El mundo entero demanda el servicio

La grandeza en el servicio

Pero él les dijo: Los reyes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que sobre ellas tienen autoridad son llamados bienhechores; mas no así vosotros, sino sea el mayor entre vosotros como el más joven, y el que dirige, como el que sirve.

(Lucas 22:25-26)

Reflexión: El mundo entero demanda el servicio, incluso el ámbito de los negocios lo ha entendido y ha incorporado en algunos de sus procesos el valor del servicio al cliente, y con ello tratan de vencer a sus más cercanos competidores con mejores servicios para ganar el favor de sus usuarios. Sin embargo, cuando el Señor habla de servicio, va más allá de una simple oferta y demanda, Él quiere que verdaderamente les sirvamos a otros por amor y no por alcanzar el favor de los demás. El prestar un servicio está en el corazón de un cristiano verdadero, el mismo Jesús cuando estuvo en la Tierra nos dio este ejemplo cuando dijo en Mateo 20:28 “como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos.” En Lucas 22:24-30 leemos un extraordinario relato que ofrece el Señor sobre la verdadera grandeza cristiana, donde les explica a sus discípulos que aunque el mundo mide la grandeza según el ejercicio de poder y autoridad entre su pueblo, para el cristiano es todo contrario, entre nosotros “el que dirige es aquel que sirve”, tal como se aprecia en Lucas 22:26 “…sino sea el mayor entre vosotros como el más joven, y el que dirige, como el que sirve.” Un verdadero líder en las filas de Cristo no es aquel que tiene rango, título y hombres a su mando, sino es aquel que no mira por lo suyo propio sino por el de los demás, quien es amable y bondadoso con todos, que piensa en todos, con una mano dispuesta a ayudar. Las verdaderas pruebas de la grandeza cristiana se miden por una disposición humilde a hacer algo en pro del crecimiento de la obra de Dios y a poner nuestras manos en cualquier buena obra. No dejando de lado el deseo alegre de servir en cualquier puesto por humilde que sea, si con ello promovemos el bienestar de los demás, y aun cuando el mundo pueda ridiculizar tu trabajo y negar la franqueza de tus motivaciones Dios se complace en tu servicio. Dios te Bendiga.

Juan Suárez Arencibia