"VETE, Y NO PEQUES MÁS"

"Vete y no peques más".    (Jn. 8.11).

Disciplina espiritual contra el pecado.

    Muchos tratan de elavorar una respuesta para estas palabras de Jesús como si él mismo no supiera que ella volvería a pecar. ¿Qué pudo haberle dicho el Señor? "Ni yo te condeno, vete y no vuelvas a caer en esto".  La gente sin darse cuenta miente a cada rato pero adulterar es grave, no es asunto solo de fin de semana. La mujer reconoció a Jesús como "Señor", y Jesús se dio cuenta de eso y sólo Jesús sabía porqué ella había caído en esa situación.

   El pecado es una realidad con la cual tropezamos siempre y realmente por ser así deberíamos tener los creyentes en Cristo una estrategia para hacerle frente al pecado y no dejarnos nosotros mismos a la deriba de lo que puede pasar.  ¿Por qué no desarrollamos la disciplina espiritual de no pecar? o será que no hemos descubierto esto; si Jesús dice "No peques más" es porque Jesús sabe que se puede hacer. Es un mandato para ella y para quieres leemos esas palabras, es ponerle un freno al pecado. Nosotros no pecamos porque somos pecadoes sino porque tenemos una naturaleza caída. Nuestros pecados fueron perdonados en la cruz pero nuestra naturaleza pecaminosa sigue igual, no fue anulada.

Disciplina en la Torá o Ley. "Asegúrate de que ningún pensamiento malvado entre en tu mente diciendote: el séptimo año, el año de perdonar las deudas está cerca y mires a tu vecino pobre de manera hostil y no le das nada, pues él se quejará de tu conducta ante el Señor, y se te encontrará culpabble de pecado" (Dt. 15.9 PDT).  Otra cosa que ocurría con esto era perdonar al prójimo hasta llegar la fecha del próximo año cuando se podía hacer antes.

Disciplina de Jesús. La disciplina de no pecar estaba definida siglos atrás en el AT. Jesucristo dice, "No peques más" y se refiere a ponerle un freno al pecado porque él nos creó y sabe que sí se puede. Jesús se refiere a esto mismo en el Sermón del Monte y precisamente se refiere al pecado de adulterar, cuando dice, "Así que si tu ojo derecho te hace pecar, sácalo y tíralo..." (Mt. 5.29 PDT). El mandamiento consiste en dejar de pecar lo cual se puede hacer.

Disciplina de Pablo. Pablo nos exhorta a tomar esa disciplina de no pecar. "Bueno, ahora qué vamos a decir? ¿Será que debemos seguir pecando para que Dios nos perdone aun más? ¡Claro que no!  Ya hemos muerto al pecado, asi que no podemos seguir viviendo en el pecado" (Rom. 6.1-2 PDT). La RV1960, dice "Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en  él?"; es una manera de aprender a estar muertos para no pecar. Hoy en día sabemos que la mente o el cerebro envía las órdenes al cuerpo para sentir o hacer algo; si sentimos un olor agradable de carne al fuego, el cerebro manda a nuestro estomago de tener apetito pecisamente de esa carne. La orden va hacia el estomago porque se trata de comer carne. La orden no puede ir al oído porque no se trata de oir sino de comer. Cuando se ve a alguien con deseo sexual esa orden llega al corazón porque allí radica esa clase de deseo.  Entonces Jesús y Pablo tienen razón porque se trata de poner freno a la inmoralidad, un freno al deseo inapropiado.

Disciplina de Job.  Se cree que Job fue un personaje de mucha antigüedad o antes de Abraham o fueron contemporaneos; Job siendo tan antiguo puso en pracrica el principio o la disciplina de no pecar de la cual nos habla Jesús y Pablo. "He hecho un pacto con mis ojos; ¿cómo, pues, hubiera podido fijar la mirada en una virgen?  ¿Cuál sería entonces la porción que Dios me daría desde arriba, la heredad que da el todopoderoso desde lo alto?  ¿Acaso no ve él mis caminos y todos mis pasos? (Job 31.1-5. RV2015).

¿Por qué debemos desarrollar una disciplina contra el pecado? la respuesta es obvia, porque en Crisro somos una nueva criatura. Tenemos al Espiritu Santo y nuestra mente debe sujetarse a él. No puede haber fruto del Espíritu si nuestra mente tiene otros intereses, —este es el concepto de carnalidad, no tener los mismos intereses—, no responde a la voluntad de Dios. Ahora, segun nuestro interés, el Espíritu Santo sí nos ayuda a desarrollar la disciplina de no pecar, en otras palabras, ponerle un freno al pecado favorito.