona

Algunos cambios pueden parecer congruentes con una convicción, pero tras un minucioso análisis descubrimos que no son más que cosméticos. Versículo 40

Gamaliel les habló con verdad: «si es de Dios, prosperará».

Ellos se convencieron, mandaron llamar a los discípulos y los azotaron.

«¡Ah! —pensaron— Hemos cambiado.

Antes los íbamos a matar, ahora solo los vamos a castigar». Pero por dentro desean matarlos.

«Mas ahora que el Espíritu de Dios nos tocó tan solo les daremos un escarmiento» (paráfrasis de predicador). ¡Puros cambios cosméticos!

En otras palabras, este no fue un cambio de carácter. Fue puramente circunstancial, oportuno.

Este es el cuarto principio:

Dios desea transformar al ser humano, someterlo a un proceso de cambios en su vida que lo lleven a «ser» diferente.

No se trata de establecer categorías de personas, clasificadas por sus prácticas o hábitos.

Esos son mecanismos religiosos.

El mensaje del evangelio quiere tocar esas áreas de mi vida que he mantenido escondidas para que nadie las critique y que, en determinada prueba, quedan al descubierto tal como quedaron expuestos los religiosos que siguieron mostrándose con la misma crueldad con que siempre habían actuado. No los mataron, pero decidieron torturarlos.



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5. Dios perfecciona la resurrección de sus hijos cuando sufren por Su nombre

¿Qué celebraron los discípulos cuando salieron en libertad? ¿Cuál fue su oración en aquella ocasión? Salieron alegres por ser considerados dignos de ser humillados, de haber sido torturados en el nombre de Jesús. Versículo 41.

¿Cuál es el principio acá?: La grandeza de una causa se determina no por lo que sus seguidores lucren de ella, sino por su disposición a pagar el precio.

Pedro y Juan se abrazaron, también Mateo, y Felipe se les unió, y exclamaron:

«gracias Dios porque nos consideraste dignos de que sufriéramos por tu causa» (paráfrasis del predicador).

Hoy día los cristianos habrían agradecido porque Dios dirigió a Gamaliel para convencer a los religiosos de que no los mataran.

Los cristianos hoy quieren seguir la causa de Cristo pero sin padecer y, por supuesto, con muchas bendiciones.

Recuerdo bien, cuando yo me iniciaba en el ministerio, la exhortación que mi mentor me dio a fin de que permaneciera enfocado en los motivos de Cristo:

«Yo no doy cinco centavos por un hombre que lucra con las ideas que defiende».

Quien legítimamente resucita en Cristo no persigue otro motivo que ser considerado digno de padecer por Cristo; en ese padecimiento la resurrección que Dios nos da encuentra su mayor expresión.

Mi pregunta para usted es:

¿estaría dispuesto a agradecer a Dios porque él lo colocó en el lugar de aquellos que son dignos de sufrir por la causa del nombre de Jesús?

Conclusión

Con la lectura de este pasaje resulta claro que Dios es un Dios prioritariamente interesado en la resurrección.

Su poder resucitador no se observa solo en que levantó a Jesucristo de entre los muertos, sino en que ha declarado a su Hijo Príncipe y Salvador precisamente porque está comprometido en resucitar a todo aquel que cree en él, sin importar cuán infame sea el pecado del cual se arrepiente.

Así que, si Dios te ha resucitado en Cristo, con toda seguridad sabrás luchar a favor de la justicia y llevar resurrección donde te encuentres, aun cuando signifique padecer por la causa de su nombre.