A mi pareja se le termino el amor

A mi pareja se le termino el amor
Por Alejandra Stamateas.
Isaías 43:25 "Yo soy el que por amor a mí mismo borra tus transgresiones y no se acuerda más de tus pecados".

El amor en la pareja se puede terminar. Tanto el hombre como la mujer pueden decir: "Ya no te amo más"; "no siento más amor por vos". También es posible que ambos ya no sientan más amor.
Tres motivos por los cuales se puede terminar el amor en una pareja.
¿Alguna vez se te terminó el amor que sentías por tu pareja? ¿Cuáles fueron las señales que te indicaron que tu amor se estaba agotando? Quizás sentías ganas de aislarte o no querías volver a tu casa o compartir una cena. ¿Trataste de resolver los conflictos para que la pareja siga funcionando? ¿Qué sensación te generó internamente no sentir amor por la otra persona? Quizás hayas creído que eso sucedió porque no lo pusiste a Dios en primer lugar. Tal vez ambos no se hayan puesto de acuerdo y por eso nada funcionó. ¿Creés que te podrías enamorar de nuevo de la misma persona?, ¿y de otra?
1. Desilusión
Uno de los motivos que llevan a que el amor se termine es la desilusión. Si hay una desilusión en la pareja es porque primero hubo una ilusión. Una de las ilusiones más comunes que tenemos las mujeres cuando entablamos una relación de pareja es creer que el otro es perfecto física, emocional, intelectual y espiritualmente. Al principio de la relación, en la fase del enamoramiento, esto es perfectamente normal. Luego se pasa a la etapa del amor en la que sobreviene una desilusión ya que uno conoce al otro tal cual es, con defectos y virtudes. El gran problema radica en que muchas mujeres siempre se quedan con la imagen inicial del hombre perfecto y convierten a ese hombre en su dios. ¿Te pasó alguna vez?
Cuando expresás frases como: "No puedo vivir sin él", es porque transformaste a tu pareja en un dios. Tanta es la necesidad de seguridad que tenés, que querés que ese hombre sea un dios, porque si le encontrás alguna falla y notás que no es perfecto, vas a sentirse insegura. Con el tiempo te vas dando cuenta que tu pareja de dios no tiene nada, y como te negás a aceptar esa realidad surge un gran conflicto. Te desilusionás porque descubrís que te fue infiel, que te mintió, que tiene un apego emocional excesivo con sus padres o que no le gusta trabajar. Si no sabés de qué manera manejar eso es muy probable que el amor se vaya apagando hasta que termine por morirse.
Tenés que saber que los seres humanos nunca vamos a ser Dios, y que por tal motivo, nunca tenés que colocar en ese rol al hombre que esté a tu lado. Por otro lado, pensá que para la persona que debe asumir el rol de Dios también es muy difícil intentar ser perfecto las veinticuatro horas del día. Precisamente este es el motivo por el que muchos hombres se agotan y deciden terminar la relación.
¿Cómo se soluciona este problema? Hay una frase que siempre suelo decir: "Esto es lo que hay". Tenés que aprender que la etapa de enamoramiento no dura más de seis meses y una vez que pasaste esa fase ya te tenés que haber desilusionado y conocido los aspectos buenos y malos de tu pareja. Si ese hombre te fue infiel a la semana de haberse conocido, tenés que entender que no te amó nunca. Recordá que el enamoramiento en la pareja dura aproximadamente seis meses y luego se pasa a la fase del amor. Esta segunda etapa es también maravillosa porque ves al otro tal cual es. Ya no te desilusionás porque no querés un dios para vos sino un ser humano común y corriente. Entonces, tu pareja y vos tienen que decir: "Esto es lo que hay. Nos damos la mano porque tenemos un solo Dios en el cielo y dentro de nuestro corazón, pero ninguno de nosotros dos somos Dios".
Es fundamental que conozcamos al otro como realmente es. Culturalmente a las mujeres nos enseñaron que nuestra pareja tenía que ser el galán de las telenovelas, del amor romántico, y por eso muchas veces mantenemos esa ilusión a lo largo de toda nuestra vida. Cuando después de años nos damos cuenta que ese hombre no es perfecto nos invade la angustia y decimos: "¡No lo amo! Yo quiero al dios, no a este hombre que no es perfecto, que tiene problemas". Y cuando hablo de problemas no me refiero a que tu pareja te sea infiel o te mienta, en cuyo caso sí debés alejarte, sino de conflictos comunes y corrientes como usar las medias rotas o que no quiera salir mucho. Tu pareja no es dios sino un ser humano que a veces está deprimido, otras veces, contento y en ocasiones no sabe cómo lidiar con las adversidades o quizás no tenga ganas de hacerlo en ese momento. Cuando te desilusiones tenés que darte cuenta que tu pareja no es un dios y empezar a valorar todo lo bueno que tiene como ser humano.
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2. Desgaste.
Esta es otra de las maneras en que se puede morir el amor en la pareja. El desgaste va ocurriendo a lo largo de la relación cuando ya no se aporta nada a la misma y sentís que te quedaste estancada. Tal vez al principio salían, hacían lo que a ambos les gustaba, se animaban a nuevas experiencias, pero luego dejaron de aportar algo nuevo a la pareja y todo se volvió una rutina monótona. Esto sucede particularmente con muchos hombres que no se hacen cargo de que han formado una pareja. Si sos responsable de haber formado ese vínculo, tenés que trabajar en él, y agregar cosas nuevas y sanas para fortalecerlo. Si no aportás nada, esa pareja se queda sin provisiones, sin recursos, y solo se alimenta de aquello que se había vivido al principio. Cuando eso se acabe, el desgaste va a ir apagando el amor. ¡Hacé algo nuevo en tu pareja! ¡Hacete cargo de enriquecer tu vínculo! Hay personas que se lamentan: "Y bueno... ya se nos terminó el amor", y eso se debe a que no pelearon por ese amor y todo se transformó en una rutina: apenas se saludan, ya no te arreglás más, no te depilás y ni vas a la peluquería. Muchos hombres disimulan su disgusto diciendo: "A mí no me importa que te arregles", pero en realidad sí se preocupan y llegado el caso, van a buscar a otra mujer que sí quiera ponerse bonita. ¡Arréglate!
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3. Miedo.
El miedo es el tercer motivo por el cual se produce el desgate del amor en una pareja. Hay mujeres y hombres que entablan una relación sin haber sanado sus heridas del pasado. Cargan con dolores, rechazos o frustraciones emocionales que no les permiten "soltarse" con su pareja. Tienen miedo a que los vuelvan a herir. Cuando intentan entregarse totalmente a ese amor siempre tienen sus "peros": "Esto sí pero hasta acá"; "esto sí, pero con cuidado"; "esto lo voy a hacer pero no me lo pidas". Tarde o temprano uno de los dos se termina cansando de esos miedos que tiene el otro.
¿Qué podemos hacer con los miedos? Identificá cuáles son los miedos que no te permiten disfrutar el amor en pareja y buscá ayuda para superarlos y lanzarte a esta nueva relación.
Tener una pareja implica trabajar por ella y hacerte responsable de que un día decidiste formarla. De la misma manera que cuando alguien tiene un hijo se hace cargo de él, también tenés que responsabilizarte de que el amor en tu pareja crezca hasta su máximo potencial. ¡Dios nos hizo para estar en pareja!
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Cinco formas de mantener viva la llama del amor en una pareja.
1. Confiar plenamente en el otro.
La confianza debe ser recíproca. No se trata solamente de confiar en que el otro no te va a ser infiel sino también de brindarle confianza para que pueda confiar en sí mismo: "Yo no solo confió en vos sino que te ayudo a que tengas confianza en vos mismo". Una pareja que se motiva mutuamente mantiene viva la llama de su amor. Si el otro no confía en sí mismo, se genera un vínculo de dependencia en el que suelen pronunciarse frases como: "Si vos no estás me muero"; "si no me decís algo lindo, ¿quién me lo va a decir?
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2. Empatizar, ser cómplices.
La empatía es una capacidad que debemos desarrollar. Empatizar implica ponernos en el lugar del otro, alegrarnos cuando a nuestra pareja le va bien, sentir su dolor cuando está pasando por un problema y ser solidarios. Asimismo las complicidades en el vínculo hacen que el fuego se mantenga ardiendo. Ser cómplices supone tener códigos privados, íntimos: guiños de ojos o algún gesto facial cuyo significado solo conoce la pareja.

3. Ser auténticos.
Tenés que confiar en la otra persona para mostrarte tal cual sos. La mentira y el ocultamiento hacen daño a la pareja. Muchas mujeres expresan: "Prefiero no hablarle de ciertos temas porque lo ponen mal", "hay situaciones que no le cuento porque es muy celoso", "mejor que no se entere que compré esto". No podés fingir ser una persona que no sos frente a tu pareja. Para que tu pareja funcione tenés que mostrar tu verdadera identidad. Necesitás relajarte y no estar pendiente de qué va a pensar el otro o cómo va a reaccionar. Desafortunadamente, muchas mujeres viven la vida de pareja tensionadas por el dolor y miedo que les genera mostrarse tal cual son. Para que una pareja triunfe no tenés que tener miedo de mostrar tu verdadera identidad.

4. Saber discutir.
Cuando dos personas se aman ambas están en la misma vereda. Pueden opinar diferente o tener ideas distintas, pero están caminando por la misma senda, están uno a favor del otro, son aliados y no enemigos. A la hora de discutir tenés que aprender que el límite de una discusión es el dolor del otro: "Yo llego hasta acá porque sé que si te digo esto te va a doler". ¡Tenés que saber autolimitarte! Cuando se llega a cierto punto en una discusión tenés que encontrar una solución en la que no haya ni ganadores ni perdedores. En ese momento tenés que decir: "No te voy a herir con esa palabra. No te voy a recordar ese pasado que tuviste en tu vida porque sé que te va a traer angustia, sé que te voy a hacer mal. Acá se termina la discusión, lleguemos a un acuerdo porque no quiero volver a lastimarte".
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5. Tener un profundo sentido de dignidad personal.
No tenés que dejarte vaciar por el otro. Hay muchas mujeres que han dado en exceso, que se dejaron vaciar por un concepto erróneo del amor. Hay personas que no tienen la capacidad para amar y lo único que hacen cuando se acercan a tu vida es lastimarte. ¿Viviste alguna vez una experiencia así? Hay hombres con los que nunca vas a poder negociar porque te van a terminar destruyendo. ¡Alejate de ellos! No les creas cuando dicen que van a cambiar, que todo será diferente. Un ejemplo de este tipo de individuos lo constituye es el narcisista. Un hombre narcisista piensa solamente en él. No le importa que llores, que tus hijos no tengan para comer o que estés herida por sus agresiones porque es un psicópata.
Un hombre te puede decir: "Se me terminó el amor, pero te sigo respetando y queriendo. Hemos compartido cosas juntos, pero hasta acá llegó el amor porque no nos hicimos responsables de cuidarlo". Si, por el contrario, tu pareja te dice: "No te amo porque sos fea y no servís en la cama. Nunca vas a crecer, siempre vas a ser la misma tonta", lo único que quiere ese individuo es herirte. Cuando una persona siente desprecio por otra ya no hay nada que se pueda hacer. No intentes nada porque vas a perder el tiempo.
Aprendé a negociar con vos misma y nunca pierdas el amor que te tenés. ¡Eso jamás es negociable! Ningún amor va a poder llenar nunca el vacío emocional que haya en tu vida. Si existe un vacío es porque te falta amarte a vos misma. No busques que una pareja llene tu vacío emocional porque si no vas a terminar diciendo: "Sin él me muero"; "sin él no soy nada"; "si él se va, me mato".
Hace un tiempo leí una frase que un hombre le dijo a una mujer, quiero compartírtela porque me pareció maravillosa: "No puedo estar más con vos porque yo no puedo satisfacer el desprecio que vos te tenés a vos misma. Te odiás mucho y yo no puedo suplir todo el amor que necesitás frente a tanto odio". A veces nos pasa que tenemos tanto vacío, insatisfacción interna y desprecio hacia nosotras mismas que el otro no puede darnos todo lo que necesitamos. Cuando recuperes el amor por vos vas a poder recuperar luego cualquier amor que haya a tu alrededor. ¡Amate!

El versículo de Isaías dice: "Yo soy el que por amor a mí mismo borra tus trasgresiones". Dios te está diciendo: "Te perdono a vos porque me amo mucho a mi mismo, y como me amo tanto, no quiero sufrir con tu dolor". El Señor nos enseña con este pasaje que primero tenemos que aprender a amarnos a nosotros mismos, porque si lo hacemos, vamos a poder perdonar cualquier cosa y recuperar cualquier amor en nuestra vida. ¡Tenés que amarte a vos misma!
La Biblia dice que el amor nunca deja de ser, es decir que no depende del otro sino que lo tenés vos. Esto significa que cuando dejás de amar o cuando te dejan de amar, el amor sigue estando dentro de vos. Podés retenerlo o soltarlo, pero el amor nunca deja de ser. Muchas veces cuando alguien no nos ama más o cuando dejamos de amar, las mujeres buscamos desesperadamente alguien a quién poder brindarle nuestro amor. Decimos: "Tengo que encontrar una pareja que me ame, alguien que me diga lo que necesito y me acompañe toda la vida". Parece que el amor nos duele y nos quema tanto que queremos desparramarlo ansiosamente hacia algún lado y así tratamos de conseguir un hombre cuanto antes. Sin embargo, para que puedas conseguir un verdadero amor primero tenés que volver ese amor que nunca deja de ser hacia vos misma.
En ocasiones es tanta la necesidad que tenemos de desparramar el amor hacia afuera que decimos: "Yo necesito amar a un hombre. No importa lo que me haga, que no me quiera o que me traicione: yo necesito darle mi amor". Pero Dios nos dice: "Replegá el amor en vos porque hay algo tuyo que todavía no te enamoró así que volvé ese amor que nunca deja de ser hacia vos misma". Cuando te ames a vos misma por ese amor vas a poder amar, respetar y perdonar a los demás que también son imperfectos.
Con frecuencia recibo correos de mujeres que me cuentan que están esperando que sus parejas decidan si se van a quedar con ellas o si se van a ir con otra. Es tremendo que la decisión de amar no esté en ellas sino en el otro. Estas mujeres les entregaron a esos hombres el poder de decidir cómo va a ser su vida. Ellas no deciden porque no han podido replegar el amor hacia adentro. ¿Cuándo dejaste de amarte y de respetarte como mujer? ¿Cuándo pusiste tu vida en las manos de otro que creés que es Dios? ¿Cuándo decidiste que el otro te indicara el camino por donde tenías que caminar? Todas estas preguntas tienen una única respuesta: el día en que no supiste replegar el amor que nunca deja de ser hacia vos misma.
Necesitás saber que el día que empieces a amarte a vos misma va a ser el día en que descubras el amor que Dios te tiene. Cuando unas tu amor con el amor que el Señor te tiene nadie te podrá dar instrucciones y dirás: "Yo decido y dirijo mi vida porque soy adulta. Me amo tanto que no voy a permitir que nadie decida por mí ni me desprecie".
Génesis narra la historia de Lea y Jacob. Se trata de una historia de desamor, porque Lea estaba muy enamorada de Jacob, pero él nunca la amó. Ella tenía, según dice La Biblia, "ojos delicados", cuya traducción es "ojos enfermos"; es decir, Lea padecía conjuntivitis a repetición. Además, Lea no era una mujer bella, agraciada, y todo esto hacía que a Jacob no le gustara. Pero como Lea estaba tan enamorada, decidió tomar un atajo y dijo: "Para que él se enamore de mí voy a darle hijos". Existen mujeres a las que no les importa que su pareja las ame, les sea fiel o las desprecie con tal de que vuelva a su casa y les provea el dinero para criar a los hijos. Lea nunca replegó el amor hacia sí misma sino que lo mandaba para Jacob y le daba hijos y más hijos, buscando así un atajo. Quiero decirte que Dios no es un Dios de atajos sino un Dios de caminos. No tomes un atajo porque Él tiene un camino para tu vida. Un día Lea se cansó y agradeció a Dios. Resulta interesante preguntarse qué era lo que tenía esta mujer que agradecerle al Señor. Físicamente no era atractiva, Jacob no la amaba, el padre la había vendido, la cultura la despreciaba y como si todo esto fuera poco, padecía conjuntivitis dos veces por semana. Ella le agradeció a Dios porque tomó la decisión de dejar de brindar el amor hacia afuera y empezó a dárselo a sí misma. De esta manera comenzó a reconocerse como una mujer valiosa y digna. Lea reconoció su lugar, su territorio y dijo: "Lo que hice ya está hecho. Pero desde ahora nunca más voy a estar detrás de ese hombre. Cuando me empecé a amar me encontré con el amor de Dios". Cuando el amor hacia sí misma y el amor que Dios le tenía se juntaron, hicieron que Lea se viera como una mujer maravillosa y por eso ella le dio gracias a Dios.
¡Empezá a amarte! Por ese amor a vos misma vas a encontrarte con el amor de Dios, por ese amor a vos misma vas a crecer, por ese amor a vos misma vas a perdonar y por ese amor a vos misma vas a poder amar a otras personas.
Dios te dice: "Por amor a mí mismo te perdono tus transgresiones. Porque me amo no quiero verte sufrir, y es que si vos sufrís, yo sufro. Como no quiero sufrir, te perdono, borro tus transgresiones y no me acuerdo más de tus pecados". Replegate y encontrate con el amor: el amor hacia vos misma y el amor de Dios. Amén.